Olvidando China, los demás países se han centrado en los errores de sus propios gobiernos en la gestión de la pandemia
JOHN CARLIN/LA VANGUARDIA
China inspira poco amor. No me refiero al grueso de los chinos. Tendrán sus alegrías y sus penas, como todos. Tampoco me refiero a la muy respetable contribución histórica china a la civilización. Inventaron, entre otras cosas, el papel, la imprenta y (gracias) la pólvora. Cuando digo China me refiero al régimen chino de hoy. El Partido Comunista de China no es un motor para el bien en el planeta Tierra. No olvidemos, ni hoy ni nunca, su enorme cuota de culpa por el dolor y la miseria que ha causado el coronavirus.
Olvidando China, los demás países se han centrado en los errores de sus propios gobiernos en la gestión de la pandemia. Varios partidos de oposición, donde los hay (en China no), han utilizado el virus para buscar ventajas electorales.
Muchos individuos nos hemos quejado amargamente. Y sin duda muchos gobiernos hicieron las cosas mal: tomaron medidas tardías, o exageradas, o no lo suficientemente rigurosas. Nadie puede envidiar, sin embargo, a aquellos que tuvieron que decidir cómo enfrentarse a un enemigo tan tramposo y desconocido.
Todos nos hemos equivocado. Muchos, como por ejemplo yo, nos equivocamos al principio en cuanto a la dimensión y la letalidad de la pandemia. Pero los gobiernos han sido el principal objeto de ira. Así es la vida: aceptas la responsabilidad, acepta las consecuencias.
A no ser que seas el Gobierno chino, el malo más malo de esta película, el que se merece más rabia. Donald Trump decía muchas tonterías, pero no cuando hablaba del “virus chino”. China fue donde se originó la pandemia, esto no está en cuestión.
La única duda es si el bicho se escapó de un laboratorio en Wuhan o si emergió de la selva a la ciudad. Nadie lo sabe salvo el Gobierno chino. Niegan la versión de que todo partió de un accidente en el Instituto de Virología de Wuhan. Pero eso no significa nada. Si fuera verdad, obviamente lo negarían.
Si fuera verdad, el Gobierno chino sería el responsable de uno de los encubrimientos criminales más atroces de la historia. Como cuando uno causa un accidente de tráfico en el que alguien muere y huye de la escena. Solo que en este caso el número de muertes supera los tres millones.
Pero aunque Dios mismo confirmara que el virus llegó a un mercado en Wuhan a través de un animal salvaje, no cuela el argumento de que el Gobierno chino fue otra inocente víctima más del azar o de la naturaleza.
Primero, el régimen comunista chino tiene un sistema educativo al que definiríamos mejor como un lavado colectivo de cerebro y ejerce un control orwelliano sobre su población. ¿No podrían enseñar en los colegios la elemental verdad científica de que comer pangolines no dota a los hombres de poderes mágicos sexuales? Y si eso es imposible, ¿no pueden prohibir que dichos animales se paseen por los mercados junto al arroz y la carne de pato?
La sorpresa hubiera sido si el Gobierno chino se hubiera comportado con un mínimo de humanidad
Segundo, sea cual sea la verdad de cómo el virus dio el salto al mundo, encubrimiento criminal sí hubo. El Gobierno chino respondió al brote inicial del virus más como un problema de relaciones públicas que como una emergencia sanitaria. Escondieron el riesgo que representaba. Silenciaron a los médicos que intentaron revelar lo que estaba pasando; detuvieron a otros que se atrevieron a contarlo.
Si a finales del 2019, durante las primeras tres semanas de la pandemia, las autoridades hubieran priorizado contener el virus en la región de Wuhan y alertar al mundo de lo que estaba ocurriendo, se habrían tomado medidas para frenar a los viajeros que transportaron la covid desde China a todos los continentes.
La sorpresa, claro, hubiera sido si el Gobierno chino se hubiera comportado con un mínimo de decencia hacia el resto de la humanidad, ya que de humanidad sabe poco. No olvidemos que hace medio siglo el Partido Comunista de China impuso una política económica que mató de hambre a millones de sus ciudadanos.
Hoy, sin cambiar de nombre, ha cambiado el comunismo por un capitalismo feroz, pero sin abandonar el principio de control de la población que ha caracterizado al partido desde tiempos de Mao. El estado policial chino fue descrito una vez como “una anaconda en el candelabro”. Te observa desde arriba y si discrepas de la autoridad que te exige, cae y te devora.
Para ser justos, el régimen chino no solo abusa de los suyos. Mantiene un salvaje aparato represivo contra los millones de creyentes musulmanes que habitan el nordeste del país; está descaradamente suprimiendo las libertades democráticas en Hong Kong; amaga con ir a la guerra para recuperar el control, perdido en 1949, de Taiwán.
