Aunque tanto los ecologistas como los economistas llevan décadas advirtiendo de que el futuro de la industria energética y, de hecho, de la economía mundial, pasa por las energías renovables y no por los combustibles fósiles, la industria y los responsables políticos han tardado en adaptarse.

La magnitud y el alcance de las recientes sacudidas de la economía mundial, a saber, el Covid-19 y la invasión de Ucrania por parte de Rusia, han sido devastadores para los mercados energéticos y para las cuentas bancarias, al igual que para los medios de vida de los consumidores.

Los próximos meses de invierno serán críticos para muchos países europeos, se espera que millones de personas se hundan en la pobreza energética, y el resultado será también devastador en el mundo en desarrollo.

Pero la actual crisis energética mundial tiene un lado positivo. La aplastante magnitud de estos choques ha demostrado ser el empujón que el mundo necesitaba para superar la inercia y la resistencia masivas construidas en una economía obstinadamente basada en el carbono.

Como resultado, muchos líderes mundiales, tanto del sector público como del privado, están aprovechando el momento para catalizar la agenda de la energía verde.

A partir de este año, el 40% de las 2.000 empresas de Forbes se han comprometido con un objetivo de energía neta cero. Es el doble que el año pasado. Mientras tanto, dos tercios de los países de la Unión Europea -18 de 27- establecieron nuevos récords de generación de energía solar entre mayo y agosto de 2022.

Según las proyecciones de Statkraft, no han hecho más que empezar. Las predicciones muestran que la capacidad solar europea experimentará un incremento medio de entre 45GW y 52GW cada año hasta 2030, un aumento masivo respecto a las proyecciones anteriores al año pasado.

OBSTÁCULOS QUE LAS ENERGÍAS RENOVABLES DEBE SUPERAR
Si bien es una gran noticia para el planeta que el sector mundial de las energías renovables vaya viento en popa, el programa de descarbonización se enfrenta a algunos problemas importantes de crecimiento.

El aumento de la capacidad de las energías renovables sólo es útil si la infraestructura de las mismas puede seguir su ritmo. La energía limpia no consiste únicamente en turbinas eólicas y paneles solares, sino también en aumentar la capacidad y la flexibilidad de la red. Y, al final, el crecimiento de las renovables tiene que ver con el almacenamiento de energía.

De hecho, un futuro de energía neta cero requerirá de 6TWh de almacenamiento de energía. Un nuevo informe prevé que el mercado mundial de sistemas de almacenamiento de energía fuera de la red crezca en 6.220 millones de dólares durante el periodo 2022-2026, acelerando a un ritmo del 7%.

La situación clave es que en la actualidad el sector de las energías renovables depende en gran medida del almacenamiento en baterías de iones de litio.

Esto es un problema porque estas baterías sólo pueden mantener la energía durante unas horas y requieren elementos de tierras raras finitos y no renovables que van a ser cada vez más escasos en el futuro. Esto supone un importante campo minado para la geopolítica, ya que China controla muchas cadenas de suministro de elementos de tierras raras, incluido el litio.

Debido a los grandes inconvenientes de las baterías de iones de litio, existe actualmente una carrera por desarrollar nuevas y mejores tecnologías de almacenamiento de energía que sean a largo plazo, escalables y respetuosas con el medio ambiente, y se está invirtiendo mucho dinero en encontrar el mejor tipo de batería para impulsar el movimiento de descarbonización.

UN AVANCE EN ALMACENAMIENTO DE ENERGÍA
Aunque hay una amplia gama de opciones prometedoras para el almacenamiento de energía, uno de los desarrollos más recientes es también uno de los más emocionantes: la batería de CO2.

Esta batería, inventada en Italia, entra oficialmente en el mercado estadounidense gracias a la financiación de Elemental Excelerator, con sede en Hawai, que invierte en la implantación de tecnología climática. La batería utiliza sólo agua, dióxido de carbono y acero, y es eficiente, asequible y escalable sin ataduras geopolíticas.

Según el sitio web del fabricante de la batería, Energy Dome, "el proceso comprende sólo dos transformaciones termodinámicas: una compresión y una expansión. Esto permite obtener ETR superiores al 75%". Esto significa que la batería puede funcionar eficientemente durante décadas sin fugas a la atmósfera.

Las baterías de CO2 pueden ser o no el futuro del almacenamiento de energía, pero son un avance extremadamente importante en un campo en el que casi no hay más que desarrollos muy prometedores y emocionantes.

Ahora la cuestión apremiante es la rapidez con la que se puede adoptar una tecnología de este tipo a escala para ayudar a que el sector de las renovables crezca de forma rápida y fiable sin perpetuar el tipo de dependencia de las volátiles cadenas de suministro de energía que crearon la actual crisis energética.