MARCELO BONELLI

Hernán Lacunza fue durísimo: "Nadie sabe cuánto puede durar la calma chicha del dólar". Y Luciano Laspina lanzó un misil: "Este es el 2001 del peronismo". La descripción ocurrió en la mesa de Juntos.

Así, en alerta máxima, fue la intimidad de un encuentro donde a la única conclusión fue que sólo el dinero del FMI puede evitar el abismo. Encima, Ricardo López Murphy completó: “Lo de China no existe y lo de Brasil es verso”. Eduardo Levy Yeyati concluyó: “El Gobierno tiene dificultad para llegar”.

El cuarteto -cuidó las palabras- volvió a acusar a Cristina, Alberto y Massa de armar una bomba pero ahora dicen que podría detonar antes de las elecciones. Los candidatos escuchaban inquietos. Hace unos meses esas proyecciones eran alentadas por figuras como Guido Sandleris y los gurkas de Macri. Mauricio ya no es candidato y hay otro escenario político. A mayor crisis económica, más cotiza Javier Milei en las encuestas y disputa el ingreso al balotaje a JxC.

Horacio Rodríguez Larreta lo dijo en las conversaciones preliminares: “Milei es un delirante que quiere una híper”. El jefe de Gobierno porteño amplió sus consultas y estableció un comité con Lacunza, Carlos Melconian, Martín Redrado y Miguel Peirano. La presencia de Peirano se reflejó en el discurso desarrollista que Larreta pronunció en Tierra del Fuego, cuando fue a apoyar a Héctor Stefani.

Cristina está al tanto de la cuestión. Y delineó su nueva estrategia electoral: confrontar con Milei, para debilitar a Juntos y buscar un balotaje con el libertario. La Vice cree que ese plan resucitaría a Frente de Todos y a un gobierno que llega arrastrándose. En el Senado montó su laboratorio electoral. Hace pocas consultas y lo tiene en penitencia a Oscar Parrilli: el armado del senador provocó un cataclismo electoral en Neuquén.

LA PELEA ETERNA
Cristina pretende volver a humillar a Alberto. Ya lo obligó a desistir de su reelección y ahora quiere que vuelva a hocicar con las PASO. El maltrato íntimo hacia Alberto es lacerante: suele calificarlo de “vago” y “pelotudo”. Le sigue reprochando sus largas vigilias en Olivos y tiene un nueva cantilena. "No labura y ahora lo único que le interesa es boludear con el tema de las PASO".

Alberto contragolpea y le dice siempre a su círculo íntimo que Cristina tiene inestabilidad emocional y se jacta de que "ahora está desequilibrada porque no tiene un candidato viable".

Y agrega: “Nosotros tenemos por lo menos a tres” y enumera orgulloso a Santiago Cafiero, Agustín Rossi y el propio Daniel Scioli. El Presidente ya envió emisarios al Instituto Patria para proponerle una cumbre a Cristina para acordar la estrategia electoral.

Cristina no le atiende el teléfono y repite: "Ni loca pierdo el tiempo con Alberto". La Vice además puso una condición inflexible para hacer esa cumbre. Que Alberto primero baje su intención de dirimir las candidaturas presidenciales en las PASO. Se trata de ejecutar el primer mandamiento del “cristinismo”. Primero esclavo, o sino, enemigo.

Massa habló del tema con Alberto. No fue en Brasil. Ocurrió hace una semana en una tensa charla telefónica: "Ahora que te bajaste, empezá a gobernar y dejate de joder con tus candidatos". Cristina tiene un solo candidato: Sergio Massa y pretende insistir en su nominación si logra -mínimamente– estabilizar el dólar y calmar un poco la inflación. En caso de que eso no ocurra el elegido sería “el Pichichi” Daniel Scioli.

Todos saben que la “mínima estabilidad” depende solo de que el FMI otorgue un dinero especial para sostener sin que se “espiralice” el dólar y todo termine en una hiperinflación.

Así, la Vice enfrenta un triste destino. Depende del FMI al que tanto detesta para sostener su proyecto político y arcaico relato. Por eso en Wall Street insisten que Argentina vive tres semanas clave. Los informes reservados de los bancos JP Morgan, Stanley, HSBC y UBS coinciden en una cuestión. Si Massa no logra un dinero extra del FMI, la economía podría ir derecho a la hiperinflación antes de las elecciones.

La decisión de Alberto de ir a “mendigar” ayuda a Brasil refleja la gravedad del problema: volvió con las manos vacías. Lula tomó la decisión política de ayudar a Alberto, pero la comitiva oficial viajó sin “hacer los deberes” y mostró un alto grado de impericia. Alberto lo reconoció en esa insólita conferencia conjunta con Lula. La misión fue desopilante, y reflejó lo vergonzoso de muchos funcionarios.

Hubo una inusual pelea por triviales cuestiones como la ubicación en fotos y un enfrentamiento -durísimo– entre Gabriela Cerruti y la poderosa Victoria Tolosa Paz.

Con malicia, Cerruti decidió -en el avión- tomar una foto de la comitiva en el preciso instante que Tolosa Paz decidió ir al toilette. Después, a la vocera la excluyeron de la cena oficial con Lula. Cerruti acusó a la Cancillería por la maldad y decidió entrar colada al encuentro: se ubicó en un lugarcito con los traductores y asesores menores de Lula.

El poderoso BNDES de Brasil solo puede activar el socorro financiero con “un garante”. Este jueves Massa estuvo toda la jornada negociando con Fernando Haddad. Sugestivamente Miguel Pesce estuvo ausente en toda la negociación. Pesce no formó parte de la delegación y -cada vez- cede más el control del BCRA a Lisandro Cleri.

Las alertas se escuchan en las reuniones privadas de la UIA y AEA. Los “popes” insisten en que se juega con fuego. Es sonoro el silencio y la pasividad de los “CEOS” en medio de este tsunami. En los encuentros privados insisten en tres cuestiones. Primero que nos encaminamos a transitar los “peores meses de los últimos cuatro años”.

También, que habrá una batalla día a día con el dólar hasta las PASO. Además, que el gran desafio será el escenario post-PASO.

Clarín confirmó que las negociaciones con el FMI están complicadas con el staff. El equipo de Luis Cubeddu está en una encrucijada. Los burócratas le reclaman “garantías” y “medidas” a Massa para avalar el giro de cruciales U$S 10.600 millones.

Tampoco quieren vulnerar su propio mandamiento: otorgar dinero extra para que Massa financie la fuga de capitales y despilfarre los dólares para evitar una devaluación que al final ocurrirá con este o el próximo gobierno. Ya la decisión “unilateral” de intervenir en el mercado del dólar provocó un sacudón en Washington.

Economía aceitó la actual negociación con sus últimas medidas en línea con el pedido del FMI. Tarifazo, tasas recontra altas y acelerar la devaluación diaria a un ritmo del 8%. Pero la negociación será ardua y llena de espinas. Hay directores -Alemania, Japón– que no quieren más benevolencia con la Casa Rosada. También entre los duros se encuentra el director de Brasil Afonso Bevilacqua.

Alberto hizo una queja dura y formal contra el brasileño y Lula se comprometió a frenar la militancia de Bevilacqua contra Argentina. Ahora EE.UU. -como anticipó Clarín- es el único y crucial aliado de Massa: la Casa Blanca no quiere que explote Argentina.

El Tesoro de los EE.UU., a través de Gita Gopinath, bajó una orden al staff del FMI. Los técnicos que lidera Cubeddu hurgan en su dilema: hablan de un salto del dólar. Por eso Massa contragolpea: "Antes de devaluar sepan que yo me voy”.