Y el resto del mundo, ni pío. Lo previsible ahora sería lamentar la cobardía de nuestros gobiernos democráticos occidentales. Una vez más, es fácil criticar y difícil saber qué diablos hacer. Medio mundo está endeudado con China, sin excluir a España. China ofrece mano de obra barata para las grandes multinacionales y es el mercado más grande del mundo. Le damos un palo a China y nos lo damos a nosotros también.
Si China no fuera China, si tuviese el poderío económico de Perú o Ucrania o Tayikistán, hace rato que se le hubiera impuesto una montaña de sanciones. Pero nada de eso. Al contrario. China no solo no pagará ningún precio por la catástrofe que ha provocado, sino que saldrá beneficiada. Mientras los demás nos lamemos las heridas, la economía china ha crecido en un 18,3% en el primer trimestre de este año. Iremos a China a rogar, con más urgencia que nunca, que hagan negocios con nosotros.
Mientras los demás nos lamemos las heridas, la economía china ha crecido un 18,3% hasta marzo
Pero la riqueza china no es lo único que juega a su favor. Su sistema político ofrece otra arma. Si el coronavirus se hubiese originado en Estados Unidos o en Francia o en Alemania, y si cualquiera de esos gobiernos hubiese reaccionado con la misma mendacidad que China, se habría armado un escándalo histórico.
Los médicos y los científicos hubieran clamado al cielo; los medios se hubieran lanzado contra los culpables; el gobierno hubiera caído. En China alguien asoma la cabeza y se la cortan; aparece el máximo líder, Xi Jinping, en la calle y todo el mundo aplaude, como también le aplaudiría cualquier dirigente occidental que viajara hoy a Pekín a reunirse con él. Nos pegan, pero seguimos sonriendo, asintiendo con la cabeza y dando las gracias.
¿Qué pasaría en el poco probable caso de que se confirmara la teoría de que la pandemia tuvo su origen en el laboratorio de Wuhan? Nada. La imagen china sufriría otro revés, pero poco les importa eso a sus gobernantes, claramente.
La resignación es lo único que nos queda. Bueno, quizás haya una cosa más. No dejemos pasar la oportunidad, ya que no somos chinos y la tenemos, de chillar que el régimen comunista de Xi Jinping representa una vergüenza para la humanidad.
Revelación: Centíficos del laboratorio de Wuhan se enfermaron con síntomas similares al coronavirus antes de de la pandemia
WALL STREET JOURNAL
Beijing niega que el virus haya escapado del Instituto de Virología de la ciudad donde se originó el brote. Sin embargo, las evidencias son cada vez más fuertes y expertos piden una investigación a fondo sobre el tema.
No hay certezas sobre cómo se originó el coronavirus y cada vez son más las voces que piden una investigación a fondo e independiente que dé cuentas sobre este tema. China, mientras tanto, hace todo lo posible para entorpecer cualquier intento en busca de la verdad. Y Washington tiene sus ojos puestos en el asunto.
Recientemente, un informe de inteligencia de EEUU afirma que tres investigadores del Instituto de Virología de Wuhan se enfermaron en noviembre de 2019 y tuvieron que recibir atención hospitalaria. Esta información va en sintonía con los expertos que denuncian que el virus escapó del laboratorio en la ciudad china.
Según el informe, en 2019 varios científicos del laboratorio en Wuhan se enfermaron “con síntomas consistentes tanto con COVID-19 como con enfermedades estacionales comunes“.
La revelación de este episodio se da en vísperas de la 74º Asamblea mundial de la Salud (AMS, del 24 de mayo al 1 de junio), organizada por la OMS, en la que se discutirá, entre otros temas, sobre la necesidad de iniciar una nueva investigación sobre el origen del coronavirus.
La nueva revelación por parte de la inteligencia estadounidense aporta un dato clave: noviembre de 2019. Esa fecha es importante porque para el momento en el que los científicos del laboratorio de Wuhan enfermaron con síntomas similares al coronavirus, también para esos días se presentaron los primeros casos de covid-19 en la ciudad china. Beijing reportó el primer caso de una persona enferma el 8 de diciembre de 2019.
China se ha mostrado reacia a compartir información que permita a los expertos indagar mejor y saber cómo se originó esta pandemia que ha matado a casi tres millones y medio de personas en el mundo. Por ejemplo, Beijing no proporcionó los datos en bruto ni los registros del laboratorio de Wuhan sobre la extensa investigación que llevaron acabo sobre el coronavirus en murciélagos, informó The Wall Street Journal.
