Moody's Investors Service ha emitido una advertencia clara sobre el sector de petróleo y gas en América Latina y el Caribe, destacando que la creciente influencia gubernamental se está convirtiendo en un factor de riesgo para la dirección de las compañías energéticas y, consecuentemente, para su calificación crediticia.
El informe sectorial, titulado "Oil & Gas – Latin America & Caribbean: Governments increasingly influence energy companies' direction and investor appetite", subraya que los sectores energéticos en países clave como Brasil, Colombia, Argentina y México están experimentando "sustanciales transformaciones" derivadas de nuevas políticas estatales.
La preocupación principal de Moody's radica en que, a pesar de los sólidos perfiles operativos de muchas de estas empresas, la interferencia política a menudo prioriza objetivos sociales y políticos sobre la estricta disciplina financiera y la rentabilidad a largo plazo.
Esta dinámica se manifiesta en varias formas:
Pemex (México): La petrolera estatal es el caso más emblemático. Moody's ha señalado en múltiples ocasiones que el alto nivel de apoyo financiero que el gobierno mexicano debe inyectarle constantemente es el único factor que evita un mayor deterioro de su calificación. La empresa enfrenta un flujo de efectivo libre negativo significativo y enormes vencimientos de deuda, haciendo que el respaldo estatal sea indispensable pero costoso. A pesar de los planes del gobierno para inyectar fondos, Moody's ha indicado que las necesidades de efectivo de Pemex superan ampliamente la ayuda propuesta. Recientemente, Moody's elevó la calificación de Pemex de B3 a B1, reflejando un respaldo gubernamental más fuerte, aunque la deja aún en el grado de "altamente especulativa".
Petrobras (Brasil): La perspectiva de la gigante brasileña ha sido sensible a la política soberana. Recientemente, Moody's cambió la perspectiva de la calificación de Petrobras de positiva a estable, siguiendo el mismo cambio en la calificación soberana de Brasil. Si bien Petrobras mantiene métricas crediticias sólidas, cualquier señal de que el gobierno pueda utilizar la empresa para contener la inflación o subsidiar combustibles genera cautela entre los inversionistas.
Ecopetrol (Colombia): La calificación de Ecopetrol se mantiene en Ba1 con perspectiva estable. Moody's destaca la importancia de su posición como productor líder y su sólido negocio de transmisión de energía. Sin embargo, la calificadora subraya que su calificación global es tres escalones superior a su calificación individual, en gran parte debido al respaldo implícito del gobierno colombiano, incluyendo el apoyo en la eliminación gradual de subsidios a los combustibles.
Según el informe, esta dinámica de injerencia estatal tiene dos consecuencias directas en el mercado de capitales:
Menor Autonomía: Las decisiones corporativas (como los programas de inversión de capital o la distribución de dividendos) se vuelven vulnerables a los cambios de gobierno, lo que introduce incertidumbre a largo plazo.
Impacto en el Riesgo Crediticio: La dependencia de subsidios o inyecciones de capital por parte del Estado —como se observa en Pemex— no resuelve los problemas estructurales y mantiene a las empresas en un entorno de alto riesgo crediticio, pese a los esfuerzos gubernamentales.
En conclusión, Moody's insta a los inversores a monitorear de cerca los entornos políticos, ya que la dirección futura de las petroleras estatales en América Latina estará cada vez más ligada a los intereses y agendas de los gobiernos de turno.