El gas cae a precios de septiembre de 2021, antes de dispararse la inflación
Hace un año y medio el gas natural se puso en el centro de la diana como uno de los elementos más importantes para la economía europea, y también para el resto del mundo. Meses antes del inicio de la guerra de Ucrania el precio del gas natural empezó a despertar, en un momento en el que la producción de energías con fuentes renovables no estaba siendo suficiente para abastecer a la demanda en el Viejo Continente.
El inicio del rally de los precios fue agresivo: el gas daba señales de que había un desequilibrio en la oferta y la demanda y, a cierre del mes de agosto de 2021, el precio marcaba un repunte del 163% desde el primer día del ejercicio, quedándose en el entorno de los 50 euros el MW/h.
En septiembre fue cuando las subidas cogieron un ritmo vertiginoso, con el precio del recurso energético subiendo otros 50 euros el megavatio, un 100% en un solo mes que se sumaba al rally que ya acumulaba el gas en el año, que lo llevó a cierre de ese mes en el entorno de los 100 euros por MW/h.
Las subidas continuaron en 2022 hasta llegar a alcanzar los 339 euros, máximos nunca vistos en el continente. En ese punto, ya cerca del invierno, comenzó un abaratamiento acelerado de los precios que ha hecho que el gas caiga más de un 84% en medio año. Este desplome ha llevado a los precios a los niveles de septiembre de 2021, los 54 euros, con una caída del entorno del 30% desde el primer día de 2023.
CLAVE PARA LA INFLACIÓN
Los precios actuales son los que se pagaban cuando el gas se convirtió en el motor de la espiral inflacionista. En septiembre de 2021, en los precios actuales, el monstruo ya empezaba a asomar la cabeza, con la tasa de inflación superando el 3% por primera vez en años en la zona euro, según explicó Víctor Blanco Moro en El Economista.
Ahora la inflación se mantiene en el 8,5% en la zona euro, y poco a poco va disminuyendo, después de llegar al 10,6% el pasado mes de octubre.
La caída del gas ha contribuido en esta caída en el ritmo de crecimiento de la inflación, y es clave intentar analizar qué se espera para el precio del recurso energético en los próximos meses, ya que será clave para la evolución de la inflación y, en consecuencia, para la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), el principal motor para los mercados de bolsa y deuda.
PERSPECTIVAS PARA 2023
Durante los últimos años muchos analistas han reconocido la dificultad de hacer estimaciones para los precios del gas, ya que, literalmente, depende de factores tan impredecibles como la meteorología.
Sin embargo, hay algunos factores que sí se pueden anticipar y que pueden ayudar a llevar a cabo una estimación con más fundamento sobre los precios del recurso energético. Desde Julius Baer, destacan la importancia que tuvo en su momento el cierre de las centrales nucleares por labores de mantenimiento, un elemento que ya no seguirá siendo un problema para los mercados energéticos en Europa.
"Los cierres de nucleares en Francia intensificaron la crisis de energía el año pasado. Parte de las reparaciones y mantenimientos terminaron justo a tiempo para abordar el aumento de la demanda de energía en invierno, y pronto la generación de energía con nucleares debería volver a alcanzar niveles pre-crisis", explica Norbert Rücker, responsable económico del banco suizo.
"La energía no fue escasa de forma estructural, lo fue de forma cíclica. Esta crisis podría desaparecer a la misma velocidad a la que llegó", agregó.
Los precios de los futuros del gas están anticipando una subida de precios durante los próximos meses, pero no demasiado preocupantes: desde los 54,9 euros en los que cotiza el gas en la actualidad, los contratos de futuros anticipan una subida de los precios hasta los 63,3 euros el MW/h a cierre de año, un aumento del 15% en los próximos meses.
Si esto se cumple, el barril continuará siendo desinflacionista en la cesta del IPC durante los próximos meses, al menos, hasta febrero del año que viene, por lo que será un aliado para el BCE y contribuirá a aliviar las presiones inflacionistas que están castigando a la economía europea.
Otro elemento que puede contribuir a ayudar a que los precios del gas se mantengan estables y no den grandes sustos es la construcción de nuevas plantas regasificadoras en Europa, una reacción que ha tenido lugar en los últimos meses ante la crisis de energía que se había desatado.
"La nueva capacidad de regasificación en Europa, especialmente en las grandes zonas industriales de Alemania, Italia y Holanda, van a ayudar a evitar la escasez de oferta, aun que es cierto que los mayores costes del gas natural licuado y el peligro de que se produzcan repuntes de precios pueden generar momentos de desabastecimiento", dijo Hennin Gloystein a Bloomberg, director de clima y recursos de Eurasia Group.
