La transición energética en Argentina representará oportunidades y desafíos para el desarrollo de Vaca Muerta, así como la generación de capacidades productivas y tecnológicas
La transición energética en Argentina representará oportunidades y desafíos para el desarrollo de Vaca Muerta, así como la generación de capacidades productivas y tecnológicas que permitirán el aprovechamiento de los recursos naturales de una manera sustentable, coincidieron hoy diversos especialistas.
Así se analizó en el marco del ciclo de seminarios sobre recursos naturales y desarrollo sostenible que organizaron el Centro de Investigaciones para la Transformación (Cenit), el Centro Interdisciplinario de Estudios en Ciencia Tecnología e Innovación (Ciecti) y la organización Fundar.
El seminario permitió analizar el desarrollo energético argentino en el marco de la transición con foco en la generación de capacidades productivas y tecnológicas locales.
Allí se discutió bajo qué condiciones el país puede avanzar en la transición hacia un mayor peso de las fuentes renovables, haciendo uso sostenible de los recursos naturales y también generando capacidades locales.
En ese marco -y entendiendo la gradualidad de ese tránsito- se entendió necesario abordar fuentes renovables ligadas a los recursos naturales, y las oportunidades y desafíos asociados a la extracción de los recursos hidrocarburíferos disponibles minimizando los impactos ambientales.
Nicolás Arceo, de la consultora Economía y Energía, consideró que "no está claro lo que va a implicar la transición energética en términos de la penalización en la utilización de combustibles fósiles" pero si que va a significar "una restricción en la demanda mundial de hidrocarburos".
"Argentina es la cuarta reserva mundial de shale oil y segunda en shale gas. Si se explotaran los recursos únicamente de Vaca Muerta, el país podría abastecer su consumo local de petróleo por casi un siglo y gas natural por casi dos siglos. Si se exportaran la mitad de esos recursos, el país tendría 37.500 millones de dólares adicionales por año durante las próximas décadas", explicó Arceo,
"Por eso Argentina tiene una ventana de oportunidad hasta tanto se produzca ese momento para valorizar su producción hidrocarburífera en el mercado mundial", sostuvo, aunque rescató la utilización de gas natural "como combustible de transición porque genera muchos menos gases de efecto invernadero".
Por su parte, Marcelo Neuman del Instituto de la Industria de la Universidad Nacional de General Sarmiento (IDEI-UNGS) analizó la relevancia económica del complejo hidrocarburífero y entendió "necesario un programa de sustitución de importaciones en las compras".
"Se sugiere incrementar la participación local en futuros planes de inversión, hacer programas de desarrollo de proveedores articulados entre la industria, el gobierno y el sistema científico tecnológico y proveer líneas de crédito adecuadas para la expansión y el desarrollo productivo", detalló el especialista.
"La recuperación de la producción hidrocarburífera desde 2014 se da en paralelo al inicio del no convencional, que hoy en día es una realidad. El 30 por ciento de la producción actual de crudo en Argentina proviene de yacimientos no convencionales y el 50 por ciento del gas. Vaca Muerta es el yacimiento más relevante en términos de abastecimiento del mercado local de hidrocarburos”, indicó Arceo.
Finalmente, Laura Forni del Stockholm Environment Institute, se refirió a la gestión de los recursos hídricos en la región de Vaca Muerta y los posibles riesgos que el desarrollo de la extracción de hidrocarburos representa para los ecosistemas, la salud pública y la producción agrícola de la región, en particular con relación a la calidad del agua.
"La producción de shale gas puede presentar un riesgo no tanto en la cantidad sino en la calidad de agua superficial y subterránea. El uso proporcional del agua para la producción de gas natural es pequeño en relación a otros usos en la zona, pero actualmente se explota sólo el 5% del gas natural de vaca muerta", describió.
Ante esta situación, entendió que "los desafíos ambientales de gran complejidad requieren de una gobernanza multifacética. Se requiere que el sistema regulatorio interprovincial considere la multiplicidad de usos y características de cada provincia. Esto es, contar con una perspectiva de gestión integrada de los recursos hídricos a escala regional".
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