Crecen las inversiones en Argentina, Chile, Brasil, Ecuador, Bolivia y Perú
Aunque las inversiones de China en Latinoamérica han disminuido en los últimos años, aún siguen produciéndose en sectores estratégicos como la electricidad.
Tanto así que en Chile un grupo de congresistas propuso reglas más estrictas para las inversiones extranjeras en sectores estratégicos del país, luego que la empresa estatal china State Grid llegara a un acuerdo que le permitiría controlar el 57% de la distribución eléctrica en ese país, si consigue la aprobación regulatoria final.
Pekín también ha avanzado en otros mercados energéticos de la región, especialmente en Brasil, donde ahora es el mayor inversionista en el sector eléctrico.
Así como State Grid sigue afianzando su presencia, otra empresa china, Three Gorges, ha aumentado su participación en centrales hidroeléctricas y parques eólicos en países como Brasil, Ecuador, Bolivia y Perú.
En este último tomó el control este año de la distribuidora de electricidad Luz del Sur y adquirió otros activos en el sector energético.
Aunque este tipo de operaciones pueden generar la impresión de que las empresas del gigante asiático se expanden a toda velocidad, algunos expertos consultados por BBC Mundo tienen sus reservas respecto a lo que viene en el futuro.
Margaret Myers, directora del Programa Asia-Latinoamérica del centro de estudios Inter-American Dialogue, dice que es probable que China siga invirtiendo en los próximos meses y años, aunque "a un ritmo un poco más limitado que en el pasado".
Una desaceleración influida por el hecho de que Pekín se está concentrando en atender sus propios desafíos económicos internos, que incluyen una creciente deuda corporativa.
Por ahora, agrega, el foco en la región sigue puesto en el mercado de las materias primas, infraestructura, telecomunicaciones y transporte, a los que se suman nuevas aventuras comerciales como aplicaciones que utilizan inteligencia artificial, energía verde y transmisión eléctrica.
Otro factor que influye en las perspectivas futuras de los negocios chinos es la pandemia de covid-19, que ha causado la peor recesión internacional de las últimas décadas.
Pekín podría repensar su estrategia de expansión económica internacional y centrarse en algunos de los proyectos que han sido más exitosos, plantea Howard Zhang.
A propósito de la pandemia, Pekín podría repensar su estrategia de expansión económica internacional y centrarse en algunos de los proyectos que han sido más exitosos, plantea Howard Zhang, editor del servicio chino de la BBC.
"Muchos observadores en China creen que la pandemia podría marcar un punto de inflexión para la expansión de la Nueva Ruta de la Seda".
La ruta a la que se refiere Zhang es la ambiciosa estrategia lanzada en 2013 por el presidente Xi Jinping para expandir proyectos de infraestructura e inversión en el mundo, que abarca desde el este de Asia hasta Europa, África y América Latina.
Y lo que plantean algunos analistas es que la nueva fórmula de expansión sería mucho más selectiva.
Por ejemplo, sostiene Myers, hay un par de elementos de la estrategia china que se han vuelto más prominentes: la llamada Ruta de la Seda Digital y la Ruta de la Seda de la Salud, impulsadas por empresas privadas chinas.
Estas dos iniciativas, que fueron integradas a la estrategia general de expansión en 2017, están tomando fuerza en la región.
En diálogo con BBC Mundo desde Shanghái, Xingjian Zhao, miembro de la firma de abogados Diaz Reus y analista de relaciones internacionales, explica que a largo plazo China intenta reemplazar la influencia que Estados Unidos ha perdido en la región y que para eso, está aprovechando todas las oportunidades disponibles, incluso a pesar de la pandemia.
"Latinoamérica tiene apetito de tecnología china y de tratados comerciales que le sean favorables". En ese contexto, la expansión tecnológica ganará terreno, explica Zhao.
"La Ruta de la Seda digital no es solo Huawei", apunta, y señala que que hay crecientes oportunidades de expansión en Latinoamérica de gigantes tecnológicos como Tencent y Alibaba, o la empresa de transportes Didi.
Zhao dice que también ve oportunidades de crecimiento en sectores como las tecnologías de reconocimiento facial desarrolladas por China o los desarrollos tecnológicos para trazar los contagios de covid-19.
"Los negocios tecnológicos seguirán creciendo en el corto y largo plazo", apunta.
Por otro lado, en la Ruta de la Seda de la Salud, los expertos ven oportunidades para China en la venta de equipos tecnológicos para hospitales y en el desarrollo de tratamientos, test y vacunas.
Aunque las rutas digitales y de salud ya existían desde antes de la llegada del coronavirus, durante la pandemia ambos programas han adquirido mayor relevancia en distintas regiones del mundo, afirma Lauren Johnston, investigadora del Instituto de China de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres.
"Lo que ocurre es que ahora se están moviendo mucho más rápido", señala.
Otros expertos anticipan que se producirá un giro en la estrategia de Pekín en la región.
"China está tratando de reorientar ciertas inversiones y préstamos para el desarrollo de infraestructura en su propio país", argumenta José Valera, socio de la firma de abogados Mayer Brown, con sede en Houston, Estados Unidos.
