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ANÁLISIS
Escribe Bonelli: Guzmán resiste en su pelea con Cristina y La Cámpora
CLARÍN/MINING PRESS/ENERNEWS
24/09/2021

MARCELO BONELLI 

Marcelo Bonelli

Martín Guzmán defiende su permanencia con uñas y dientes y está dispuesto a enfrentar los ataques de La Cámpora. Máximo Kirchner es su enemigo íntimo: fogonea la salida del jefe del Palacio de Hacienda.

La Cámpora hace las operaciones contra Guzmán y es Máximo el que insiste en instalar un plazo fijo a su gestión: noviembre. Pero el ministro dice que decidió resistir y está dispuesto a contragolpear: marcar las contradicciones de los gurkas y las falacias del relato económico de La Cámpora.

Guzmán ya mostró los dientes: salió al cruce de los diagnósticos y replicó a Cristina. Fue educado y doctoral, pero se atrevió a decir que la vice confunde conceptos básicos de la contabilidad del Tesoro.

Ocurrió cuando dijo que el déficit bajó, pero el gasto era expansivo. En otras palabras, que Cristina había mezclado peras con manzanas. Guzmán se siente con fuerza para dar batalla. Alberto le confió que su cabeza no rodó la semana pasada porque se decidió no aumentar la incertidumbre en el mercado de cambios.

En forma muy precaria, Guzmán contiene la corrida. Lo ayuda la fabulosa bicicleta con el dólar financiero y los títulos link: el negocio es sideral para los especuladores. El supercepo –además- no frena la salida de billetes: US$ 700 millones en septiembre.

Máximo reclamó su renuncia 72 horas seguidas. Pero su insistencia chocó contra la posición de Cristina y Alberto. El dúo coincidió en una cosa: que la salida de Guzmán era echarle nafta al fuego a la pelea frontal entre el Presidente y la vice.

Hubo –también- importantes hombres de negocios que apoyaron a Guzmán. No los unió el amor, sino el espanto: temen que quien lo reemplace sea mucho peor que el jefe de Hacienda. El ministro tiene poco éxito para mostrar: la negociación de la deuda pateó vencimientos, pero aún hizo inviable el acceso al crédito internacional.

Guzmán tiene todas asignaturas pendientes: inflación y crecimiento. Pero los hombres de negocios saben que es una de las pocas figuras racionales del Gabinete.

Máximo prepara una embestida: cambiar el Presupuesto. Pero Guzmán negocia un armisticio: una fórmula que lo exponga lo menos posible en el Congreso. Este viernes habrá una reunión de caciques legislativos. La semana próxima Guzmán recibe –en privado- a los jefes de bloques. Pero recién iría al recinto a exponerse en público a fin de noviembre.

Guzmán cuenta con el apoyo del FMI. Kristalina Georgieva lo considera un interlocutor confiable de la Casa Rosada. Un emisario de Kristalina envió un mensaje a Alberto y a Cristina: si Argentina quiere un acuerdo, que no lo toquen a Guzmán.

Clarín confirmó que el apoyo puede ser efímero: en el FMI afirman que en breve van a destituir a Georgina, y Guzmán quedaría colgando de un pincel. En cambio, el papa Francisco no habló a Buenos Aires. Un vocero del Vaticano aclaró que el Papa no pidió por Guzmán y precisó que está defraudado con Alberto y hace años que no tiene diálogo con Cristina.

Ahora, Guzmán busca un cara a cara con Cristina. Pactaron un encuentro –el miércoles pasado– en el diálogo telefónico que detuvo la sentencia del ministro. Hasta ese llamado de Cristina, Guzmán era una suerte de talibán anti-K. Le propuso al gabinete de Alberto patear el tablero, desembarazarse de los gurkas y formar un gobierno sin el cristinismo. Todo quedó en la nada.

Guzmán cambió de planes: cuando logró el apoyo de Cristina, se volvió conciliador. También hizo lo suyo: prometió aumentar el gasto para intentar ampliar los votos. Ocurrió en el peor momento de la crisis. Horas después de la renuncia de Wado de Pedro. En la misma reunión donde trataban de traidor al ministro de La Cámpora. Wado –una hora antes de su renuncia– había expuesto en el Council of the Americas. No tenía idea de lo que iba a pasar.

