El éxito de China para limitar el aumento de los precios de las materias primas parece depender cada vez más de su capacidad para generar más oferta. Pero para hacer eso, tendrá que tolerar mayores emisiones de carbono.
Ese cálculo parece estar integrado en la última directivade la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, que sugiere que los gobiernos locales tendrán más libertad para establecer objetivos de conservación de energía.
La prisa por cumplir los objetivos el año pasado fue un factor importante que contribuyó a la crisis energética que golpeó en el otoño, ya que el racionamiento de energía en los usuarios más importantes y los emisores de carbono restringieron la producción de materiales clave.
Un comentario en el People’s Daily destaca el cambio de política, advirtiendo contra el "estilo de campaña" y los enfoques de "talla única" para reducir las emisiones. Mientras tanto, las señales de precios de los metales están parpadeando en rojo como una combinación de interrupciones en el suministro e inventarios críticamente bajos reavivan un auge de las materias primas que amenaza el crecimiento ya vacilante en el mayor consumidor del mundo.
Las restricciones energéticas del año pasado no impidieron que los procesadores de metales como el aluminio y el cobre aumentaran la oferta debido a que se estaba poniendo en marcha mucha capacidad nueva.
Capital Economics, por ejemplo, espera que la producción aumente nuevamente en 2022, y los precios bajen, sobre todo porque se levantó el racionamiento de energía, según una nota de la firma de investigación a principios de esta semana.
Beijing ya retrasó su fecha límite para que el sector siderúrgico alcance las emisiones máximas en cinco años hasta 2030, mientras prepara el terreno para el tipo de estímulo intensivo en carbono que cree que es necesario para respaldar el crecimiento. Australia & New Zealand Banking Group ahora predice que la producción de acero de China revertirá la caída del año pasado y crecerá un 5% en 2022.
Parece casi inconcebible que China se retracte de la promesa firmada por el presidente Xi Jinping de alcanzar un máximo de emisiones a nivel nacional para 2030. Pero el nuevo pragmatismo en torno al equilibrio de los objetivos ambientales y económicos pone en duda la capacidad de Beijing para pulir su liderazgo climático al cumplir ese objetivo antes de lo previsto.
Por supuesto, la fortaleza en los mercados de materias primas no se limita a China. El índice al contado de materias primas de Bloomberg, que abarca contratos globales en todo, desde energía hasta granos, ha subido a nuevos máximos a medida que el mundo se enfrenta a la escasez y la inflación desenfrenada.
La diferencia es que otras economías, y EE.UU. en particular, subirán las tasas de interés este año, lo que debería enfriar la demanda. Pero China está en modo de relajación, y eso solo tiene el potencial de impulsar el aumento de los precios.