MATIAS DEL POZZI Y GABRIEL DAL PIVA
La Cuenca Neuquina registró ocho víctimas fatales en 15 meses. La mayoría de las causas fueron archivadas por tratarse de fallas humanas. ¿Porqué se repiten los errores? ¿Hay controles? ¿Influyen los cambios laborales?
Los ocho accidentes fatales que se registraron en la Cuenca Neuquina en los últimos quince meses reflejan un costado oscuro de la industria petrolera que deja al desnudo las fallas de seguridad. Para los especialistas en seguridad el incremento de víctimas en Vaca Muerta está vinculado a la mayor demanda laboral que provoca una oferta de trabajadores que vienen por fuera de la industria y a que las empresas “no los capacitan lo suficiente”. Además, el recambio generacional y la adenda laboral que modificó los esquemas de trabajo están en la mira.
Si bien es cierto que las empresas operadoras dedican gran cantidad de recursos para alcanzar normas internacionales de calidad y seguridad, las estadísticas muestran que la mayoría de los accidentes ocurren con operarios de las empresas contratistas.
Es un hecho que el trabajo de campo es el sector donde se concentra la mayor cantidad de operarios de la industria y son los que están más expuestos están. La convivencia entre las normas de seguridad de las compañías productoras y las de servicios es donde se detectan los cortocircuitos.
“Conjuntamente con energía hemos estado en lugar haciendo las inspecciones”, aseguró Ernesto Seguel, subsecretario de Trabajo, sobre lo ocurrido en Fortín de Piedra donde murieron dos operarios de la empresa Pecom.
“La raíz de los accidentes mortales es la falta de información. No capacitar a los trabajadores en los peligros y riesgos a los que están expuestos y en los aspectos técnicos de su trabajo. Esto es responsabilidad pura y exclusiva de las compañías”, apuntó Pablo Mortada, licenciado en Seguridad e Higiene en el Trabajo y Técnico Universitario en Saneamiento Ambiental.
El especialista, que es docente universitario y trabaja en una consultora privada que asiste a las empresas en seguridad y medio ambiente, mencionó que hay tres aspectos que hicieron que se engrosará la lista de muertes en la industria de petróleo y gas.
Uno es el crecimiento exponencial de la demanda de trabajadores petroleros que originó que “la oferta de trabajadores no sea muchas veces la que espera el mercado” por lo que hay una “falta de mano de obra preparada para cubrir esa demanda y se contrata personas que vienen de otra actividad”.
Añadió una cuestión generacional. “El viejo petrolero era mucho más cuidadoso y hay muchos factores de distracción en los más jóvenes, que hace que se pierda foco sobre la tarea que se está haciendo”, declaró.
Dijo que el trabajador más antiguo está “más acostumbrado a los peligros y a los riesgos de la actividad, pero se van jubilando y se reemplaza por trabajadores más jóvenes que no tienen la experiencia y la capacitación”.
Además, los nuevos que ingresan a la industria “generalmente los contratan, los capacitan muy poco, y lo ponen ya a trabajar en la actividad requerida”.
Otra de las razones para Motarda es la adenda que modificó el esquema de trabajo: “Se relaciona con una flexibilización laboral. Hay multitareas, le modifica el cronograma de descansos, y hay un excedente de horas trabajadas que hace que se distraiga y esté cansado y eso son factores contribuyentes para que se dé un accidente”, opinó.
Manifestó que este conjunto de elementos hizo que “la industria petrolera cada vez sea menos segura” y cuestionó que la “producción va por encima de la seguridad”.
El especialista sostuvo que los hechos se repiten además porque “las investigaciones de los accidentes no llegan a la causa de raíz porque es más fácil decir para las compañías que el trabajador se distrajo por ejemplo que decir que pasó porque no se les dijo los peligros o riesgos o cómo tenía que trabajar”.
Criticó que las empresas cuando ocurren accidentes “tratan de esconderlo y no lo difunden por miedo de la represalia social”.
Opinó que “nunca una causa humana como exceso de confianza o distracciones” es una causal sino en todo caso “el origen es la falta de capacitación, la falta de procedimiento, la falta de instrucción en seguridad y la falta de programas en entrenamiento y seguridad”.
Para Pablo Mortada el panorama se revierte “con investigaciones reales y adecuadas de los accidentes y encontrando las causas y difundiéndolas para evitar su repetición”.
