Interesante análisis del periodista y escritor Ignacio Montes de Oca en su hilo de tweets del 10 de mayo.
IGNACIO MONTES DE OCA
Se evaporaron millones de dólares en vacunas contra el COVID y pareciera que nadie se dio cuenta. Hablemos de información opaca sobre contratos, de un faltante de dosis que nunca se reclamaron a Rusia y plazos que están vencidos hace meses. Y de socios incumplidores.
De acuerdo a la información oficial del gobierno argentino, hasta el día de hoy llegaron 116,8 millones de dosis de las distintas variantes de vacunas. Vamos a concentrarnos en la Sputnik rusa porque allí surgen una discrepancia millonaria y plazos que nunca se cumplieron.
El último reporte del Ministerio de Salud del 30 de marzo informa que el total de Sputnik entregadas es 14.683.210 dosis. (10.490.055 componente 1 y 4.193.155 componente 2), y 6.296.125 producidas en la Argentina por el laboratorio Richmond. Acá nacen los problemas.
El total de dosis contratadas es de 30 millones a un costo unitario de 9,95 dólares. Restando las entregas, queda un saldo de 15.316.790 que nunca llegaron. Expresado en dólares, representan 145.995.240 dólares. Es una operación especial de prestidigitación.
El acuerdo original preveía que la entrega de 20 millones de dosis se cumpliría en enero de 2021. Luego se amplió el acuerdo para incorporaron 10 millones de dosis adicionales y el plazo se estiró a julio. Hoy estamos cada vez más cerca del año de vencimiento de esa fecha.
¿Cuánto se pagó de los 298 millones acordados? No lo sabemos porque se estableció que los contratos son secretos tanto en los términos acordados como en los montos a pagar. Tampoco hay facturas emitidas que se hayan hecho públicas. Pero podemos inferir por datos indirectos.
No podemos acceder al contrato argentino, pero si al que firmó Eslovaquia en donde se expone el método de pago. Nada indica que Argentina haya firmado un convenio diferente, se trata de un contrato estándar. Allí se especifica que el envío se hace una vez realizado el pago.
En julio de 2021, la asesora de presidencia y enlace con el Instituto Gamaleya, Cecilia Nicolini, le escribió un mail al director de ese instituto. Anatoly Braverman, en el que le reclamaba el envío de millones de dosis comprometidas. Tenemos una pista para empezar.
Si la asesora estaba reclamando los 11 millones de dosis, entonces significa que el pago ya estaba realizado y esta suposición se refuerza porque la funcionaria aclaró que el mensaje se originaba en retrasos en los envíos, que a la fuerza se programan luego del pago.
Es una pena que durante su visita a Moscú en febrero el presidente Beto no haya incluido en la agenda un reclamo por las dosis retrasadas. Lo acompañó Cecilia Nicolini, que conoce los pormenores del caso. El 22 de enero, ya había viajado la ministro Vizzotti a visitar al Gamaleya.
No solo no se denunció el incumplimiento -a esta altura de 2022 los plazos están mas que vencidos- sino que además se planteó profundizar la cooperación en el campo de las vacunas y hasta trabajar en conjunto para que la ONS autorice el uso de la Sputnik. Asombroso.
Pero además el acuerdo original son Rusia no establecía la producción local, por lo que la iniciativa del laboratorio Richmmond tiene que tener a la fuerza un contrato diferente al firmado con el Gamaleya.
El Fideicomiso no tiene participación rusa: fue lanzado por una consorció de empresas de España, China, Panamá y México. Resulta difícil sostener que vaya a financiarse con fondos que por contrato ya fueron asignados a Rusia. Es todo muy confuso tirando a opaco.
De hecho, al constituirse el Fideicomiso Proyecto Vida por 85 millones de dólares para levantar un laboratorio para fabricar la Sputnik, en la oferta se consignaban acuerdos de venta de la vacuna como parte del negocio. Como se diferencian los fondos a recibir, es un misterio.
Porque el acuerdo de fabricación implica una participación del Gamaleya como proveedor del principio activo y el incumplimiento del contrato original debiera afectar a su funcionamiento tanto como la falta de aprobación de la vacuna por parte de la OMS. El misterio es absoluto.
Respecto a las otras vacunas, las diferencias no son tan agudas. De Moderna faltan 5,3 millones de dosis (cubiertas en 3,5 millones donadas por EEUU. De Cansino 3.696.000 dosis. Sinopharm, AstraZeneca y Pfizer completaron la entrega. El problema, es la Sputnik.
Es decir que, a causa del secreto en torno a los contratos, no podemos saber a cuanto asciende el monto de dinero pagado por la vacuna rusa, pero si tenemos la certeza que los plazos anunciados y las cantidades prometidas nunca se cumplieron al verificar las dosis recibidas.
No es un tema menor, tanto por los 145 millones de dólares en juego como por los 130.000 muertos que quedaron en este juego de preferencias políticas a la hora de elegir proveedores. El presidente, su vice y los ministros de salud saben que sucedió realmente y nadie les pregunta.
PS: no nos olvidamos del tema de las vacunas. Son una piedra que cargamos y que pesa cada vez más.
