MARTÍN BIDEGARAY
La pandemia logró que la industria petrolera conozca récords negativos inéditos, tanto a escala como global como a escala local. En el mundo, es la primera vez que los contratos futuros de petróleo WTI -producción estadounidense- tuvieron cotización negativa, es decir que los vendedores tenían que pagar para que los compradores se queden con su producto.
En la Argentina, nunca la refinería que opera Shell (ahora Raizen) había detenido su producción. En los 90 años de historia, ninguna emergencia había llegado a tanto.
El mapa global del petróleo sigue experimentando alteraciones impensadas. Los buques para almacenar grandes cantidad de crudo (2 millones de barriles) solían costar US$ 29.000 diarios, pero ahora no bajan de US$ 100.000. Las costas de algunos países africanos -como Sudáfrica- están inundadas como nunca de estas naves de almacenaje. Africa es elegida por su distancia de Europa, América y Asia, relativamente equidistante.
Aunque los contratos a un plazo determinado mejoraron, ninguna proyección del barril a futuro entusiasma a la industria. A menos de US$ 40, los ingresos serán insuficientes para países con fuerte dependencia del petróleo. En esa categoría van desde Venezuela hasta Rusia, pasando por Arabia Saudita y Noruega. Los analistas predicen que Rusia y Venezuela deberán ajustar su gasto. Noruega, poseedor del fondo soberano anticíclico más importante del mundo -tiene dinero para pagar las jubilaciones, pensiones y compromisos sociales de todos sus ciudadanos por 50 años- está en condiciones de capear el temporal.
En Argentina, hay cuatro refinerías que están sin producción. Además de Dock Sud, están las de Refipampa y Refinor. En Plaza Huincul (Neuquén), la refinería de YPF no refina petróleo, pero está elaborando metanol y funciona con una guardia mínima, para no suspender a los empleados.
En este panorama, el Gobierno, las provincias y la industria debaten un barril “criollo”. Se trata de un precio de petróleo local, aislado del mundo. La medida, que ya rigió en anteriores mandatos del kirchnerismo, suele ayudar a proteger la producción. La contrapartida es que deja al sector sin capacidad de bajar los precios de los combustibles. Ya pasó en 2015. El petróleo crudo caía y los países disminuyeron los importes en surtidores de las estaciones de servicio de todo el mundo. Menos en las de la Argentina, porque acá los precios de la nafta estaban atados al “precio sostén” del petróleo.
El presidente Alberto Fernández les prometió a los gobernadores patagónicos que el barril “criollo” está casi listo. El ministerio de Desarrollo Productivo, encabezado por Matías Kulfas, ya le pasó el tema a la Casa Rosada. Allí llevan el tema. La propuesta es que el petróleo de producción nacional se despache a US$ 45 por barril. Con el precio del Brent -que es la referencia internacional que se usa a nivel local- a US$ 20, la diferencia (el doble) dejará a la industria local en una situación particular.
Las mayores petroleras, como YPF y Pan American Energy (PAE), se oponen al barril criollo a US$ 45. Consideran que sus operaciones de refino (venta de combustibles) se verán muy afectadas. La misma oposición está en Raizen y Trafigura (Puma).
Las petroleras internacionales y algunas locales con menor participación en la producción defienden ese barril a US$ 45. Las provincias también buscan ese número, que les garantizaría las regalías que esperan para este año.
El tema está en manos del presidente Alberto Fernández. Sin embargo, si hay un tema macroeconómico en que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner suele tallar en las decisiones oficiales, ese es la energía. Allí, difieren las versiones sobre la postura de la ex presidenta sobre el “criollo”. Algunos que la frecuentan dice que no dará luz verde, por ahora. Otros, que ya está convencida de sostener a las provincias, aún a riesgo de complicar a las petroleras más grandes.
ADN Chubut
Según había informado el ministro de Hidrocarburos de Chubut, Martín Cerdá, el jueves el 16 de abril llegaron dos buques cuando la planta de Termap se acercaba al límite de su capacidad de almacenamiento. La venta de ese crudo posibilitó liberar los depósitos, con capacidad de 260.000 metros cúbicos (1,6 millón de barriles, equivalente a alrededor de 12 días de producción en la provincia).
El precio con el que se venía operando desde el inicio de la pandemia se ubica en una referencia general del petróleo tipo Brent, con una quita de 8 a 10 dólares. De ese modo, según las oscilaciones del precio al momento de la operación, las ventas del crudo local podían ir desde los 20 a los 15 dólares por barril.
Sin embargo, en las últimas operaciones la brecha con la referencia internacional fue aun mayor. Es así que desde esta región se exportaron barriles de crudo por debajo de los 10 dólares, aunque no pudieron conocerse detalles de los montos finales.
“Se optó por aceptar descuentos más altos para poder aliviar la capacidad de almacenamiento –reconoció una fuente del sector a esta agencia-. El objetivo es hacer lugar, porque de ese modo podemos sostener la producción”.
Además del problema mundial de los precios del petróleo por efecto de la pandemia, la falta de espacio para almacenamiento se refleja en todas las cuencas del país, debido a la caída de la demanda de combustibles. Las ventas de naftas cayeron en promedio un 70 por ciento y las de gas oil, alrededor de un 40, según reconocen desde YPF y Axion Energy, debido a la falta de actividad económica por la cuarentena.
En ese marco, la necesidad de sostener la producción tiene también un propósito económico. Es que si se paraliza la actividad, posteriormente resultaría mucho más costoso retomar el funcionamiento normal.
Para los próximos días de esta semana, se espera una nueva exportación, por lo que nuevamente se aliviará la planta con una venta de alrededor de 1 millón de barriles, según las fuentes consultadas para este informe. No sería extraño que los precios se ubiquen nuevamente por debajo de los 10 dólares, considerando que el Brent osciló este lunes en los 23 dólares.
Dentro de la crisis actual, cada barco que se observe frente a la monoboya de Caleta Córdova será un indicio positivo, aun cuando desde un promedio de entre 12 y 14 buques por mes, en abril se estarán completando alrededor de 5 unidades. En igual sentido, habría aseguradas al menos dos exportaciones por mes durante mayo y junio, por lo que se sigue esperando que el gobierno nacional dé una señal con la quita de retenciones a la exportación.
“Sería una medida para aliviar temporalmente la crisis y atenuar al menos una parte de la pérdida de precios –se asegura en el sector-. Además de los descuentos y las circunstancias críticas del mercado internacional, se resta también el 12 por ciento de retenciones a la exportación, el precio termina hundiéndose mucho más”.