Además, brindando a cada operario un entrenamiento y capacitación en seguridad y en el aspecto técnico de la tarea que se haga, identificar los peligros y riesgos a los que se está expuesto, y dar elementos para que sepa cómo comportarse en su actividad cotidiana desde el uso del cinturón de seguridad hasta la manera en que tienen que caminar en una planta.
“No tuvo que nada que ver la adenda. Lo que pasa es que las empresas se equivocaron porque interpretaron que pueden hacer lo que quieran y no es así”, manifestó Guillermo Pereyra, secretario general del Sindicato Petrolero.
“Hemos evaluado todos los accidentes. Como organización sindical hacemos nuestra autocritica. No hemos sido lo suficientemente enérgicos en el tema de seguridad y poreso nos sentimos responsables”.
El sindicato anunció que desplegarán un servicio de seguridad e higiene en cada uno de los yacimientos y afirmó que se harán paros donde no se cumplan las condiciones de seguridad.
Pereyra sostuvo que el hecho donde fallecieron los dos trabajadores de la empresa Pecom fue “por falta de medidas de seguridad” y graficó que “la pileta no tenía ni un tipo de señalización como se especifica en las normas de seguridad e higiene y no tenía cerco perimetral”.
Afirmó que alguien de la sala de control envió a “el compañero por un sensor que no funcionaba”.
Las compañías, los gremios petroleros, la superintendencia de Riesgos del Trabajo y el gobierno provincial, a través de la subsecretaría de Trabajo, monitorean las normas de seguridad dentro de la industria.
Todos los que sectores que se dedican a la actividad hidrocarburífera deben cumplir con las normas de seguridad que impone la Ley de Seguridad e Higiene en el Trabajo 19.587.
Periódicamente se realizan inspecciones acordadas por las superintendencias y también de oficio. El año pasado, la autoridad de aplicación realizó más de 700 inspecciones de las cuales casi el 20% fueron dedicadas a la industria petrolera. Y en los primeros cuatro meses del año van 160 y cerca de la mitad estuvieron destinadas al sector.
“Generalmente salimos en equipos con el área de Hidrocarburos, de Energía y de Ambiente de la provincia y con organizaciones sindicales. Las inspecciones no son pautadas, nos constituimos en el lugar, nos presentamos y requerimos que nos acompañe un representante del empleador para tomar debida nota y subscribir a lo que se notifica en el acta”, indicó el subsecretario de Trabajo, Ernesto Seguel.
Los incumplimientos se catalogan como leves, graves y muy graves, donde el costo de la multa varía dependiendo su grado de afectación y se cuantifica en función a la cantidad de trabajadores afectados.
En caso de reincidencia la autoridad de aplicación puede clausurar las locaciones.
“El tema de seguridad es algo que se ha discutido mucho en la mesa de Vaca Muerta entre todos los actores, allí también participan las cámaras empresarias y ahí insistimos que hay que nivelar para mejorar las condiciones”, concluyó Seguel.
Murió en el área Agua Salada, por politraumatismos de tóraxe en la perforación de un pozo de la firma Tecpetrol. Era parte del equipo de la empresa contratista ENSIGN.
2 Julio CEsar Sánchez (37) 22/06/18
Aplastado por una piedra cuando hacía trabajos en El Mangrullo,que opera Pampa Energía. Empleado de la firma UGA.
3 Daniel Torres (26) 24/07/18
Era empleado de Omega. Sufrió severas quemaduras en el incendio de un yacimiento que pertenece a YPF, en Añelo.
4 Miguel.A. C. Fernández (35) 17/08/18
Trabajaba para Nabors en El Chañar. Murió cuando se cayó sobre su cabeza una pesada herramienta mientras la reparaba.
Trabajaba para la empresa Venver en un pozo operado por YPF en Plaza Huincul. Murió luego que una válvula impactará en su cabeza.
6 Ariel M. Sajama (41) 18/03/19
Trabajaba en el yacimiento Aguada del Chivato,operado por Medanito. Era empleado de Clear. La autopsia reveló que sufrió un aplastamiento.
7 Cristian Baeza (34) 05/05/19
Falleció al caer en una pileta de purga en Fortín de Piedra. Murió por asfixia anóxica por sumersión en hidrocarburos.
8 Mauro Zappia (24) 05/05/19
Murió por intoxicación con hidrocarburos por inhalación. Fue en una pileta de purga en Fortín de Piedra. Era operario de Pecom.
