HALEY ZAREMBA

Se ha derramado mucha tinta sobre la caída y la dudosa recuperación del sector de petróleo de esquisto de Estados Unidos. El dramático fondo del índice de referencia del crudo West Texas Intermediate (WTI) en abril, que vio cómo los precios del petróleo se desplomaron a casi $ 40 dólares por debajo de cero en un primer momento asombroso, una ráfaga de pensamientos sobre el futuro del sector surgió y nunca se detuvo por completo. Si bien el índice de referencia del crudo Brent internacional nunca fue negativo, también sufrió, y no han faltado titulares sobre la OPEP y sus acciones mal planificadas que hicieron caer los precios en primer lugar o sus redoblados esfuerzos para recuperarse después del colapso. 

Pero hay muchos otros países productores de petróleo en el mundo que también han visto fallas masivas de mercado debido a la destrucción de la demanda de petróleo por COVID-19 y que no han recibido ni una fracción de la atención. Uno de esos países es Argentina, hogar de uno de los campos de petróleo y gas más grandes del mundo, la cuenca de esquisto de Vaca Muerta, que contiene aproximadamente 927 millones de barriles de reservas probadas. 

En abril, incluso antes de la histórica caída del WTI, Bloomberg (a través de World Oil) publicó uno de los relativamente pocos informes sobre el juego de esquisto. Más que un informe, fue un obituario. " La caída del petróleo mata el potencial de Vaca Muerta como el próximo punto de acceso al esquisto ", decía el titular. 

El artículo del 2 de abril decía: “Hace poco más de 3 semanas, el jefe de la perforadora estatal de Argentina describió un agresivo plan de gastos de $ 1.8 mil millones para 2020 en la región de esquisto de Vaca Muerta del país, basado en $ 60 el barril de crudo. Con los precios globales comenzando el año por encima de los 68 dólares, no era poco realista. Ahora, todas las apuestas están canceladas ".

Ahora, casi medio año después, ¿Vaca Muerta está completamente muerta? La respuesta corta es no. La respuesta completa, por supuesto, es mucho más complicada. Según el ministro argentino de energía de la provincia de Neuquén, donde se encuentra el vasto campo Vaca Muerta, resucitar el juego de esquisto llevará más de un año. Alcanzar los niveles de producción anteriores a COVID-19, dijo, tomará entre 12 y 18 meses debido a la falta de demanda del mercado, que puede no recuperarse en el corto plazo. "Creemos que tomará un tiempo para que la demanda de combustible se recupere por completo", dijo Monteiro a los oyentes el lunes en un seminario web de la industria.

Antes de COCID-19, Vaca Muerta había estado en un estado de rápida expansión, como indicaría la descripción del “próximo potencial punto de acceso al esquisto” de Bloomberg. El nuevo coronavirus, sin embargo, detuvo esta expansión en seco, dejando muchos proyectos a medio completar. “Se han perforado muchos pozos pero no se han conectado, pero incluso cuando la demanda se recupere por completo, la actividad de perforación tardará aún más en volver a los niveles prepandémicos debido a limitaciones de almacenamiento”, informó MercoPress esta semana, resumiendo el anuncio del ministro de Energía. Así lo ejemplifica YPF, el mayor productor de esquisto de Argentina, controlado por el estado. YPF "ha dicho que tiene 71 pozos de petróleo de esquisto y 10 pozos de gas de esquisto en Neuquén que han sido perforados pero no terminados". 

En los últimos años, los inversores han invertido enormes sumas de dinero en el desarrollo del "próximo potencial punto de acceso al esquisto" en lo que parecía una apuesta segura en ese momento. Pero la retrospectiva siempre es 20-20. “A mediados de 2019, las empresas habían dicho que invertirían un total de más de US $ 6.000 millones en proyectos upstream en Neuquén en 2020”, informa MercoPress. "Ahora la cifra está más cerca de los US $ 3.000 millones, la más baja desde 2016, según datos provinciales". 

La caída en la inversión no solo fue impulsada por las fuerzas del mercado debido a la pandemia, sino que en realidad comenzó mucho antes de que el mundo se enterara del nuevo coronavirus. “Las empresas frenaron la inversión luego de un congelamiento de precios de combustible y crudo implementado en agosto de 2019 por la administración del entonces presidente Mauricio Macri poco antes de que perdiera la reelección ante Alberto Fernández”, explica MercoPress. "La congelación de precios, junto con la incertidumbre política bajo el nuevo gobierno y las condiciones más débiles del mercado este año, erosionaron el clima de Argentina para la inversión upstream".

Si bien Neuquén registró un aumento en la producción de petróleo en julio, las cifras palidecen en comparación con lo que podrían haber sido en un escenario normal. "Vaca Muerta registró sólo 44 fracturas en julio, en comparación con 398 un año antes", dijo a MercoPress la firma estadounidense de servicios NCS Multistage. 

El gobierno argentino tiene estrategias para reactivar la industria nacional de esquisto y volver a encarrilar el desarrollo de Vaca Muerta, incluido un nuevo plan de subsidio al gas, pero Monteiro dice que se adoptarán más y más medidas de política más estrictas, incluidos incentivos fiscales y reducción de impuestos a la exportación de crudo Sería necesario que el sector de esquisto del país vuelva a los niveles de actividad anteriores a COVID. 

Sin embargo, dar un paso atrás, invertir más dólares de inversión y más fondos de los contribuyentes en el sector del esquisto puede ser un esfuerzo miope. El mundo, por supuesto, no abandonará el petróleo de la noche a la mañana, pero ya está en marcha una transición energética mundial. Muchos expertos sostienen que el mayor potencial de crecimiento económico y recuperación económica pospandémica no radica en tratar de restablecer las estrategias económicas anteriores a COVID, sino que requiere la planificación de un futuro en el que los combustibles fósiles ya no son rentables.

 Ya hemos visto que, al menos en Europa, el negocio más rentable de las grandes petroleras ya no es el petróleo , y que la exploración petrolera en general puede que ya no sea rentable. Si Argentina puede volver a encarrilar a Vaca Muerta en 12 a 18 meses, sin duda será una bendición para la economía del país, no hay duda al respecto, pero ¿por cuánto tiempo?