Los países ricos en recursos naturales de América Latina jugarán un rol importante en el proceso de transición energética global. Sin embargo, deberán navegar por la transición enfrentando retos y oportunidades diversas.
Mientras Chile busca recibir los beneficios económicos de sus reservas de litio, Colombia avanza en el plan para la descarbonización de su economía. Por su parte, México quiere lograr una mejor gobernanza del sector extractivo y poner este tema en la agenda de los candidatos presidenciales, Perú busca lograr la estabilidad política necesaria para plantear propuestas que puedan ser beneficiosas para los ciudadanos, y los pueblos indígenas de la región piden ser escuchados e incluidos en los procesos que tendrán un impacto en sus territorios debido a la transición energética.
Transparencia en la información, participación ciudadana, fortalecimiento institucional, equidad y seguridad energética, son algunos de los ingredientes que debe tener la transición energética para que sea justa.
Así lo señalaron los entrevistados de Colombia, México y Perú que participaron en el Executive Course on Oil, Gas and Mining Governance in Emerging Markets (dictado en inglés) organizado por NRGI y la Blavatnik School of Government de la Universidad de Oxford.
En el curso del 2023, existió la oportunidad de conversar con especialistas de América Latina sobre el impacto de la transición energética en los países de la región.
¿SE PUEDE LOGRAR QUE LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA SEA JUSTA?
La transición energética global tendrá un impacto directo en los países ricos en recursos naturales y América Latina jugará un rol muy importante en la provisión de los minerales necesarios para esta transición y para las tecnologías para producir energías limpias.
“Lo que es claro es que la transición energética es cada vez más compleja”, señala Tatiana Aguilar, mánager de Minería y Metales en el Foro Económico Mundial.
“No solo es sostenibilidad y energías limpias, sino también es equidad y seguridad energética”, puntualiza Aguilar, quien también destaca la importancia de generar espacios colaborativos a nivel de gobierno, sociedad civil y del sector privado, “generar esos espacios multi stakeholder, donde todos podamos sentarnos a conversar, a hablar de las mejores prácticas y vernos reflejados en otros países y aprender de ellos, será clave para lograr una transición energética justa”.
La transición energética será justa si los países de América Latina “fortalecen a las distintas instituciones que están vinculadas al tema de la gobernanza en extractivas, cuentan con personal más capacitado, con mayor autonomía, mayor presupuesto, y desarrollan un plan estratégico con mirada a largo plazo”, señala César Flores, de la oenegé peruana Cooperacción.
Esteban Manteca, senior country mánager para América Latina y El Caribe de la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI por sus siglas en inglés) pone el énfasis en la generación de información que “es crucial para que una transición justa se lleve a cabo” y, además, “debe tomar en cuenta las necesidades de la población y contar con información que permita a las comunidades saber el impacto financiero, ambiental y social que tendrá la transición al, por ejemplo, dejar de explotar ciertos minerales” puntualiza Manteca.
GOBERNANZA DEL SECTOR EXTRACTIVO EN UN CONTEXTO DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA
Carlos Barrera señala que los retos que plantea la transición energética en términos de gobernanza para América Latina arrancan por el proceso de la descarbonización de la industria, el desarrollo de políticas justas e incluyentes, así como de innovación tecnológica.
Barrera destaca la importancia del trabajo conjunto de los diferentes actores como las comunidades, empresas y el Gobierno en la búsqueda de oportunidades de crecimiento paralelo de los diferentes sectores económicos, como el minero y el del petróleo y gas.
“América Latina tiene unas capacidades de endowment y de potencial geológico sobresalientes, y eso nos permite posicionarnos estratégicamente para poder aportar a una transición energética justa”, finaliza Barrera, de la John T. Boyd Company, consultora privada sobre minería y geología con presencia en Colombia y otros países del mundo.
“La transición energética debe beneficiar a la población, diversificar la economía y fortalecer a las instituciones”, señala Marielena Lucen del Servicio Nacional de Certificación Ambiental (SENACE), Perú, para quien las ganancias económicas producto del auge de los minerales críticos para la transición puedan brindar oportunidades y diversificar las actividades económicas.
Además, señala Flores, el rol del Estado es primordial para promover la diversificación, e incluso, una transformación de la economía. “Creo que se requiere de un mayor compromiso e innovación. La diversificación económica es primordial para aprovechar los recursos provenientes del sector extractivo”, finaliza.
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