FERICO ARINGOLI
Para encontrar una doble muerte hay que retrotraerse a enero de 2010 en Aguada Pichana. Se desprendió un caño que mató a dos operarios. El gremio endureció su postura y en una especie de autocrítica dijo que la adenda no estará por encima de los trabajadores. Harán controles.
En los yacimientos existe una ley de hierro: el silencio. La clandestinidad en la que transcurre la vida interna de esta industria atraviesa a todos los niveles y a todos los actores que la integran. Desde los voceros de las compañías, los funcionarios provinciales, delegados gremiales y hasta los operarios comunes, eligen atenerse a la norma. El miedo aparece como la capacitación más efectiva de cualquier ingresante.
Las muertes de Cristian Baeza y Maximiliano Zappia, operarios de Pecom, en el yacimiento Fortín de Piedra de Tecpetrol, desnudó una vez más los cuestionamientos que exponen al sector. En los últimos 15 meses la industria acumuló ocho víctimas fatales en distintas operaciones.
La ausencia de palabras funciona como parte de una doctrina de disciplinamiento. En marzo de 2015, casi dos años antes de la adenda a los convenios colectivos, el titular de Petroleros Privados, Guillermo Pereyra, retó en Añelo a los trabajadores por el alto grado de ausentismo y utilizó una desafortunada comparación: “¿Qué está pasando compañeros? ¿Queremos psicológicos? ¿Es una escuela esto que queremos certificados psicológicos?”.
La adenda firmada en enero de 2017 y presentada, con un acto en Casa Rosada, como un acuerdo modelo para toda la industria, sirvió para materializar un modelo de productividad. Las compañías, en este caso las de servicios especiales, se quejaban de los altos costos salariales y, en segundo plano, del elevado grado de sindicalización de la mano de obra local. Ambos aspectos, coincidían, complicaban las inversiones extranjeras en Vaca Muerta. Fue una forma de “ordenar el costo argentino”.
El convenio, acordado por el sindicato, las empresas y los gobiernos nacional y provincial, objetivamente buscó equilibrar y regular los trabajos de la creciente industria no convencional y fijó nuevas pautas que, más allá de los eufemismos, flexibilizaron las tareas a la medida de un modelo intensivo que necesita de más horas para poder ser competitivo.
En la industria niegan que los accidentes ocurridos, desde la implementación de la adenda, estén relacionados a este esquema.
De hecho, es cierto que no todos los accidentes fatales ocurrieron en Vaca Muerta. E incluso en varios de ellos la Justicia se expidió indicando que se trató de fallas humanas. Ciertamente es una industria de un elevado riesgo para los operarios y una equivocación puede resultar mortal. Un estudio publicado el año pasado da cuenta que en el país muere un trabajador cada 20 horas y que en el sector “Minería”, que incluye a la industria petrolera, apenas representa el 2% de los hechos. Por eso es llamativo que en 15 meses se acumulen ocho víctimas mortales.
Las operadoras petroleras suelen ser extremadamente celosas de las normas de seguridad. Alcanza con visitar cualquier yacimiento para comprobarlo. Sin embargo, la cadena de valor de esta actividad está integrada por miles de empresas y vale preguntarse ¿Todas las firmas están alcanzadas por la misma contracción a las normas? ¿Hay manera de realizar un control exhaustivo?
Baeza, el operario que murió al caer a una pileta, tenía apenas 34 años, pero una extensa carrera dentro de la actividad. No era uno novato. La operadora Tecpetrol confirmó a la subsecretaría de Hidrocarburos que realizaba tareas de recorredor al momento del hecho, las 22 del domingo. También indicó que no tenía operaciones asignadas en el lugar donde se produjo la fatalidad. La Justicia investiga porqué se encontraba allí y qué ocurrió con la tapa de la pileta a la que cayó. Pereyra deslizó que podrían haberle solicitado un trabajo de último momento. Habrá que esperar.
Cinco días después el sindicato, a contramano de lo que venía diciendo, advirtió que “no existe adenda por encima de los trabajadores” y expresó la necesidad de una “autocrítica”. Informó que desde el lunes será la propia organización la que controlará las medidas de seguridad en las operaciones. Restará saber si se hablará sobre lo relevado o si seguirá funcionando el domo de clandestinidad campo adentro.
