Es difícil señalar la ubicación exacta de Vaca Muerta en un mapa, pero, como Roma, todos los caminos confluyen allí. El llamado corredor petrolero entre Neuquén capital y Añelo, los dos centros operativos de la industria, está formado por un entramado de tres rutas que cada vez tiene más tránsito. Por día, unos 6700 vehículos usan ese circuito, en el que las obras van por detrás de la demanda.
En 2015, el gobierno nacional comprometió la ampliación de las rutas que integran el corredor de Vaca Muerta y la pavimentación de los tramos que hoy son de ripio. Las obras avanzan a paso lento y aún no terminan. Mientras tanto, la circulación de los camiones, camionetas y autos que mueve el petróleo viene ganando intensidad.
El corredor es un circuito doble, conformado por tres vías: las rutas provinciales 67, 7 y 51. Según los registros de la Dirección Provincial de Vialidad, durante todo 2018 circularon 6700 rodados por día por ese entramado.
La Ruta 67, aún sin asfaltar, tiene su origen en la Autovía Norte, cerca del límite con Plottier, y se sumerge en la meseta en línea recta hasta unirse a la 51, en Vista Alegre. Según una medición especial de Vialidad, por ahí transitaron 1400 vehículos diarios durante 2018. Como el trayecto recién se habilitó a mediados de 2017, no hay datos de años anteriores para comparar ese flujo.
Desde la ciudad de Neuquén parte además otra vía en dirección a Vaca Muerta, el camino histórico, que es la Ruta 7. Apenas se sale de la capital provincial, esa senda es un caospor el tránsito interurbano de quienes viven y trabajan en el Alto Valle.
Por eso, la medición más precisa es la que hace Vialidad desde Centenario hasta Vista Alegre, en el empalme con la Ruta 51. Por ese trayecto de la 7 transitan 5300 rodados por día. Hasta diciembre de 2017, eran alrededor de 6 mil, pero la cifra cayó cuando se habilitó la alternativa por la meseta.
En el nudo de Vista Alegre, los dos flujos petroleros se mezclan y se dividen de nuevo. Allí confluyen las tres vías que conforman el corredor. Unos 3700 vehículos diarios eligen el tramo de la Ruta 7 que une ese punto con el empalme de la 8, en San Patricio del Chañar. En tanto, otros 2700 rodados optan por la alternativa de la 51 hasta la misma localidad, donde ambos caminos paralelos vuelven a cruzarse.
Más allá de El Chañar, el tránsito del corredor se dispersa. Hay vehículos que ya no usan las rutas porque toman senderos secundarios y picadas.
De los que circulan por el trayecto principal desde El Chañar hasta Añelo, la mayor parte elige la Ruta 7. Según las mediciones oficiales, 3500 conductores utilizan ese tramo a diario para ir o venir a la localidad emblema de Vaca Muerta.
Otros 500 coches por día usan la 51 para unir El Chañar con Loma La Lata, otro trayecto que integra el circuito petrolero. Y unos 500 rodados más se movilizan desde el cruce vial por la Ruta 8, que va a Rincón de los Sauces.
El corredor de cien kilómetros de largo tiene una circulación de casi cinco vehículos por minuto en gran parte de su traza. Es un fluir constante de cargas y personas, que se topa con tramos de ripio, asfalto deteriorado y obras sin terminar.
Cuando las promesas se concreten, será una gran autovía doble que unirá Neuquén con Añelo y acortará la distancia entre los dos polos por los que se mueve Vaca Muerta.