La apuesta comunitaria por independizarse del petróleo genera oportunidades y desafíos en ambas geografías. España, de productor a paso obligado para los países productores
LEANDRO HERNÁNDEZ
La confianza europea en la prometida revolución energética e industrial generada por el hidrógeno enfrenta una nueva crisis. No solo los proyectos avanzan de forma lenta, con una ejecución menor al 5%, sino que otras regiones buscan sumarse aceleradamente a esta carrera.
Los países de África, América Latina y Medio Oriente cuentan con un gran potencial para la exportación de este vector energético, que representará el 15% del conjunto de fuentes de energías en Europa hacia 2050, según estimaciones del banco Goldman Sachs.
España, además de aspirar a producir una quinta parte de la producción europea hacia 2030, ambiciona con ser uno de los hubs centrales de entrada del hidrógeno en la región. Además de contar con el 20% de los proyectos de hidrógeno renovable a escala mundial, la península ibérica tiene potencial de transformarse en paso obligado para la producción de las potencias energéticas como Marruecos, Argelia, Brasil o Chile.
A diferencia del petróleo, el hidrógeno es el elemento más abundante del universo, por lo que se puede producir en cualquier parte del planeta. Sin embargo, su coste y competitividad varía, influido por el precio de la energía necesaria para ello. Un informe de Hydrogen Council, un consorcio conformado por los pesos pesados de la industria energética y petrolera, posiciona a América Latina y a África como la nueva Meca dorada.
Javier Brey, presidente de la Asociación Española de Hidrógeno (AEH2), se muestra en contra de plantearlo como una amenaza para la producción local y prefiere hablar de oportunidades. “Aunque ambos términos siempre van de la mano”, matiza en conversación con CincoDías. Y reconoce que sí hay una carrera con regiones en diferentes puntos de salida pero que “no está todo dicho”.
La estrategia RepowerEU prevé que en 2050 la Unión Europea importe 10 millones de toneladas de hidrógeno verde, la mitad del consumo estimado. Este porcentaje representa una fuerte caída de la dependencia europea, que en 2021 importó casi el 92% del petróleo que consume.
A la vez, los Veintisiete tienen el desafío de evitar tropezar otra vez el mismo error y confiar casi todo su suministro a un único proveedor, como hicieron en el pasado con Rusia.
La buena noticia para los grandes polos de consumo como Alemania, Países Bajos o Francia es que los costes de transporte de este vector energético son marginales. Un estudio conjunto realizado por el Puerto de Rotterdam (la mayor terminal europea) y Uruguay para la producción desde Sudamérica de hidrógeno, afirma que los costes de transporte son marginales pese a las amplias distancias que separan ambos países.
VECINOS CERCANOS
El norte de África se posiciona ya como el principal posible proveedor de hidrógeno verde hacia Europa, con una previsión de producción de hasta 597 millones de toneladas anuales hacia 2050. Las vastas extensiones de terreno deshabitado y la intensidad de la radiación local, así como las conexiones energéticas con Europa que podrían ser reconvertidas, aumentan el interés en la región.
“Las ambiciones de Marruecos de convertirse en exportador de hidrógeno verde se unirían a la acuciante necesidad de Argelia de sustituir sus exportaciones de hidrocarburos y a la existencia de gasoductos”, señala un reciente estudio del Real Instituto ElCano.
Esto no ha pasado desapercibido para Bruselas. El ejecutivo comunitario eligió a Marruecos para sellar en noviembre del año pasado su primera alianza verde con un país, entre las que se incluye el desarrollo local de las capacidades de producción de hidrógeno. En octubre de ese mismo año, un acuerdo similar fue firmado con Argelia. A nivel bilateral, el reino alauita ha firmado pactos con Portugal, Alemania y también España.
Los beneficios para el país son claros: el alto coste de los proyectos, así como la falta de tecnología y capacidad local ofrecen a las empresas españolas buenas oportunidades. Además, las interconexiones que vinculan a la Península Ibérica directamente con Marruecos y Argelia podrían utilizarse para el envío de este elemento.
El riesgo es que se privilegien otros proyectos que evitan la geografía local, como el corredor meridional que permitiría unir Argel directamente con Italia y desde allí al resto de Europa. En enero, ambos países firmaron un acuerdo inicial para comenzar los estudios técnicos previos a la construcción de esta infraestructura. Esta iniciativa compite con el H2MED promovido por España, Portugal y Francia, aún envuelto por el debate técnico aún abierto entre Madrid y Paris.
AMÉRICA LATINA
El verdadero gigante de la producción puede estar del otro lado del Atlántico, en una región donde las empresas españolas tienen inversiones por más de 150.000 millones de euros.
Los países de América Latina podrían producir hasta 913 millones de toneladas de hidrógeno a bajo coste hacia 2050, lo que la posiciona como la región de mayor potencial de todo el mundo. A la vez, su posición geográfica la conecta tanto a Asia como Europa.
Chile y Brasil lideran la carrera continental, con casi una treintena de proyectos en estudio cada uno. Argentina, un poco más atrás, cuenta con una de las iniciativas más grandes del mundo por US$ 8.000 millones. Como referencia, la mayor inversión anunciada en España, la de la petrolera Cepsa en Andalucía, es de menos de la mitad.
“Cuando América Latina mira hacia Europa el punto de entrada es la península ibérica”, precisa Brey.
“Lo que no podemos hacer es sentarnos aquí en Europa y esperar que ellos hagan sus inversiones en renovables, infraestructura, puertos y otros componentes claves. Simplemente no va a funcionar”, afirma convencido este experto.
Muchos de estos proyectos, especialmente en generación renovable, ya están en marcha. En 2019, último dato disponible, Brasil, México y Chile formaron parte de los 20 países del mundo con mayor inversión en este sector, y las empresas españolas han participado activamente de este fenómeno. Por ejemplo, Iberdrola inauguró en marzo un proyecto hibrido en Brasil por más de 630 millones.
El potencial no está exento de dudas. La Agencia Internacional de Energía resalta que, pese al alto nivel de descarbonización de la matriz energética de la mayoría de los países latinoamericanos, la región requiere repensar toda la cadena de valor para aprovechar la oportunidad del hidrogeno.
Esto implica modernizar sus líneas de transmisión, generar una nueva infraestructura de transporte y sus terminales portuarias. A la vez, 17 millones de personas en la región carecen de acceso a la electricidad, lo cual es una deuda social que la región debe atender.