El gobierno de Mendoza, con la complicidad de la oposición radical, persiste en una estrategia de distracción y dilación en la cuestión minera. Convoca a mesas de diálogo y propicia audiencias públicas, a la vez que promueve la parálisis de la actividad. Entre tanto, fomenta más territorios y legislaciones de protección ambiental con el único foco en la minería, obviando daños e impactos de otras actividades. Mientras tanto, integra, junto a otras provincias, la Organización Federal de Estados Mineros En Mendoza, la minería es el diablo ¿Qué hace el anti Paco Pérez en la OFEMI?, una pertenencia que para los mineros es, por lo menos, hipócrita.