SEBASTIÁN PREMICI
Impulsados por Macri y acordados con el gremio, los cambios en el convenio colectivo abarataron los costos del sector y pusieron en riesgo la vida de los petroleros.
En los últimos 15 meses, ocho trabajadores del sector petrolero murieron en Vaca Muerta, provincia de Neuquén. Ocho familias destruidas como consecuencia directa de la flexibilización laboral en el sector. También ocurrieron accidentes ambientales. Según datos de la subsecretaria de Ambiente de la provincia, ente 2015 y 2018 se produjeron 3368 accidentes en el sector de los hidrocarburos, de los cuales el 48 por ciento (1637 casos) ocurrió entre 2017 y 2018. En el período que va de enero a octubre del año pasado se registraron 934 incidentes en el yacimiento mimado de la Alianza Cambiemos. El último ocurrió en Bandurría del Sur (YPF).
El Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Neuquén, Río Negro y La Pampa, conducido por el senador nacional del MPN Guillermo Pereyra, convalidó la modificación del Convenio Colectivo de Trabajo impulsada por el Gobierno nacional y las operadoras. El presidente Mauricio Macri prometió en su momento que las adendas traerían “más inversiones” y la creación de “medio millón de puestos de trabajo”, solo en Vaca Muerta. Pereyra, por su parte, le garantizó la “paz social” al firmar un nuevo acuerdo que le impidiera a los trabajadores realizar huelgas, con el objetivo de proteger la “seguridad jurídica”. “Los petroleros no somos agitadores sociales”, había dicho el senador del MPN.
La estrategia del macrismo, las operadoras y el sindicato fue convalidar el despido de miles de trabajadores en Neuquén, luego reincorporar a una parte de los echados pero bajo condiciones de flexibilización laboral.
Según el Observatorio del Empleo y la Dinámica Empresarial, que depende la Secretaría de Trabajo (es decir son datos oficiales), entre diciembre de 2015 y el mismo período de 2017, se destruyeron en esa provincia 2437 puestos de trabajo directos del sector de los hidrocarburos. Luego fueron recontratados 1400 trabajadores pero flexibilizados. Para muchos de los nuevos obreros era su primera vez en el sector, un dato no menor. El saldo es negativo por donde se lo mire: entre diciembre de 2015 y el tercer trimestre de 2018 se destruyeron 959 puestos de trabajo, según datos oficiales del Gobierno nacional.
“En Vaca Muerta ocurre un proceso de pauperización bestial de las condiciones objetivas de trabajo. Macri inauguró ese Convenio Colectivo entre 2016 y 2017 como el caso testigo para el resto de las ramas de la industria y si lo comparás con el resto de las actividades, hay cosas atroces: cuadrillas incompletas que pueden operar, trabajo nocturno, modificaciones en el trabajo en altura con fuertes ráfagas de viento. Lo que sucede en Vaca Muerta es la crónica de un accidente anunciado”, sostuvo a PáginaI12 el director de la Revista Latinoamericana de Antropología del Trabajo e investigador del Conicet Hernán Palermo.
El domingo de la semana pasada, cuando el reloj marcaba las 22.30, Cristian Baeza, un joven de 34 años, cayó a un tanque de combustible de la empresa Pecom (Grupo Pérez Companc), que prestaba servicios para Tecpetrol, la firma del Grupo Techint. Su compañero, Maximiliano Zappia (24), intentó rescatarlo pero ambos murieron. Baeza no era un improvisado; trabajaba en el sector desde sus 20 años, fue “operador de planta de gas durante años, profesional, prudente y buen compañero; actuó como se lo capacitó, con compromiso y pensando en la seguridad como un todo”, escribió su compañera de vida, Sabrina Fagan.
“Cristian terminó dentro de un tanque rudimentario. Sin protecciones, señalizaciones, ni elementos que evitaran este mortal accidente. No había máscaras de oxígeno cerca, sin una escalera interna, sin elementos de rescate a mano”, sostuvo Feliciano Baeza, el papá de Cristian.
–¿No cree que las muertes en Vaca Muerta están vinculadas a la flexibilización laboral y a la falta de medidas de seguridad por parte de las empresas para reducir costos?
le preguntó Página/12 a Marcelo Rucci, intendente de Rincón de los Sauces y alfil de Guillermo Pereyra en el Sindicato de Petroleros de Neuquén.
