El actual ciclo de altos precios del petróleo para el año 2022 aumentará en $24 billones el aporte de las empresas del sector al Estado
En momentos en que habla de dar el paso hacia la transición energética justa, el gobierno no ha explicado la forma en que está pensando dar el salto a la transición fiscal. El gobierno del presidente está interesado en marchitar la industria de los combustibles fósiles y la actividad extractiva que aportan los más importantes recursos para el fortalecimiento de las finanzas públicas. En el caso de las exportaciones los combustibles y la minería también son generadoras de un importante número de divisas para la economía colombiana.
Colombia debe desarrollar una estrategia enfocada en la adaptación al cambio climático para mejorar su infraestructura y otras condiciones que lo hacen más vulnerable a la variabilidad climática en el marco de su transición energética, la cual debe desarrollarse de manera justa, sostenible, protegiendo la soberanía energética y no frenando el crecimiento económico del país.
A esta conclusión llegaron varios expertos del sector eléctrico y líderes empresariales en el conversatorio “Transición energética: sostenibilidad económica, social y ambiental”. El evento fue organizado por la Cámara de Comercio Colombo Americana (AmCham Colombia) y Ecopetrol.
No es secreto que el sector de los hidrocarburos tiene una destacada participación en aportes a la Nación representados en impuestos, dividendos y regalías para las regiones productoras.
Según estimaciones de la Asociación Colombiana del Petróleo y Gas (ACP) el actual ciclo de altos precios del petróleo para el año 2022 aumentará en $24 billones el aporte de las empresas del sector al Estado, es decir, el sector de hidrocarburos pasará de aportar $34 billones en el año 2021, a $58 billones en este año.
Es por esta verdad que el ex ministro de Minas y Energía, Tomás González, actual director del Centro Regional de Estudios de Energía (CREE), advierte que no se puede hacer una transición energética si no hay transición fiscal. “Si no logramos encontrar algo que sustituya los ingresos fiscales que generan los combustibles fósiles va a ser muy difícil hacer la transición energética en Colombia”.
González recordó que la deuda social del país es grande. Actualmente cuatro de cada 10 colombianos es pobre y uno de cada seis está en pobreza extrema y esto requiere mucho gasto social.
“Si no logramos encontrar algo que sustituya los ingresos fiscales que generan los combustibles fósiles va a ser muy difícil hacer la transición energética”, reiteró el ex ministro de Estado.
“La mitigación es la agenda más importante de los países desarrollados, mientras tanto, los países que estamos en el Trópico, que somos de ingreso medio o ingreso bajo, emitimos muy poco, pero nuestra infraestructura y situación geográfica nos hace mucho más vulnerables a la variabilidad climática”, dijo la country manager de Accenture.
Recalcó que otra de las razones por las que hay que insistir en el tema de adaptación es porque “las poblaciones más vulnerables de Colombia son las que más sufren frente a la variabilidad climática, pero no es acabando la exploración de petróleo del país que vamos a asegurar que las carreteras no se caigan ni que las poblaciones más vulnerables sufran”.
Mientras tanto, Francisco Lloreda, presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo y Gas (ACP), sostuvo que, si frente a la crisis climática, Colombia centra todos sus esfuerzos en transición energética, está un poco en el lugar equivocado porque este sector debe aportar, pero el grueso, el desafío, está en otro lado.
“Cuando vemos el caso de Colombia, la generación de las emisiones de gases de efecto invernadero alrededor del 60% tiene que ver con la agricultura, la ganadería, la política de bosques, deforestación, minería ilegal, con el mal uso de la tierra; luego le sigue alrededor de un 12% los gases que se emiten fruto de la movilidad del transporte; y en menos del 5% las operaciones de la industria de petróleo y gas y estas van a ir reduciéndose, se está trabajando en eso”, agregó.
A juicio de la vicepresidenta de Gas de Ecopetrol, Yeimy Báez, existen tres grandes retos que, a la vez, son enormes oportunidades para la transición energética en Colombia y el mundo.
“Lo primero es que hay que desacelerar el consumo energético, pero también hay que ser muy realistas en que, en Colombia, seguramente vamos a seguir consumiendo por muchas décadas los combustibles que consumimos en nuestra vida diaria y, por lo tanto, es crucial que logremos acelerar la descarbonización”, explicó.
Pero también insistió en que el país debe proteger su soberanía energética. “En un país como Colombia, en donde el 39% de la población vive en condición de vulnerabilidad, el tema de acceso es muy importante, los colombianos necesitamos combustibles cada vez más limpios, pero también necesitamos combustibles que nosotros podamos realmente pagar y, para esto, usar la tecnología como catalizador será fundamental”, sostuvo.
Por su parte, la presidenta de la Cámara de Comercio Colombo Americana, María Claudia Lacouture, coincidió en que, si bien, hay esa necesidad de transición, más que nunca se requiere el conocimiento y la claridad para poder establecer qué es lo que va a representar en las finanzas nacionales y su injerencia en las acciones sociales del país.
“Es indispensable contar con soluciones viables, justas y sostenibles garantizando el equilibrio en el desarrollo social, en el desarrollo medioambiental y el crecimiento económico”, completó.
A todas estas inquietudes, la viceministra de Energía, Belizza Ruiz, indicó que se busca impulsar proyectos de energía solar, eólica marina, eólica en tierra, biomasa, geotermia y en todas las fuentes de energía no convencionales que se puedan desarrollar en el territorio colombiano.