Si bien mucho cambió en el último año para Mendoza y su minería, no fue suficiente para la Encuesta Fraser, que evalúa el atractivo de las jurisdicciones mineras para invertrir y dejó afuera a la provincia en el ranking de 2022.
Sandra Conte, reseñó en Los Andes el estado de los tres proyectos que hoy tiene Mendoza: Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo. Todos se enmarcan en la Ley 7.772 que prohibe el uso de cianuro.
Minería en Mendoza: cuál es el grado de avance de los tres principales proyectos
SANDRA CONTE/LOS ANDES
Con la mira en intentar recuperar la senda del crecimiento, de la que Mendoza se alejó en los últimos 10 años, hay quienes han insistido en la necesidad de dar protagonismo a actividades como el petróleo y la minería. Lo cierto es que hay tres proyectos mineros que han dado pasos de avance: Potasio Río Colorado, Hierro Indio y Cerro Amarillo.
Se trata de yacimientos, como el nombre lo indica en algunos casos, de potasio, con el potencial que este mineral tiene como fertilizante; hierro, que permitiría reducir las importaciones de este metal; y cobre, fundamental para la transición energética y la construcción. Asimismo, son iniciativas que se pueden realizar en el marco de la ley 7.722, que prohíbe el uso de sustancias tóxicas en la minería metalífera.
Marita Ahumada, presidente de la Cámara Mendocina de Empresarios Mineros (Camem), señaló que les parece muy importante que se esté empezando a explorar, porque es justamente a través de la exploración que se puede determinar si esos recursos minerales se pueden convertir en reservas. Y añadió que, compartiendo la cordillera con Chile, que es el principal productor mundial de cobre, se sabe que hay mucho potencial en la provincia, que no se debería desaprovechar cuando se necesita trabajo y la llegada de inversiones.
La geóloga especialista en gestión ambiental comentó que hay otros proyectos que podrían desarrollarse en el marco de la 7.722, como San Jorge (en Uspallata), pero que, aunque técnicamente estén bien, se necesita un trabajo social por parte del Gobierno para informar y dar confianza en que se puede trabajar minimizando los impactos negativos.
Además, indicó que hay yacimientos no metalíferos -como calizas, cemento, bentonita, yeso y talco- que tienen un buen desarrollo y que no compiten por el uso del agua con otras actividades. De hecho, Mendoza es una de las principales proveedoras del yeso que se utiliza para la construcción en seco. Y sumó que en el caso de las explotaciones que sí requieren agua en su proceso, hoy se trabaja con circuitos cerrados que cuidan el recurso, porque se reutiliza.
POTASIO RÍO COLORADO
El entusiasmo por estar cada vez más cerca de que comience la explotación de este emprendimiento responde a su larga historia: el yacimiento fue descubierto en 1978, en los ‘90 se desarrolló el proyecto y una empresa australiana llegó al estudio de factibilidad en 2004. Todo parecía avanzar después de que la brasileña Vale adquiriera los derechos de explotación, por 50 años, en 2009. Sin embargo, el desplome del precio mundial del potasio hizo que, tres años después, los trabajos se paralizaran y quedaran desempleadas casi 3 mil personas.
En 2016, Vale decide poner en venta el proyecto, pero como no logró compradores, finalmente acordó transferir los activos al Gobierno provincial, que inició la tarea de buscar socios inversores. En 2021, se decidió que un banco suizo se hiciera cargo de esta búsqueda y se llegó a la etapa actual: a fines de febrero se recibieron tres ofertas de interesados en dedicarse a la explotación de sales de potasio en Malargüe.
En su discurso del 1 de mayo, en Legislatura, el gobernador Rodolfo Suárez resaltó que se trata de tres “ofertas sólidas, que cumplen con los requisitos solicitados y respetan la legislación ambiental vigente en Mendoza”. Se esperan obtener entre 1,5 y 2 millones de toneladas anuales de potasio, “suficientes para abastecer al mercado argentino y exportar” este mineral, que se utiliza como fertilizante. De hecho, las ventas al exterior que generaría este proyecto duplicarían el total de las exportaciones actuales de la provincia.
Santiago Fernández, gerente de Operaciones de la empresa estatal Potasio Río Colorado SA, comentó que dentro de dos meses esperan poder anunciar cuál de los tres oferentes será el futuro concesionario. Según estimaciones del Gobierno provincial, la inversión ronda los U$S 900 a U$S 1.000 millones.
Detalló que, luego de que se elija una oferta, comenzará un proceso que involucrará a organismos financieros, legales, impositivos, para poder hacer entrega de la participación mayoritaria, que hoy tiene PRC, al privado. Es que no sólo se deben definir las condiciones comerciales de la venta, sino también las operativas y las herramientas con las que contará el Gobierno provincial para asegurarse la concreción de lo acordado.
Como contraparte, los potenciales inversores han puesto como condición la realización, por parte de la provincia, de tres obras de infraestructura: la conexión de la mina con el sistema de energía Comahue Cuyo, la reparación de la ruta 189 (de acceso a Potasio Río Colorado) y el desarrollo del polo industrial y de servicios Pata Mora (en Malargüe).