–Hay que apostar mucho más fuerte a la seguridad. El desarrollo que puede haber en la producción de Vaca Muerta no tiene que ser a costa de la vida de la gente. Evidentemente, en un año y dos meses empezaron a suceder estos accidentes, no es obra de la casualidad, algo está pasando y tenemos que anteponer ante todo la seguridad de los operarios-, respondió Rucci.
–¿Que el gremio haya avalado las multitareas no atenta contra la seguridad?
–En este accidente no fue una multitarea.
–Pero en general, ¿no se redujeron las cuadrillas y se obliga a los trabajadores a realizar múltiples tareas? –insistió este diario.
–Hay que ver en qué sector y qué cambio. En algunos sectores hay más gente y en otros hay menos, habría que verlo.
Transcurridos estos hechos Pereyra ensayó una autocrítica y el viernes pasado, luego de una asamblea, su gremio decidió frenar las operaciones en Pecom hasta que se garanticen las medidas de seguridad. Quizás haya llegado tarde.
César Poo (46) falleció el 4 de febrero de 2018, en Agua Salada, a pocos kilómetros de Catriel, cuando realizaba tareas en un equipo de perforación. El operario era parte del equipo de la empresa contratista Ensign, que brindaba servicios para la firma Tecpetrol.
Julio César Sánchez (37) murió el 22 de mayo del año pasado aplastado por una piedra cuando llevaba a cabo trabajos para el área El Mangrullo, como operario de la firma UGA, tercerizada por Pampa Energía.
En julio de 2018 perdió la vida Daniel Torres (26), luego de permanecer internado con severas quemaduras; realizaba trabajos para la firma Omega, en Añelo. Y en agosto murió Miguel Ángel Chocala Fernández (35), empleado de la empresa Nabors (Yacimiento de El Chañar).
Mauricio Segura (35) ingresó a trabajar por primera vez en el sector petrolero en agosto de 2018. Desde el punto de vista de la fría estadística, fue uno de los trabajadores que se incorporó al sector luego de los 2400 despidos en la provincia, flexibilización mediante. Tres meses después murió. “Era la primera vez que trabajaba en el rubro del petróleo, cuando yo lo conocí trabajaba en seguridad. El objetivo que se había puesto Mauri era trabajar máximo tres años cosa de poder comprarnos un terreno y hacernos una casa”, sostuvo su esposa Laura Nacimiento en un reportaje publicado por la periodista Laura Loncopan Berti para el Río Negro.
–¿Existe una correlación entre los accidentes fatales y la flexibilización laboral? –le preguntó este diario a Santiago Nogueira, diputado neuquino por Libres del Sur.
–Estas muertes son muy difíciles de disociarlas de la carrera alocada por reducir los costos de la actividad. La mayoría de los accidentes se produjeron entre los días 10 y 12 del régimen laboral de 14x7 (se trabaja dos semanas de corrido y se descansa una), que son los momentos en los cuales el trabajador está con menos atención, cansado, ya preocupado de volver a su hogar. Y esto tiene que ver con la adenda firmada para los no convencionales.
El problema de fondo no es el fracking como tecnología para extraer hidrocarburos no convencionales. La discusión, quizás, debería pasar por el costo (en vidas y contaminación) de maximizar la producción en el menor tiempo posible.
Para el catedrático de la Universidad de Alcalá y autor del libro Fracking, vaya timo, Manuel Peinado Lorca, en toda la industria petrolera pudo comprobarse a lo largo de los años que las curvas de ascenso de la producción son seguidas por un breve amecetamiento y luego una caída igual de pronunciada, algo conocido como el “efecto campana”. “En el caso de los recursos no convencionales, ese ascenso y caída será mucho más rápido”, sostuvo en un artículo publicado en marzo de 2018 (Fracking en Estados Unidos: más dura será la caída). Según su análisis, la principal y única sostenibilidad para la explotación de los no convencionales “radica en la burbuja financiera que los sostiene.” Por eso las empresas apuran los tiempos de extracción.
La empresa del Grupo Techint (Tecpetrol) incrementó su producción en Vaca Muerta, en el yacimiento Fortín de la Piedra, un 1048 por ciento al pasar de 237 millones de metros cúbicos de gas en 2017 a los 2722 millones el año pasado. La producción fue sostenida por un subsidio del Estado que equiparó el precio del gas en este yacimiento al costo de importación del gas natural licuado. Por este subsidio incorporado en la Resolución 46/2017 –modificado luego por el Poder Ejecutivo por pedido del FMI–, Tecpetrol debía recibir 4200 millones de pesos por el gas producido el año pasado.
