El ETF Vanguard Energy Index Fund han subido un 29% este año frente a la expansión del 9% del S&P 500 durante el mismo período.
Tras un devastador 2020, durante el cual la demanda de petróleo se desplomó según iba intensificándose la pandemia, las acciones de las grandes petroleras se han convertido en una gran apuesta de recuperación para los inversores.
La última tendencia de los mercados petroleros sugiere que las acciones de las energéticas ya han pasado lo peor de la crisis impulsada por la pandemia a medida que la demanda de petróleo aumenta lentamente, impulsada tanto por los recortes de producción de la OPEP + como por la reapertura de los países tras el confinamiento provocado por el COVID-19, reactivando la producción industrial y llevando los automóviles de nuevo a las carreteras.
Entre las grandes compañías de petróleo y gas estadounidenses, las de Exxon fueron las acciones petroleras menos favorecidas durante la pandemia. A principios de 2020, sus acciones se vieron golpeadas enormemente cuando la compañía se vio obligada a revertir sus ambiciosos planes de expansión después de que el precio del petróleo colapsara en la primera parte del año.
En su presentación de resultados del cuarto trimestre en enero, Exxon anunció su primera pérdida anual en al menos tres décadas, asumiendo un cargo por deterioro de US$ 19.000 millones, inclinándose los flujos de efectivo hacia US$ -20.000 millones tras incluir los pagos de dividendos.
Ese golpe tuvo un impacto más devastador en Exxon en comparación con otros gigantes energéticos. Esto le dio la vuelta al enfoque expansionista de la compañía, que se basaba en enormes gastos para encontrar más petróleo y gas en un momento en que el mundo se está moviendo hacia fuentes de energía limpia.
Además del desplome provocado por la pandemia en los mercados petroleros, Exxon, con sede en Irving, Texas, anunció que despediría a miles de empleados, y fue retirado de la lista de 30 empresas del Dow Jones de Industriales a finales de agosto, tras desplomarse su valor de mercado.
Durante ese período, los inversores dudaron enormemente de su capacidad para seguir pagando dividendos. Tras enfrentarse a lo que claramente ha sido el año más difícil de la historia de la compañía, el director ejecutivo Darren Woods ha ideado un plan para ganarse la confianza de Wall Street.
En una nota, Goldman Sachs (NYSE:GS) dijo que Exxon es mejor opción de compra basándose en su historial de revisión de ganancias a largo plazo, que depende de su división de productos químicos y las medidas de control del gasto. Goldman asigna un precio objetivo de US$ 65 a Exxon.
Chevron está emergiendo de las cenizas de 2020 en mucho mejor forma que Exxon. Lo que rescató al gigante energético con sede en San Ramón, California, fueron sus estrictos controles sobre el gasto, así como la eliminación de sus principales planes de expansión los últimos cinco años.
Esa estrategia mantuvo las acciones de CVX bien respaldadas durante los últimos cinco años, en un período en que Exxon vio caer el valor de sus acciones. Aun así, no hay escapatoria a la realidad de que, si bien la estrategia de Chevron de mantener el gasto bien ajustado era acertada, también necesitaba pedir grandes préstamos para pagar sus dividendos después de que el desplome de los precios del petróleo el año pasado propiciara unos márgenes de refinación ajustados.
En 2020, Chevron pagó más efectivo en dividendos (US$ 9.700 millones) de los que gastó en capex (US$ 8.900 millones), lo que no le sucedía a la empresa en al menos los últimos 30 años, según datos recopilados por Bloomberg.
Además, la adquisición el año pasado de Noble Energy (NASDAQ:NBL), un acuerdo cerrado en octubre, impulsó la relación de apalancamiento de Chevron hasta el 23%, su cota más alta a finales de un año desde 2002.
Según Goldman, el rendimiento multianual de Chevron en comparación con el de Exxon, ha seguido su curso. Los analistas de la firma, liderados por Neil Mehta, escribieron en una nota a los clientes:
"Seguimos teniendo una visión positiva del balance, la sostenibilidad de los dividendos, las perspectivas de crecimiento de la cuenca del Pérmico y el flujo de caja libre de los activos de GNL de Australia".
Pero señalaron que, tras la actuación relativamente por encima de la media de Chevron en los últimos años, las acciones ahora cotizan con una prima frente a sus pares en varios indicadores, incluyendo el valor de la empresa en relación con el flujo de caja ajustado a la deuda, así como la relación precio beneficio.
Tras subir un 22%, las acciones de Chevron se situaron en US$ 102,92, con un rendimiento anual de dividendos de alrededor del 5%. La compañía paga US$ 1,29 por acción trimestralmente.
Hasta el año pasado, en el entorno energético, Exxon era una apuesta más arriesgada que Chevron. Pero el mayor gigante petrolero de Estados Unidos ha logrado ahora cambiar esa percepción reequilibrando su cartera e implementando importantes recortes de costos.
Tras este cambio, junto con una mejora de las previsiones de precio del petróleo, las acciones de Exxon son una mejor opción de compra, y la compañía está en una mejor situación que el año pasado para ahorrar su dividendo trimestral de US$ 0,87 por acción.