El llamado cuarto caso de contagio de Covid-19 en San Juan, ha disparado una ola de estupor e indignación en una ciudadanía que venía cumpliendo con disciplina y voluntad su costosa cuarentena, tanto en lo espiritual como en lo económico.
La médica Laura Galván (ver toda la historia en el informe del diario Nuevo Mundo, que por gentileza reproduce Mining Press) no ha dejado nada por hacer para que su contagio llene de alarma a una provincia que venía exhibiendo el ratio envidiable de sólo tres casos confirmados, para lo cual en su momento se puso en punto muerto a toda la economía y la sociedad, una situación agobiante que ahora procuraba flexibilizarse.
El gobierno de Sergio Uñac, ha reaccionado con rapidez ante este lamentable derrape de la salud pública, denunciando penalmente a la doctora e iniciando sumarios, además de presentaciones a la prensa, en la que la ministra de Salud, Alejandra Venerando, ha deslindado cualquier responsabilidad. A pesar de la sospecha generalizada de que habría sido su vieja amistad personal la que posibilitó trasladar a la provincia al hermano de la médica Galván - el conocido tercer caso de coronavirus - en el avión sanitario provincial, desde Buenos Aires a San Juan, cuando éste ya mostraba evidentes síntomas de enfermedad, y recibirlo en el hospital sin el protocolo Covid-19.
La ministra cuestionada, para sorpresa de una comunidad en la que todos se conocen, ha negado cualquier vínculo con la médica procesada, lo cual a priori constituye un falso testimonio a la vista de todos.
Miles de indignados sanjuaninos han expresado su repudio por las redes a estos manejos y hubo una imporante protesta de cacerolas y bocinas, en la noche de este martes, exigiendo la renuncia de la Ministra de Salud.
Mientras tanto, el gobierno provincial ha tenido que desplegar un amplio operativo de localización y aislamiento de centenares de personas que podrían haber sido contagiadas por el andar mundano de la médica, en los departamentos Capital, Pocito y 9 de Julio, lo que incluyó, en lo que va del mes, la atención en consultorio de por lo menos un centenar de pacientes.
En sectores de la actividad privada, como la importante minería, unos de los pilares de los ingresos de la provincia, la acechanza de un brote de virus a raíz de estas chapuzas, es visto con preocupación. Empresas, sindicatos y trabajadores venían haciendo sobrehumanos esfuerzos desde el 20 de marzo para sostener producciones, fuentes de empleo y continuidad de proyectos.
Debido a una cadena de irresponsabilidades, San Juan podría tener, insólitamente, su “paciente 31”, término con el que acuñó la prensa mundial a la mujer coreana que contagió a miles por su irresponsabilidad. Por extraños designios de la inmunología personal y social, no todos los contagiados con coronavirus esparcen la enfermedad con igual virulencia. Hoy, gobierno y vecinos de la provincia cuyana prenden velas para que el caso Galván no se traduzca en un contagio masivo.
Por lo pronto, el reclamo ciudadano no cesa para que el gobernador sanjuanino aleje de su gabinete a la ministra de Salud, quien a la luz de todo lo sucedido ha demostrado que no reúne las condiciones profesionales ni éticas para permanecer un minuto más en su cargo.