Martin Makary, un prestigioso médico, académico y profesor de la Universidad Johns Hopkins en EEUU, aseguró que es muy claro para él que el COVID-19 escapó de un laboratorio en Wuhan.
“The Wall Street Journal informa que los trabajadores de laboratorio del Instituto Wuhan de Virología se enfermaron en noviembre de 2019 y tuvieron que buscar atención hospitalaria. ¡Tenga en cuenta que los médicos de ese mismo hospital fueron detenidos por la policía!”, afirmó Makary en Twitter.
En esa misma línea, el empresario argentino Martín Varsavsky dijo en su cuenta de Twitter de que cada vez hay más evidencia que “el virus salió de aquí (Instituto de Virología de Wuhan)”.
Sin embargo, las autoridades chinas niegan que el virus haya escapado del laboratorio. Shi Zhengli, directora del Instituto de Virología de Wuhan, le aseguró al equipo de la OMS —que viajó a China a principios de año a investigar el origen del virus— que todo el personal del laboratorio había dado negativos en los test de anticuerpos contra el COVID-19.
Richard H. Ebright, biólogo molecular de la Universidad de Rutgers y experto líder en bioseguridad, dijo que “está claro que el Instituto de Virología de Wuhan estaba construyendo sistemáticamente nuevos coronavirus quiméricos y estaba evaluando su capacidad para infectar células humanas y ratones que expresan ACE2 humano”.
Miembros del equipo de la OMS ya sabían que algunos científicos chinos se habían enfermado en otoño, pero desestimaron que esto fuera por causa del coronavirus y lo atribuyeron a enfermedades estacionales.
“Hubo enfermedades porque eso es normal. Pero no hubo nada que se destacara “, dijo Marion Koopmans, una viróloga holandesa que hizo parte del equipo de la OMS, a NBC. “Quizás uno o dos. Ciertamente no es una gran cosa“, agregó.
No obstante, que varios miembros del laboratorio en Wuhan se hayan enfermado y presentaran síntomas similares al coronavirus (fiebre, dolor en el cuerpo y tos) en el mismo momento en el que el virus empezó a circular por la ciudad china, no deja de generar dudas. Sobre todo, cuando se sabe que Beijing persiguió y hostigó a todo aquel que intentó alertar sobre los primeros brotes de la enfermedad. Y China, como en tantas otras ocasiones, ocultó información vital sobre lo que ocurría dentro de su territorio.
David Asher, un ex funcionario estadounidense que dirigió un equipo que investigó los orígenes del coronavirus durante el gobierno de Donald Trump, dijo que dudaba que los investigadores del laboratorio se enfermaran debido a una gripe común.
“Dudo mucho que tres personas en circunstancias altamente protegidas en un laboratorio de nivel tres que trabajan con coronavirus se enfermen con influenza; que tengan que ir a un hospital (algunos en condiciones severas) y que esto no tenga nada que ver con el coronavirus “, dijo Asher. Y agregó que esos investigadores pueden ser ”el primer grupo conocido“ de personas que tuvieron covid-19.
Nicholas Wade, uno de los más respetados periodistas científicos del mundo, realizó la que es quizá la más completa investigación sobre el origen del coronavirus. Según el investigador, la teoría de la fuga de laboratorio del SARS-CoV-2 no solo es muy plausible, sino, de hecho, es la más probable.
“Me parece que los defensores de la fuga de laboratorio pueden explicar todos los datos disponibles sobre el SARS 2 mucho más fácilmente que aquellos que favorecen la emergencia natural”, escribe Wade en su artículo, publicado en el Bulletin of Atomic Scientists, una prestigiosa revista que trata temas relacionados con la seguridad mundial y las políticas públicas.
Además de explicar por qué lo más probable es que el SARS-CoV-2 sea un virus creado en laboratorio, la investigación de Wade también da cuenta de la increíble serie de falta de controles, conflictos de interés y complicidad tanto del régimen chino como del mundo científico, que siguen haciendo imposible determinar cómo surgió y comenzó a propagarse el virus entre humanos, algo vital para prevenir futuros brotes.
El principal argumento a favor de la teoría de un virus creado en laboratorio es, según Wade, claro: el patógeno fue desde el primer momento particularmente adecuado para infectar a los humanos, mientras que, por el contrario, hay poca o nula evidencia que muestre una evolución natural de un virus de los murciélagos a un virus que ataca a las personas.
Mientras que la pandemia sigue activa y el origen del virus permanece turbio, los miembros de la OMS se reúnen este lunes para hallar los medios de evitar otra catástrofe.
La 74º Asamblea mundial de la Salud, que se llevará a cabo como el año pasado en línea, “es sin duda una de las más importantes de la historia de la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, advirtió su jefe, Tedros Adhanom Ghebreyesus.