CARLOS TONELLI
Iniciamos hace dos semanas una serie de tres relatos que intentan pintar cómo se ejerce el poder desde China. Las maneras "suaves" de ese poder. Postulamos la aparición de un retador para el "Hegemón" actual (EEUU), y propusimos revisar críticamente las retóricas del gigante oriental para intentar adentrarnos en el conocimiento de la que consideramos una potencia desafiante.
Se considera bajo un “control orwelliano” a aquella sociedad en la que el gobierno manipula la información y practica la vigilancia masiva y, eventualmente, la represión política y social de sus ciudadanos. George Orwell la describió en una novela de ficción distópica titulada “1984” que escribió entre 1947 y 1948, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.
Son muchos los analistas que detectan paralelismos entre nuestras sociedades actuales (no sólo la china) y el mundo descripto en “1984” por Orwell. La cuarentena pandémica con su encierro forzoso, distancia social e “inundación” de tecnología –compras en tiendas virtuales, pagos electrónicos, trabajo remoto, sexting, zoom, etc.– ha acentuado esta percepción de mundo distópico.
Corría el año de un futuro para Orwell, 1984, que para nosotros ya pasó.
La acción de su famoso libro se desarrolla en un Londres aplastado bajo la implacable bota de un totalitarismo que se ha hecho reinante en el planeta. Ese Estado ejerce un control total sobre la vida y el pensamiento de sus ciudadanos. La libertad se reduce a la mínima expresión, a pequeñas decisiones cotidianas sin ninguna trascendencia, nuestras salidas recreativas autorizadas por ejemplo.