Pese a la incertidumbre económica el empleo se recupera aunque de la mano de la informalidad laboral
ANAHÍ ABELEDO
En 2022 la desocupación de América Latina y el Caribe se ubicó en 7,2% pero la informalidad y una serie de crisis afectan las perspectivas del empleo en la región, donde la calidad del trabajo no es óptima, revela el último estudio de la OIT . Sin embargo, el mercado de trabajo regional en 2023 será complejo e incierto debido a la situación económica y al hecho de que la recuperación llegó de la mano de la informalidad, la gran cuenta pendiente en la región.
Dada la confluencia de diferentes factores se proyecta que la tasa de desocupación promedio para 2022 sea de 7,2 %, con un rango entre 7 y 7,3 %, y se mantenga casi sin alteraciones en 2023 en un rango de entre 7,2 % y 7,5 %.
En cuanto al valor agregado por sector de trabajo, el sector donde más creció fue Hoteles y Restaurantes, con una tasa del 41% en Argentina; 25% en Chile y 31% en Perú.
El sector de Explotación de Minas y Canteras tuvo uno de los crecimientos más disímiles por países. En los primeros tres meses de 2022, aumentó en Argentina un 14,4% pero en Chile se redujo ( - 4,4%) al igual que en Perú (-1,54%).
Adicionalmente, en el contexto de fuerte ralentización del crecimiento económico la creación de empleo puede continuar estando sesgada hacia la generación de puestos informales.
El Panorama Laboral de la OIT destacó que pese a la disminución de la desocupación, persisten la baja calidad de los empleos y la inflación afecta enormemente a los salarios.
El informe atribuye la situación a la serie de crisis que impacta directamente a los mercados de trabajo y que hace necesario implementar políticas para la creación de empleo formal. Entre esas crisis, menciona la persistencia de la pandemia y la guerra de Rusia en Ucrania, así como el bajo crecimiento económico que se espera, las secuelas de la inflación elevada, el espacio fiscal limitado y los altos niveles de endeudamiento.
La tasa de desempleo se redujo en 2022 a 7,2% en América Latina y el Caribe, luego de haber alcanzado un 8% en 2019, el año previo a la pandemia de COVID-19.
SOSTENER LOS SALARIOS
Al presentar el documento anual de la agencia, la directora regional interina de la OIT, Claudia Coenjaerts, urgió a la elaboración de políticas para sostener los salarios.
Según Coenjaerts, la baja de la desocupación “es una noticia positiva en especial tras la crisis de grandes dimensiones que provocó la pandemia”, no obstante, advirtió que este avance podría estancarse dado que el escaso dinamismo de la economía en 2023 “afectará negativamente la generación de nuevos empleos haciendo que la desocupación registre variaciones a lo largo del año” pudiendo llegar a 7,5%.
La OIT detalló que la recuperación del empleo fue más alta en las mujeres y los jóvenes puesto que ambos colectivos habían sido los más golpeados por la crisis derivada de la pandemia. Aclaró, sin embargo, que las brechas estructurales por género y edad se mantienen en los mercados de trabajo.
LA INFORMALIDAD
El informe señala que la recuperación laboral ha sido impulsada por el aumento de los trabajos informales, que representaron entre 40% y 80% de los empleos generados. La tasa de informalidad regional llegó a un 50%, el nivel previo a la pandemia, aunque en algunos países es mucho mayor.
“La realidad es que una de cada dos personas trabajan en la informalidad, que suele estar acompañada inestabilidad laboral, bajos ingresos, sin protección social”, recalcó Coenjaerts.
Los trabajadores informales tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades de ser pobres que los formales, y constituyen hasta el 90% de la pobreza laboral total.
Por su parte, la inflación ha causado una pérdida notable del poder adquisitivo de los salarios medios y mínimos, que en algunos países tiene un valor real menor al prepandémico, lo que explica que aunque tengan un empleo formal muchas personas se encuentren en situación de pobreza. En la región los ingresos laborales representan 80% de la renta familiar.
La OIT insistió en que para encarar dicho panorama son indispensables las políticas de sostenimiento y creación de más y mejores empleos, sobre todo formales.
Todos los grupos de ocupados salvo los empleadores registran un aumento en la cantidad de trabajadores.
Por el contrario, éstos se contrajeron en alrededor de 2 % a pesar del aumento entre 2021 y 2022. En el otro extremo, los trabajadores por cuenta propia son los que exhiben un saldo positivo más elevado, del 6,2 %.
Es mayor crecimiento neto de los no asalariados (5,1 %) respecto de los asalariados (4 %) entre 2019 y 2022
Observando la variación en el número de asalariados del sector privado y de los trabajadores por cuenta propia entre 2019 y 2022, en 9 de los 12 países el saldo neto positivo es mayor en el segundo grupo respecto del primero.
Este comportamiento hizo que la proporción del empleo total explicada por los cuentapropistas se incrementara alcanzando en la actualidad el 29 %, promedio para los países aquí considerados. En algunos de ellos, este porcentaje se eleva al 36 / 40 % (Ecuador, Colombia, Perú, República Dominicana) o incluso al 50 % (Bolivia).
Asimismo, esta diferencial velocidad de recuperación es consistente con la evidenciada en las horas trabajadas en varios de los países de la región.
Este resultado, por tanto, puede ser preocupante en la medida en que sea consecuencia de que los trabajadores empiezan actividades por cuenta propia como mecanismo de refugio frente a la insuficiente creación de puestos dependientes por parte del sector privado; más aún, considerando que la gran mayoría de los puestos por cuenta propia exhiben niveles de informalidad y precariedad laboral muy elevados.
