Más del 55% de la electricidad de la región se genera a partir de fuentes renovables, muy por encima del promedio mundial del 35%
FATIH BIROL* Y ALFONSO BLANCO**
Después de siete años de lento crecimiento, los países latinoamericanos experimentarán su mayor contracción en las últimas décadas como resultado de la crisis producida por la pandemia de covid-19, profundizando los problemas sociales y económicos que afectan a una buena parte de la población y, en particular, a los sectores más vulnerables y de menores ingresos.
A pesar de esta difícil y compleja situación, existen muchas razones para ser optimistas sobre el futuro de América Latina. La región tiene abundantes recursos naturales y una población joven y diversa. El sector energético podría ser uno de los motores de una recuperación sostenible, resiliente e inclusiva de las economías latinoamericanas.
La región es líder en el uso de energías renovables. Hoy en día, más del 55% de su electricidad se genera a partir de fuentes renovables, muy por encima del promedio mundial del 35%. El uso de energías renovables para el transporte en la región también está muy por encima del promedio. Esto se debe en gran parte a los proyectos pioneros de energía hidroeléctrica y biocombustibles, combinados con una tradición de políticas innovadoras y soluciones tecnológicas, como es el caso del modelo brasileño de subastas de energía renovable que, con algunas variantes, se han replicado en todo el mundo.
América Latina puede avanzar mucho más gracias a sus grandes recursos eólico y solar, y está empezando a hacerlo. Se están construyendo grandes proyectos solares en el norte de Chile y Argentina. Esos dos países, junto con Colombia y Brasil, apenas han aprovechado su enorme potencial de energía eólica. Otra evidencia de esto es la iniciativa de alcanzar una meta regional de capacidad instalada en Energías Renovables en América Latina y el Caribe (RELAC), liderada por Colombia, Chile y Costa Rica, que hasta el momento ha recibido la adhesión de 10 países. Aplaudimos y apoyamos esta iniciativa.
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Hoy, los gobiernos de América Latina enfrentan el desafío de trazar un camino seguro y sostenible para salir de la crisis de la covid-19 y conducir a sus ciudadanos, economías y sistemas energéticos hacia una base más estable. Se espera que la pandemia empuje a otros 16 millones de personas en América Latina a condiciones de pobreza extrema este año, elevando el total a más de 83 millones. Millones de latinoamericanos habitan viviendas precarias, a menudo sin acceso a servicios energéticos modernos como luz corriente y cocción limpia. Esto resalta la importancia de asegurar que las medidas de recuperación económica sean lo más inclusivas posible y beneficien a las poblaciones más vulnerables.
El Plan de Recuperación Sostenible de la IEA muestra cómo acciones gubernamentales enfocadas en el aprovechamiento y uso eficiente de los recursos durante los próximos tres años, pueden impulsar el crecimiento económico y crear puestos de trabajo, a la vez que se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se universaliza el acceso a la energía. Las medidas para brindar servicios energéticos modernos y eficientes pueden generar múltiples beneficios para los hogares, como una mejor calidad del aire en el interior de las viviendas y un mejor acceso a saneamiento.
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En América Latina, los esfuerzos de recuperación económica y social pueden encontrar en el sector energético una oportunidad para aprovechar de manera inteligente las fortalezas de la región. Las políticas y las inversiones para acelerar la transición hacia tecnologías energéticas limpias, asequibles y modernas pueden ayudar a generar empleos de calidad al tiempo que mejoran la competitividad de las economías y la productividad de los trabajadores.
El tratamiento de estos temas, con la seriedad y profundidad que se requiere, nos ha motivado a organizar de manera conjunta, una Mesa Redonda Ministerial de América Latina el 7 de octubre. El evento reunirá a ministros y otros líderes energéticos de toda la región para discutir cómo trazar su futuro de energía limpia, movilizar inversiones y fomentar la innovación de una manera que estimule el desarrollo económico y cree oportunidades para todos.
*Director Ejecutivo de la IEA (Agencia Internacional de la Energía)
**Secretario Ejecutivo de OLADE (Organización Latinoamericana de Energía).