Los últimos años han demostrado cómo los choques externos pueden afectar las economías, lo que hace de la resiliencia un imperativo para garantizar un crecimiento sostenible e integrador
MIREK DUŠEK Y DANIEL PACTHOD
Los líderes de los sectores público y privado son cada vez más conscientes de lo que significa ser resiliente. Están cambiando gradualmente hacia una mentalidad de preparación para lo inesperado y de desarrollo proactivo de sus capacidades de respuesta.
Desde su lanzamiento en 2022, el Resilient Consortium ha trabajado para promover economías resilientes para un crecimiento sostenible e inclusivo, contextualizando el valor en juego, identificando los principales temas de resiliencia y desarrollando marcos que sirvan de arranque para los viajes de las organizaciones del sector público y privado.
El tercer informe, titulado Construyendo un Futuro Resiliente: Acciones concretas para los líderes globales, presenta nueve casos pioneros de la resiliencia que la han puesto en práctica en tres temas: clima, energía y alimentos; cadena de suministro; y preparación organizativa.
Los pioneros de la resiliencia en materia de clima, energía y alimentos son Siemens, con su tecnología de microrredes renovables autosostenibles para comunidades aisladas; el Programa Mundial de Alimentos, con el Programa Integrado de Resiliencia del Sahel, para apoyar la resiliencia de los agricultores; la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) de Estados Unidos, con su programa Building Resilient Infrastructure and Communities, para mitigar los riesgos de catástrofes naturales; e Iberdrola, con su ambicioso plan de acción por el clima.
Entre los ejemplos de refuerzo de la resiliencia de la cadena de suministro cabe citar la Agencia Nacional Finlandesa de Suministros de Emergencia, con su proyecto Red de Minoristas Resilientes, para garantizar el suministro constante de alimentos y productos esenciales durante las emergencias; el Modelo de Madurez de la Cadena de Suministro, de UNICEF, para evaluar y mejorar las cadenas de suministro nacionales; y Farmerline, que apoya a los agricultores africanos mediante herramientas y datos digitales.
Inspiración para aumentar la preparación de las organizaciones puede encontrarse en el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos, que desarrolla el capital humano para el futuro con una plataforma de formación digital para los empleados públicos, y en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que trabaja por un enfoque preventivo de la gestión del riesgo de catástrofes en Filipinas.
TRES PILARES DE ACCIÓN PARA CONSTRUIR RESILIENCIA
La resiliencia se está convirtiendo en un elemento no negociable. Aunque en los últimos años se han realizado importantes esfuerzos para reforzar la resiliencia de las organizaciones, frecuentemente se han llevado a cabo de forma aislada y en respuesta a crisis urgentes, y se quedan cortas en un enfoque holístico y una visión de largo plazo.
Ahora es el momento de actuar: debemos pasar de "hablar por hablar" a "aplicar lo que se dice". Los líderes de los sectores público y privado deben actuar en tres pilares para promover la resiliencia:
+ Construir un músculo de resiliencia con nuevas capacidades organizativas y de liderazgo. De hecho, solo el 16% de las empresas cree que su organización está preparada para anticiparse a las disrupciones y choques externos.
Por lo tanto, una mentalidad de resiliencia debe incluir estrategias de defensa y ofensa para aumentar la flexibilidad y la adaptabilidad a las disrupciones y los cambios, resaltando la oportunidad de mercado de alto crecimiento.
+ Comprender, medir y monitorear las organizaciones a lo largo de todo su recorrido de resiliencia. Las organizaciones deben ser evaluadas en cuanto a un marco de resiliencia y las nuevas metodologías pueden ayudar a pasar de una perspectiva puntual y determinista a un pensamiento basado en escenarios.
+ Desarrollar alianzas público-privadas. Ni las instituciones privadas ni las públicas tienen capacidad por sí solas para financiar la gran asignación de capital necesaria para lograr un crecimiento sostenible e inclusivo. Por ejemplo, en 2020 solo se movilizaron 29 000 millones de dólares para la adaptación al clima en los países en desarrollo, mientras que las necesidades se estiman en 340 000 millones de dólares anuales para 2030.
La resiliencia solo puede construirse con "confianza", el tema de la Reunión Anual del Foro Económico Mundial de este año. Para ello, los líderes públicos y privados deben reconocer en qué punto del camino se encuentran, compartir experiencias, aprender de las mejores prácticas y crear alianzas para desarrollar soluciones conjuntas.