El gobierno nacional no sólo impulsó la flexibilización laboral en el sector en connivencia con el sindicato conducido por Pereyra y las operadoras, sino que “subsidió” la pauperización de las condiciones laborales con el resultado ya descripto a lo largo de este artículo.
La adenda al convenio colectivo del sector incluyó la disminución de la cantidad de trabajadores por pozo y cuadrillas, las multitareas, una expresa limitación para realizar medidas de fuerza; se modificaron también las restricciones para trabajar en el montaje de torres cuando ocurrieran fuertes ráfagas de viento (hasta 60 kilómetros por hora). Al momento de firmarlo, las empresas petroleras estimaron un recorte del 40 por ciento en sus “costos laborales”.
“El convenio colectivo para Vaca Muerta es paradójico, es la máxima flexibilización laboral para una actividad que debe tener cuadrillas más grandes, una jornada de trabajo más reducida, quizás haya que pensarlo como trabajo insalubre”, concluyó Palermo.
El líder sindical lanzó la advertencia en medio del paro por la muerte de dos trabajadores en el yacimiento de la petrolera de Paolo Rocca.
El acuerdo laboral en Vaca Muerta pende de un hilo. Una ola de accidentes que causó ocho muertes en los últimos quince meses está endureciendo cada vez más la posición del sindicato que comanda el Senador del MPN Guillermo Pereyra, quien ya avisó que no está dispuesto a tolerar un solo percance más.
En medio del paro de 24 horas decretado este lunes tras las muertes de Cristian Baeza y Maximiliano Zappia, el dirigente neuquino lanzó duras críticas contra las empresas. "Esto no es Sarajevo, la gente tiene que ir a trabajar segura. Si el precio que tenemos que pagar para la explotación de hidrocarburos es la vida de un compañero, desde ya decimos que el proyecto Vaca Muerta ha fracasado. Señores empresarios, esto se acabó. No se resiste un solo accidente fatal más", enfatizó en declaraciones radiales.
La conmoción dentro del sector es total, no sólo por la gravedad de la situación, sino porque afecta a Fortín de Piedra, el yacimiento estrella de Vaca Muerta que opera Tecpetrol, sin el cual la producción total de gas natural hubiera registrado una notable baja.
Lo más sorprendente es que en un área con tales niveles de productividad, haya tan pocas medidas de prevención, según denuncia el sindicato. "En toda la planta no había una sola señalización", aseguran, mientras que respecto al lugar específico donde se dio el incidente destacan que "no estaba cercado, no había escalera de evacuación de la pileta y no había máscaras para bajar a la misma, absolutamente nada".
Además del paro, el gremio iniciará una inspección sobre toda la planta de la petrolera de Techint, junto a los técnicos de seguridad e higiene de la empresa y del Gobierno de Neuquén, que será determinante para decidir si el martes reiniciarán las tareas.
Este sistema de auditoría tripartita en seguridad se continuará en el resto de la cuenca provincial, reflejando el punto de quiebre que significó esta tragedia para un sindicato que supo acompañar la flexibilización laboral y ahora hace una autocrítica de ello.
"Como organización gremial debemos aceptar que hemos pecado de prudencia y permisividad para acompañar el proceso de crecimiento porque entendimos que el país necesitaba un compromiso fuerte por parte de todos. Pero las empresas, en la búsqueda miserable de querer ganar un poco más cometen tropelías que luego cuestan la vida de las personas", subrayaron.
En este sentido, anticiparon que se no se permitirán más disminuciones de dotaciones de personal, ni recorridos nocturnos individuales a campo, que señalan como uno de los grandes causantes de los incidentes. "Bajo el argumento de bajar costos no se puede jugar con riesgos de vida de las personas", agregaron.
Como era de esperarse, el Senador del MPN hizo una clara diferenciación entre la actitud del gobierno provincial y la de Nación. "El Gobernador me llamó a las 12 de la noche apenas se enteró y se puso a disposición. No puedo decir lo mismo del ministerio de Trabajo nacional que está desmantelado. Vinieron hace 15 días, a instancias de la organización sindical para que constate la falta de medidas de seguridad y estuvieron un día y se fueron. A ellos les interesa nada más la recaudación", manifestó Pereyra.