Desde la agencia también avisan del peligro de nuevos repuntes de precios en el gas, a medida que se incrementa la demanda de países asiáticos como India, Bangladesh y Tailandia. Hay que recordar que el mercado del gas licuado es internacional y se compite en todo el mundo por los envíos de este tipo de recurso energético.
REPUNTE DE IMPORTACIONES DE GAS DE CHINA PUEDE IMPEDIR A UE SUMINISTRO 2023
"Un repunte de las importaciones de gas natural licuado por parte de China podría limitar la capacidad de la Unión Europea (UE) para garantizar el suministro de gas durante 2023", advierten los economistas del Banco Central Europeo (BCE).
En un artículo del boletín económico, los economistas del BCE analizan los riesgos mundiales para el mercado de gas natural de la UE.
En 2022 fue posible aumentar las importaciones de gas de la UE, en parte porque se pagaron precios más altos por este combustible, pero también porque la demanda china registró una caída significativa y fue 22 bcm (miles de millones de metros cúbicos) más baja que en 2021.
La UE pudo importar mucho más gas natural licuado que el año anterior tras el descenso del consumo en otros países y el aumento de la exportación, sobre todo en EE.UU., según destacó EFE.
La caída de las importaciones de gas de China en 2022 interrumpió una década de incrementos de la demanda de gas por parte de este país.
En parte porque China optó "por generar más energía en centrales de carbón" debido a la preocupación por la seguridad energética y sobre todo por la reducción del consumo de gas en el sector industrial, que se vio muy perjudicado por los confinamientos durante 2022.
"China abandonó su política de COVID cero al final de 2022 y, como consecuencia, el aumento de la actividad económica impulsará probablemente el repunte de la demanda de gas natural licuado , lo que añadiría presiones significativas sobre el mercado internacional de este combustible", prevén los economistas del BCE.
También consideran que "es improbable que se registre un sustancial incremento en la capacidad exportadora de gas natural licuado hasta 2025".
Esto podría limitar la capacidad de la UE para atraer importaciones de gas, según el BCE, "sobre todo porque China tiene derecho a decidir si compra un volumen acordado previamente de gas natural licuado que representa una proporción sustancial de los cargamentos mundiales de este combustible".
En 2023 China incrementó su volumen de importaciones de gas acordado previamente hasta los 100 bcm, que equivale al 19 % de las importaciones mundiales de este combustible.
Los economistas del BCE calculan en dos escenarios hipotéticos para 2023 los riesgos que plantea un repunte de la demanda energética china y una paralización total de las exportaciones de gas ruso a la UE.
El mercado de gas natural de la UE estaría equilibrado en el escenario favorable en el que los flujos de gas ruso a la UE se mantienen en los niveles actuales y la UE se asegurará para sí la mayor parte de la expansión de la capacidad mundial de gas.
Pero el déficit de gas podría representar alrededor del 9% del consumo de gas anual de la UE en el escenario adverso, que contempla que Rusia no enviará gas por gasoducto a la UE y que la demanda china de energía repuntará, lo que limitaría la capacidad de la UE de asegurarse importaciones de gas adicionales.
"Este déficit podría reducirse hasta el 4 % si la demanda china de gas natural licuado permanece sin cambios en los niveles de 2022, o hasta el 2 % si solo se materializan los riesgos para las exportaciones de gas ruso", calculan los economistas del BCE.
Por ello la seguridad de suministro de gas en la UE en 2023 es vulnerable a disrupciones adicionales en el abastecimiento de este combustible o a cambios en la demanda.
"Aunque la UE ha reducido notablemente su dependencia de gas ruso, se ha vuelto mucho más sensible a las fluctuaciones de la demanda de energía por parte del resto del mundo, en particular de China", añade el informe.
Que la UE pueda garantizar un abastecimiento de gas suficiente en 2023 también dependerá de las condiciones meteorológicas y de la disminución de las existencias de gas en lo que queda del invierno de 2022-2023.
En este invierno, la UE ha ahorrado más gas que el contemplado en el plan de ahorro de gas debido a las temperaturas más cálidas que en otros años.
Como resultado, los niveles de gas almacenado se han mantenido altos, pero si las temperaturas caen drásticamente o si se produce una ola de frío prolongada en los próximos meses, las existencias de gas podrían agotarse con mayor rapidez y dejaría a los mercados de gas de la UE en una situación más vulnerable.
Si suben las temperaturas en los meses de verano, aumentará la demanda de gas para generar electricidad para el aire acondicionado, según el BCE.