Fernández explicó que la mina está lista para empezar a construir la planta en la que, una vez obtenida la salmuera, se separe y clarifique para llegar al cloruro de potasio como sal, que se seca y se procesa para obtener un pellet (como se comercializa el producto). De ahí que, a partir del momento en que se transfiera el yacimiento, habrá que esperar por lo menos un año y medio para comenzar la explotación.
HIERRO INDIO
Hoy hay 34 pozos perforados en Hierro Indio, de los 41 previstos en la fase de exploración. Se han preparado y enviado 29 muestras al laboratorio, y se han empezado a recibir los primeros resultados, que estarían mostrando que hay riqueza bajo el suelo. No sólo en la veta que se explotó en el pasado, sino también en el entorno.
En este yacimiento el proceso fue diferente: la mina estuvo activa entre 1935 y 1972. Y luego fue adquirida por una empresa privada, Hierro Indio SA, de Alto Américas, que preside Guillermo Re Kühl. El geólogo contó que tomó contacto con el proyecto hace 12 años y estuvo trabajando para lograr las aprobaciones, que consiguió en diciembre de 2019.
Pero después, llegó la pandemia y demoró el inició de los trabajos por un año y medio más, ya que, por estar ubicado en una zona donde nieva, las tareas de exploración se pueden desarrollar en primavera, verano y los primeros días de otoño. Luego, si se reactiva, habrá instalaciones que permitirán explotar el yacimiento todo el año.
Para desarrollar estas labores exploratorias, que permitirán conocer el verdadero potencial del sitio y si su explotación será rentable, el privado estaba buscando inversores. El año pasado, la empresa estatal PRC se asoció para esta primera etapa, con opción de compra si los resultados son los esperados.
Re Kühl comentó que están esperando los resultados analíticos de laboratorio, para conocer el volumen de mineral en el yacimiento. Detalló que luego viene una etapa de estudio económico, que permitirá determinar si es factible avanzar en la explotación, en función del precio internacional del mineral, la inversión que demanda su extracción -no se utilizará agua ni sustancias químicas, sino la técnica de imantación- y tratamiento, y otros factores que permitirán establecer si se trata de un proyecto sustentable.
Y, de ser así, se debe avanzar en los pasos para obtener el permiso de explotación: una nueva declaración de impacto ambiental, que requiere el aval legislativo. El referente de Hierro Indio comentó que le tomó tres años que los legisladores autorizaran la etapa de exploración, pero resalta que fue aprobada por mayoría absoluta.
“Para mí, el logro de este proyecto es que, después de 16 años, se pudo perforar un proyecto metalífero en Mendoza y se demostró que se puede hacer minería, con un impacto mínimo, sin dañar el ambiente, que es uno de los grandes miedos de la sociedad mendocina”, planteó Re Kühl. Sumó que “sólo” falta que los acompañe la naturaleza y la economía nacional y mundial, y, al comprender lo complejo de esto, acotó: “para ser minero hay que ser muy optimista, porque uno arranca con algo que no ve”.
El geólogo reconoció que el proyecto no siempre se enmarcó en lo que permite la ley 7722, pero que, cuando lo ajustaron, lograron la aprobación de los planes y las inspecciones. Indicó que algunas de las iniciativas que podrían desarrollarse en la provincia son factibles en este marco y otras, por la naturaleza del mineral, requieren del uso de químicos no permitidos.
PRC es la empresa que está comandando la exploración. Fernández explicó que ya se tomaron muestras de 29 pozos de los 34 perforados. En un mes, terminarán la perforación de los 7 restantes y en otros 30 días estarían todos los resultados de laboratorio. Planteó que la veta que se explotó en el pasado no era suficiente para que el proyecto resultara rentable, por eso se buscó evaluar si el entorno tiene suficiente mineral, algo que estarían confirmando los primeros resultados.
Las expectativas por parte del Gobierno provincial son llegar a reemplazar el 30% de las importaciones de hierro del país. Pero Fernández aclaró que la idea no es que PRC se dedique a la explotación, sino buscar posibles inversores en Argentina y otras partes del mundo, como sucedió con Potasio Río Colorado.
CERRO AMARILLO
En su discurso, Rodolfo Suárez destacó la obtención del aval legislativo para Cerro Amarillo, con lo que se aprobó la declaración de impacto ambiental para la exploración de cobre. Y explicó que este metal es uno de los materiales fundamentales para la transición energética y tiene múltiples aplicaciones en la construcción, las telecomunicaciones, la electrónica y el transporte.
Cerro Amarillo se encuentra 60 kilómetros, hacia el oeste, del centro de Malargüe y alejado de las cuencas de los ríos Atuel y Malargüe, por lo que se entiende que no habría potencial afectación del agua. En 2014, se bloqueó su tratamiento legislativo porque no estaba terminado el inventario de glaciares y no se sabía si estaba en zona glaciar (no lo está y por eso se retomó el proyecto).
El yacimiento sería parte de la misma formación geológica en la que se encuentran algunas de las principales minas de cobre en Chile. Además, las muestras superficiales del terreno evidencian la presencia del mineral como sulfuro de cobre, que puede separarse por flotación, con lo que no requiere el uso de sustancias prohibidas por la ley 7722. Jorge Bengochea, titular de la concesión del área, expresó que, en este momento, están en contacto con posibles inversores y no puede hacer declaraciones.