El ministro, ahí mismo y delante de todos, acordó reuniones para la semana siguiente con dos importantes figuras del Council. Ni habló de su dimisión, porque nunca pensaba irse del Ministerio del Interior. Los gurkas dicen que se vieron obligados a atacar al Presidente. “No reacciona, no reacciona”, gritaba Cristina a sus íntimos.

​Wado contó a varios empresarios que la vice se sentía “boludeada” por Alberto. Que la sobrerreacción de la misiva fue para que el Presidente se pegara un “cagazo” y comenzara a tomar decisiones. Cristina objeta al círculo íntimo del Presidente. Dice –en privado– que haciendo análisis político se parecen a los “buenos muchachos de Polémica en el Bar”.

Lo marcó en la agresiva carta. El incisivo ataque al vocero tuvo como objetivo intimidar: advertirle -y asustarlo- a Alberto de que tenía información confidencial sobre las actividades de Juan Pablo Biondi. Existe, ahora, una insólita interna en el nuevo gabinete: Juan Manzur quiere imponer horarios de trabajo matutinos, y muchos ministros no quieren aceptarlo.

En la UIA afirman que Cristina habilitó el nombramiento del jefe de Gabinete también como una forma de que La Cámpora avance en Tucumán. Aprovechar tierra libre. Manzur es enemigo político de Cristina. La vice no lo soporta, pero su objetivo era voltear a Cafiero.

El Presidente –hace dos años– le ofreció a Manzur integrar su primer gabinete: iba a ser el primer ministro de Salud. Cristina– en el 2019 – lo vetó y le sacó bolilla negra también a otros dos candidatos ministeriales que pretendía Alberto: Florencio Randazzo y Diego Bossio.

En la UIA, AEA y los banqueros sostienen que esa puja, hace que el nuevo gabinete de Alberto no sea tan cristinista, como se evaluó el viernes que se dieron los cambios. Apuestan a que Manzur se va a cortar solo.

 

El retroceso de Kicillof

La vice también intervino a Axel Kicillof. Evitó el ataque público, pero humilló al gobernador: lo hizo viajar a El Calafate para enterarse de los cambios que le obligaron a realizar a su Gabinete. Kicillof acató sin protestar: quedo más pintado que Alberto. No pensaba hacer modificaciones.

El retroceso de Axel implica un avance de Máximo en Buenos Aires. Ambos disputan el cariño de la vice y viven con celos sus decisiones. Los gurkas kirchneristas acusan a Axel de sectario y de sentarse arriba del dinero. Dicen que Cristina decidió torcerle el brazo con una frase: “Gobierna solo con los que entran en el Clio”. Este jueves (23/9), Martín Insaurralde mantuvo un encuentro secreto con intendentes. Hubo críticas a Axel.

Pero la cuestión abrió otro frente en el Frente de Todos: a La Cámpora le fue muy mal en las elecciones. Perdió en todos lados. Máximo utilizó a YPF para hacer campaña en las provincias del Sur: perdió en Santa Cruz y en toda la Patagonia. En Neuquén –donde está Vaca Muerta– no hizo pie y en Mendoza fue paliza.

Pablo González –el titular de la petrolera– aspira a ser gobernador de Santa Cruz. La compañía gasta mucho en marketing, pero no invierte como habían prometido en producción.

Este jueves, Julián Domínguez tomó contacto con la Mesa de Enlace. El lunes (27/9) será la reunión oficial. Hay mucho tráfico telefónico. Asumió un compromiso fuerte: abrir el cepo, a cambio de acuerdos de abastecimiento local. Trasmitió que ya lo habló con Cristina: tratan de revertir la paliza electoral que le dio el campo.

Horacio Rodríguez Larreta observa el aquelarre de la Casa Rosada. Este jueves viajó a Washington. El lunes irá al Council of the Americas: enfrentará en Manhattan a inversores descreídos de Wall Street.


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*La información y las opiniones aquí publicados no reflejan necesariamente la línea editorial de Mining Press y EnerNews

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