El director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, analizaron hoy martes con el presidente argentino, Alberto Fernández, los proyectos nucleares para uso pacífico locales y las iniciativas propuestas por ese ente en el marco de la cooperación y asistencia mutua.
El antes diplomático especializado en tecnologías, ciencia y aplicaciones nucleares detalló que, en su primera visita al país sudamericano luego de ser electo en la entidad internacional hace tres años, pudo recorrer "todas las instalaciones del sector nuclear argentino" y actualizarse "acerca de los distintos desarrollos que están teniendo en el sector".
"Argentina tiene un prestigio muy bien ganado a lo largo de más de 60 años de utilización comercial y de las aplicaciones nucleares en un sentido general", añadió.
Por su parte, el mandatario argentino le manifestó a Grossi que "hablar de energía nuclear, es hablar de producción, industria, y soberanía energética y tecnológica, todo bajo los más altos estándares internacionales".
Siguiendo esta línea, las partes analizaron el compromiso político que asumió el Gobierno argentino para dar nuevo impulso al Plan Nuclear Argentino, que incluye la posibilidad de contar con un reactor propio de producción de energía eléctrica, objetivo al que apunta el desarrollo del CAREM 25, un reactor nuclear de potencia.
"Quiero ver cómo está el estado de avance de la obra. Es una obra muy importante y abre un futuro muy interesante. Muchos países se acercan al OIEA porque quieren pequeñas centrales. Con una serie de reactores pequeños modulares, con energía limpia y segura pueden dar respuesta", aseguró Grossi tras la reunión.
El director general se refirió además al acuerdo firmado en febrero entre Argentina y China para la construcción de una planta nuclear en la provincia de Buenos Aires, Atucha III, y dijo que "desde un punto de vista comercial y técnico es una vía absolutamente válida".
"Las centrales nucleares chinas son seguras. Los reactores Hualong los conozco, son reactores que funcionan perfectamente", subrayó Grossi, quien añadió que "no estaría mal que Argentina diversifique su flota".
Argentina es miembro del OIEA desde su creación, en 1957, y desde entonces ha integrado ininterrumpidamente la Junta de Gobernadores, principal órgano decisorio.
El país sudamericano cuenta actualmente tres centrales nucleares: Atucha I, la primera central nuclear de América Latina; Atucha II, una central nucleoeléctrica a base de uranio natural y agua pesada, y Embalse, una central que utiliza como combustible el uranio natural y su refrigerante y moderador es el agua pesada.
La empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) y la Corporación Nuclear Nacional China (CNNC) suscribieron en febrero pasado el contrato para el diseño, suministro y construcción de la Central Nuclear Atucha III en la localidad de Lima, unos 100 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, la capital del país.
Atucha III se convertirá en la cuarta central nuclear de Argentina y prevé abastecer al Sistema Argentino de Interconexión (SADI) con una potencia eléctrica bruta de 1.200 MWe, de acuerdo con información del Ministerio de Economía.
EL ENCUENTRO CON ROYON
La Secretaria de Energía de la Nación, Flavia Royon, se reunió con Grossi en el Palacio Duahu. Durante el encuentro abordaron la importancia del desarrollo nuclear argentino, no solo para nuestro país sino también su inclusión a nivel mundial, y la importancia de la misma en la matriz energética de la Argentina.
"Conversamos sobre las perspectivas de futuro en el desarrollo de la energía nuclear y el gran reconocimiento a nivel mundial que tiene Argentina en el sector”, dijo Royon.
“El desarrollo del sector nuclear es un ejemplo a nivel mundial y un sector a partir del cual se pueden construir capacidades tecnológicas para el beneficio de toda la sociedad. Así lo demuestra su aplicación en la medicina, industria y energía”, agregó.
Durante el encuentro coincidieron en la prioridad de seguir trabajando en el proceso de transición energética mediante el desarrollo nuclear. Este tipo de energía tiene la ventaja de producir un bajo impacto ambiental, lo que la convierte en una fuente sustentable, ya que genera ínfimas cantidades de gases asociados al efecto invernadero.