Valera, quien se ha especializado en las inversiones en el sector energético y conoce de cerca la estrategia de China en la región, explica que cientos de millones de habitantes chinos en las zonas rurales tienen gigantescas necesidades de agua, electrificación, comunicaciones y transporte que el gobierno quiere satisfacer.
Ese giro hacia el mercado interno, agrega, no significa que dejará de lado su estrategia de expansión internacional, pero en la práctica, China elegirá con más precisión dónde quiere poner su dinero.
"Muchas inversiones y préstamos se harán dentro del país y no tanto fuera de él. Ese será el principal cambio", afirma. Y el principal efecto de estas decisiones será una reducción en la cantidad de dinero que tradicionalmente llegaba a la región.
Sin duda, dice Valera, seguirá exportando sus productos manufacturados a Latinoamérica, como lo ha hecho hasta ahora. Pero lo que sí podría suceder, explica el experto, es un cambio en la manera de fabricar los productos.
En la medida que el estándar de vida suba en China, los costos laborales también van a subir, explica.
Si se cumple esta tendencia, "es probable que China instale fábricas en Latinoamérica, con capital y materiales chinos, pero mano de obra local".
En el futuro, "es probable que China instale fábricas en Latinoamérica, con capital y materiales chinos, pero mano de obra local", proyecta José Valera.
Eso sería algo novedoso, dado que hasta ahora en muchos de los grandes proyectos de infraestructura las empresas chinas utilizaban mano de obra de su propio país.
Sin embargo, varios países latinoamericanos están demandando que los proyectos dejen ciertos beneficios sociales en la economía local, como la creación de empleos.
Otro cambio que proyecta Valera, es que las empresas chinas tendrán que participar en licitaciones públicas de la región de manera competitiva, tal como lo hacen todas las compañías que intentan adjudicarse proyectos.
En ese sentido prevé menos acuerdos gobierno-gobierno en inversiones y préstamos (como solía ocurrir con Venezuela, Ecuador y en menor medida en Argentina), y más procesos de competencia transparentes, abiertos a todo los jugadores.
Hay muchos proyectos chinos en la región que están en proceso de desarrollo, aunque algunos de ellos han demorado su avance por la pandemia de covid-19.
Pero a medida que la región logre superar los efectos de esta crisis en los próximos años, "es probable que el número de proyectos se expanda significativamente", afirma en diálogo con BBC Mundo Evan Ellis, profesor de Estudios Latinoamericanos en el Army War College Strategic Studies Institute, con sede en Pensilvania, Estados Unidos.
En el corto plazo, la misma pandemia generará oportunidades comerciales en el área de salud, mientras que a más largo plazo, señala Ellis, China seguirá afianzando su presencia en el sectores como el petrolero, minería, construcción, electricidad, telecomunicaciones, banca, servicios comerciales, tecnologías de seguridad y en la construcción de las llamadas "ciudades inteligentes".
Entre los motores que impulsarán el papel del país asiático en la región, Ellis proyecta que Pekín seguirá demandando grandes volúmenes de materias primas, ya que este año podría crecer al 1,9% y algunas estimaciones anticipan un crecimiento cercano al 8% en 2021.
Y tendrá la capacidad de adquirir empresas que otras firmas multinacionales prefieren vender, apunta.
"Las empresas chinas que operan en sectores estratégicos tendrán la fortaleza, el respaldo gubernamental, el capital de socios financieros y la visión de largo plazo para comprarlas", dice Ellis.
Otro aspecto que influirá en el futuro, agrega el investigador, es que como la región está pasando por una crisis económica y los gobiernos han tenido que desembolsar muchos fondos para enfrentar la pandemia, es probable que los países de latinoamericanos acepten hacer negocios bajo los términos de Pekín.
Por último, dice, el relativo éxito que ha tenido China en el manejo de la pandemia, combinado con las dificultades de Estados Unidos y la Unión Europea, ha hecho que el gobierno sea más audaz en permitir y ayudar a la expansión de sus empresas.
Además de ampliar la influencia geopolítica de China en una región que no ha estado entre las prioridades de Estados Unidos, las inversiones en Latinoamérica proveen de un capital que Latinoamérica necesita para despegar de esta recesión y seguir desarrollándose, plantea Ellis.
Sin embargo, argumenta que las empresas chinas han cometido varios "errores" en el trato con las comunidades locales y en el respeto a las leyes laborales y ambientales.
Mirando hacia el futuro, Margaret Myers argumenta que en países más pequeños, el dominio relativo de empresas chinas en sectores estratégicos "resultará en cierto grado de influencia sobre la formulación de políticas a nivel gubernamental".
Un factor a considerar, agrega la investigadora, es que la inversión en tecnología china, incluidas las tecnologías de vigilancia, es cada vez más abundante en la región.
"Si estas inversiones son cooptadas por líderes con tendencias autoritarias, pueden tener implicaciones negativas sobre las libertades civiles y la gobernabilidad democrática", apunta.
Muchas veces China entra a la cancha cuando otros jugadores no están muy interesados en ciertos proyectos comerciales. Por eso, suelen jugar con sus propias reglas, tratando de ajustarse a las normativas locales.
Habrá que esperar a que disminuyan los efectos de la pandemia para ver con más claridad cuál será la ruta (o las rutas) que China impulsará en la región, aunque hasta ahora parece que los sectores estratégicos y los nuevos negocios tecnológicos llevarán la delantera.