Las tendencias actuales en el sector energético han provocado cambios en el papel de la energía hidroeléctrica, creando la necesidad de ajustar la forma en que se diseñan, operan y mantienen estos activos, según un nuevo informe de Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), el “El rol cambiante de la energía hidroeléctrica Desafíos y oportunidades”.
“La energía hidroeléctrica ha sido una fuente eficaz de generación de energía limpia durante más de un siglo”, dijo el director general de IRENA, Francesco La Camera. “Sin embargo, con el panorama energético en rápida evolución, es importante reevaluar su papel futuro y aprovechar los avances tecnológicos recientes que pueden maximizar su potencial al tiempo que garantizan su sostenibilidad y resiliencia climática”.
En términos de distribución geográfica, la mayor parte de la capacidad hidroeléctrica del mundo se encuentra en Asia (42 %), seguida de Europa (17 %), América del Norte (15 %), América del Sur (13 %), Eurasia (7 %) y el resto del mundo (6%). Es de destacar que para la mayoría de las regiones, PSH representa el 9-13% de la capacidad hidroeléctrica total instalada; sin embargo, está casi completamente ausente en América Latina, aparte de algunas plantas en América del Sur (<1 GW)
Según el Escenario de 1,5 ° C de IRENA, si el mundo quiere descarbonizarse por completo y cumplir los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París, la capacidad instalada de energía hidroeléctrica, incluida la energía hidroeléctrica de almacenamiento por bombeo, debería más que duplicarse para 2050. Esto requerirá inversiones anuales en energía hidroeléctrica para crecer aproximadamente cinco veces.
El informe subraya que la mayor parte del potencial hidroeléctrico se encuentra en los países en desarrollo, y las instituciones financieras deben trabajar junto con los gobiernos para superar los riesgos y limitaciones locales y canalizar la inversión que tanto se necesita en estas regiones y países.
La energía hidroeléctrica, a pesar de ser la tecnología renovable más madura, enfrenta varios desafíos, entre ellos: modernizar las flotas antiguas para cumplir con los requisitos del sistema de energía moderno; atraer nuevas inversiones; y actualizar las estructuras de mercado y los modelos comerciales que no recompensan todos los servicios proporcionados por la energía hidroeléctrica más allá de la generación de energía.
Los marcos regulatorios y los mercados deben tener en cuenta todos los servicios hidroeléctricos para reducir la desalineación entre la compensación y las necesidades de infraestructura. Atraer los casi US$ 100.000 millones necesarios en inversiones requerirá mercados que respalden operaciones modernas de energía hidroeléctrica y valoren adecuadamente la amplia gama de servicios hidroeléctricos.
El despliegue de energías renovables está creciendo a un ritmo considerable, atrayendo US$ 1,8 billones en inversiones entre 2013 y 2018 (IRENA y CPI, 2020).
Sin embargo, a pesar de ser una de las fuentes más baratas de electricidad renovable, durante la última década, las inversiones en energía hidroeléctrica se han visto eclipsadas por las inversiones en tecnologías solares fotovoltaicas y eólicas. Durante ese mismo período, se invirtieron aproximadamente US$ 72.000 millones en hidroelectricidad.
Esta cantidad equivale a aproximadamente el 4% de todas las inversiones en energía renovable, una cantidad relativamente pequeña, especialmente si se considera que es una tecnología madura que genera alrededor del 65% de toda la electricidad renovable.
La mayoría de los activos hidroeléctricos se construyeron hace varias décadas para operar en condiciones diferentes a las actuales. Los cambios y las tendencias actuales en el sector eléctrico requieren tanto un reconocimiento del valor de la energía hidroeléctrica como un replanteamiento de su papel futuro.
La creciente necesidad de integrar recursos de generación variable, como la solar y la eólica, conducirá a una mayor demanda de flexibilidad de la red y servicios de equilibrio, y a un cambio en la forma en que se operan y mantienen las centrales hidroeléctricas.
Si bien la energía hidroeléctrica es susceptible a los riesgos climáticos, también puede ser una fuente de resiliencia cuando los proyectos se planifican adecuadamente. Las plantas existentes deberán evaluarse y modernizarse cuando sea necesario para tener en cuenta los mayores riesgos climáticos, y los nuevos proyectos deberán incorporar estos riesgos en su diseño.
Las acciones clave que los formuladores de políticas pueden tomar para reconocer mejor el valor de la energía hidroeléctrica y acelerar su despliegue incluyen las siguientes:
+Crear un entorno empresarial atractivo para la energía hidroeléctrica.
+Desarrollar e implementar políticas y mercados que reconozcan el valor de la flexibilidad y los servicios auxiliares proporcionados por la energía hidroeléctrica.
+Desarrollar marcos de mercado que permitan una participación más amplia de la energía hidroeléctrica en los mercados de energía y capacidad (incluidos los mercados subhorarios) en países que aún no los tienen.
+Desarrollar incentivos y estructuras de apoyo financiero para el despliegue y prueba de nuevas tecnologías hidroeléctricas, ya sea para renovación o nuevo desarrollo.
+ Implementar una combinación de incentivos estrechamente coordinados y simplificación regulatoria que pueda acelerar el despliegue de la energía hidroeléctrica.
+ Crear una cartera de proyectos financiables y sostenibles, respaldados con sólidos estudios de viabilidad y siguiendo estrictos criterios de sostenibilidad.
+ Incorporar el concepto de planificación integrada en las estrategias energéticas a largo plazo, no solo centrándose en el suministro de energía, sino también incorporando los riesgos climáticos, las necesidades de almacenamiento y la gestión del agua.
