El Departamento de Energía de EE. UU. (DoE) ha incluido el cobre en su última evaluación de minerales críticos, que evalúa los materiales por su criticidad para las cadenas de suministro de tecnología de energía limpia global.
El cobre es un conductor eléctrico eficiente y relativamente abundante, y no hay ningún sustituto obvio. Se encuentra en todo tipo de productos, desde tostadoras hasta aparatos de aire acondicionado y chips informáticos. Hay unos 30 kilogramos de cobre en un coche medio y más de 400 en un hogar típico. La descarbonización de las redes eléctricas, el transporte y la industria requerirá mucho más cobre del que existe actualmente.
Se necesitan millones de metros de cableado de cobre para construir redes más densas y complejas que puedan gestionar la electricidad producida por fuentes renovables descentralizadas y equilibrar sus suministros intermitentes. Los parques solares y eólicos necesitan mucho más cobre por unidad de energía producida que las centrales eléctricas centralizadas de carbón y gas. Los vehículos eléctricos utilizan más del doble de cobre que los coches de gasolina, según Copper Alliance.
Según explicó Bloomberg, la demanda anual se duplicará hasta alcanzar los 50 millones de toneladas métricas en 2035, según un estudio de S&P Global financiado por la industria. Eso suponiendo que se disponga de suficiente cantidad del metal rojo, lo que dista mucho de ser seguro.
Hoy la demanda de cobre es de alrededor de 26 millones de toneladas, según un informe de The International Copper Study Group (ICSG) y se espera que se duplique para 2050 e incluso más si la temperatura del planeta se limitara a un calentamiento de 1,5 °C.
Las tres razones que impulsan este incremento son: el aumento de la población (se espera que alcance los 9.700 millones en 2050), el desarrollo económico (a medida que más personas se conectan a las redes eléctricas, crece el consumo global); y, el más importante, la transición energética que se logrará a través de energías renovables, baterías de almacenamiento y vehículos eléctricos que necesitan cobre para transportar la electricidad generada, indicó Forbes.
América Latina tiene una larga historia de extracción y exportación de cobre. La producción minera de este material pasó del 19% del total mundial en 1960 al 41% (8,7 Mt) en 2021, según un estudio de ICSG, lo que demuestra la importancia de la región para el cobre.
Al igual que el petróleo ocupó un lugar central en la geopolítica del siglo pasado, el cobre se está convirtiendo en una cuestión de seguridad nacional en este siglo. Los gobiernos se apresuran a asegurarse el suministro futuro para sus industrias de energías limpias, en rápido crecimiento. La cadena de suministro del cobre está actualmente sesgada hacia China, que procesa y consume una gran parte de los metales extraídos en América Latina y África.
El dominio de China en metales como el cobre, el litio y el cobalto le ha ayudado a convertirse en líder de la fabricación de vehículos eléctricos. Sus rivales económicos, como Estados Unidos y Alemania, buscan ahora abastecerse más de esos metales localmente o entre sus aliados. Algunos legisladores estadounidenses han abogado por añadir el cobre a una lista de minerales considerados críticos para Estados Unidos.
El Departamento de Energía de Estados Unidos dividió a los minerales críticos según su importancia para la energía global en el corto y largo plazo. La lista actualizada del Departamento de Energía de EE.UU. de minerales críticos para la energía, incluye aluminio, cobalto, cobre, disprosio, acero eléctrico, flúor, galio, iridio, litio, magnesio, grafito natural, neodimio, níquel, platino, praseodimio, silicio, carburo de silicio y terbio.
Otros minerales más allá de la energía que están en el listado son Aluminio, antimonio, arsénico, barita, berilio, bismuto, cerio, cesio, cromo, cobalto, disprosio, erbio, europio, espato flúor, gadolinio, galio, germanio, grafito, hafnio, holmio, indio, iridio, lantano, litio, lutecio, magnesio, manganeso, neodimio, níquel, niobio, paladio, platino, praseodimio, rodio, rubidio, rutenio, samario, escandio, tantalio, telurio, terbio, tulio, estaño, titanio, tungsteno, vanadio, iterbio, itrio, zinc y circonio”.