EMPLEO Y OFERTA LABORAL
Los impactos de la pandemia por COVID-19 en la región de América Latina y el Caribe se manifestaron con gran intensidad durante el primer semestre de 2020 a través de reducciones inéditas en el nivel de actividad económica, en el empleo y en las horas trabajadas, en un fuerte deterioro del aparato productivo, en el cierre de empresas, en contracciones significativas en los ingresos medios y en aumentos en la pobreza y en la indigencia.
Luego de transcurrido este período tan crítico, el proceso de recuperación gradual de los indicadores laborales desde mediados de 2020 ha permitido que luego de tres años de iniciada la pandemia por COVID-19 la tasa de ocupación retorne a los valores previos a la crisis, lo que se observa desde el segundo trimestre de 2022 en comparación con igual trimestre de 2019.
La creación de empleo estuvo fuertemente asociada a la recuperación económica. Durante 2021 la elasticidad empleo-producto (variación del nivel de empleo en relación a la variación del producto) fue algo superior a 1 evidenciando que el crecimiento traccionó de manera significativa el aumento de la ocupación.
Las economías de América Latina y el Caribe continuaron en 2022 la recuperación que comenzó en 2021, a medida en que iban siendo dejados atrás los efectos de la emergencia sanitaria vinculada a la pandemia.
En paralelo a esta recuperación, durante los tres primeros trimestres de 2022 la tasa de ocupación regional creció 5 % respecto de igual período del año anterior lo que sigue evidenciando una elevada respuesta positiva al crecimiento económico el cual durante 2022 se debilitó significativamente respecto del año anterior.
Se espera que la región crezca durante este año en algo más de 3 %, cifra elevada en términos históricos pero equivalente a la mitad del crecimiento registrado en 2021.
A diferencia de la ocupación, la tasa de participación en la fuerza laboral regional aún continúa siendo levemente inferior a los registros prepandemia.
Como resultado de la recuperación completa del empleo y de la recuperación parcial de la oferta laboral, la tasa de desocupación es significativamente más baja que en 2019
En el tercer trimestre de 2022 la tasa regional de ocupación fue 58,4 %, la tasa de participación fue 62,7 % y la tasa de desocupación 6,9 %.
Cuando se comparan los promedios de los tres primeros trimestres de cada año también se observa que en 2022 se volvió a la tasa de ocupación del mismo período en 2019 (57,9 %).
Sin embargo, consistente con lo mencionado previamente, la recuperación de la participación económica fue parcial (62,6 en el promedio de los tres primeros trimestres de 2022 frente a 63,3 en igual período de 2019).
Como consecuencia de la evolución positiva más intensa del empleo que de la oferta laboral la tasa de desocupación de 7,4 en el promedio de los tres trimestres es un punto porcentual más baja que la observada en el mismo período en 2019.
Asimismo, al extender el período de análisis se observa que la tasa de ocupación es similar a las tasas registradas en el período 2016-2019, pero continúa siendo inferior (en algo más de un punto porcentual) al valor de una década atrás, en 2012.
Esto último también se verifica en la tasa de participación económica. La tasa de desocupación, por su parte, supera en 1 punto porcentual la tasa de aquel año.
Adicionalmente a la incidencia regional de la tasa de desocupación del orden de 7 %, otro indicador relevante en la fase de recuperación ha sido la duración del desempleo. En tres países de la región, la proporción de desocupados con 1 año o más en el desempleo ha experimentado una tendencia creciente.
PATRONES COMUNES Y HETEROGENEIDADES EN LOS PAÍSES
La velocidad de la recuperación del empleo fue similar o, incluso, superior a la observada en el nivel de actividad económica. En varios de estos países ambos indicadores -empleo y actividad- alcanzaron valores similares entre sí aun cuando la contracción inicial del empleo superó significativamente a la del producto.
De todas maneras, en varios de países se evidencia cierta ralentización de este proceso, tanto en lo referido al nivel de actividad como en al volumen de empleo.
En Chile la tasa de crecimiento de la ocupación entre el tercer y cuarto trimestre de 2021 fue del 4 %, pero fue prácticamente nula en los últimos trimestres. En México la variación positiva del empleo pasó de ser del 4 % entre el primer y segundo trimestre de 2021 a ser cercana a cero entre el segundo y tercer trimestre de 2022.
Paraguay exhibió una caída en el empleo entre fines de 2021 y comienzos de 2022 seguida de aumentos del 1 y 2 %, respectivamente, en los dos trimestres siguientes.
Este comportamiento resulta aún más preocupante ya que la recuperación total de la tasa de ocupación regional resulta del promedio de dos situaciones contrapuestas entre los países: en 9 de 15 países la tasa de ocupación en el tercer trimestre de 2022 aún era inferior al valor registrado tres años antes.
Este contraste también se observa entre los dos países más grandes de la región: asociado al menos parcialmente con la diferente dinámica económica, Brasil presenta una mayor tasa de ocupación que en 2019 mientras que sucede lo contrario en México.
Por su parte, solo en Argentina y Bolivia, de los 15 países aquí considerados la tasa de participación económica en el tercer trimestre de 2022 había superado los niveles del tercer trimestre de 2019.
En algunos de los restantes países la brecha en la oferta laboral asciende a 3 puntos porcentuales.
Finalmente, la menor tasa de desocupación regional entre ambos períodos se reproduce en 11 de los 15 países.
En Colombia y Costa Rica la tasa de desocupación superó el 10 %, mientras que en Argentina, Barbados, Brasil, Chile y Uruguay ésta se ubicó en torno de 7/ 9 %.