El hurto está afectando principalmente a parques solares fotovoltaicos de Pequeño Medio de Generación Distribuida (PMGD) en regiones desde el Maule hacia el Norte del país
Los paneles solares se volvieron en un objetivo de codicia para los delincuentes en Chile. Luego de los asaltos a los trenes que transportan cobre le siguieron el hurto en parques solares.
Chile no es la excepción, España también sufre de la delincuencia renovable. En marzo, se robaron 1.181 paneles solares valorados en más de 300.000 euros en un parque de energía fotovoltaica en construcción ubicado entre Pinos Puente e Íllora
Se trata del nuevo delito que afecta a empresarios de la industria de energías renovables del país: la sustracción de paneles y cables en parques solares. El modo de operar es irrumpir en las dependencias rurales de los parques, a altas horas de la madrugada, en camionetas y con conocimiento técnico suficiente para aislar eléctricamente las instalaciones y robar sin electrocutarse, explicó DF.
“Esto ocurre en varias regiones del país: la Metropolitana, la V, VI y VII, principalmente donde hay plantas PMGD. En general, son robos de paneles, cables y transformadores, que implica inversiones extra en seguridad, tiempo perdido en reposición y, en general, gastos adicionales para la empresa”, explica Marcela Puntí, directora de Asuntos Corporativos de la Asociación Chilena de Energía Solar AG (ACESOL).
Los parques PMGD o de Pequeño Medio de Generación Distribuida, como indican sus siglas, generan energía a un nivel mayor que un sistema solar residencial, pero menor que un proyecto a gran escala de decenas de mega watts (MW). De hecho, la potencia máxima de los PMGD es de 9MW.
Puntí agrega que, a partir de este año, algunas de estas empresas solares asociadas a ACESOL han reportado que están sufriendo entre uno y dos robos mensuales en promedio, y detalla que este fenómeno, hasta el momento, no se extiende en los proyectos de paneles en techos para autoconsumo, ya que serían de más difícil acceso para los delincuentes.
En Chile aproximadamente 12.000 casas con paneles solares. Y de cada 295 paneles que se instalan solo 1 se pone en una casa. Los 294 restantes van a grandes centrales o techos industriales.
Fabio López, delegado presidencial regional de O’Higgins, afirma que la mayoría de las denuncias por robo de cables en esta zona se concentran en Rancagua y Machalí. Agrega que, hasta la fecha, se han realizado dos mesas de trabajo sobre este tema con la participación de Carabineros, Seremi de Energía, Fiscalía, SEC regional y empresas eléctricas.
“Además estamos coordinando inspecciones a chatarrerías para clausurarlas y en julio se ofició a todas las municipalidades para fiscalizar estos negocios y desincentivar el mercado del cobre robado”, señala la autoridad, quien también enfatiza que es fundamental que la ciudadanía denuncie estos hechos. Su par de la región del Maule, Humberto Aqueveque, detalla que en su zona se ha estado trabajando en mesas para “articular acciones que identifiquen a las bandas que cometen estos delitos”.
El robo de cables no es fenómeno único de la industria solar ni mucho menos nuevo, sino que lleva años ocurriendo. De acuerdo a datos de la Asociación Chilena de Telecomunicaciones, en el país se han presentado más de 6.000 querellas desde 2019 por robo de cables de cobre. Donde, generalmente, se vandaliza la infraestructura, se extraen los cables y se venden en el mercado negro, publicó DF.
Por su parte, cifras entregadas por Movistar Chile en su primer Informe de robo de cables 2022, revelan que durante el primer semestre de este año han ocurrido más de 11.600 delitos relacionados al robo de cables en todo el país, lo que representa un aumento de un 91% comparado con el año pasado.
Cada hurto implica una pérdida de 100 millones de pesos que se reparten entre la reposición del material sustraído, la mano de obra necesaria para la reparación y la energía que se deja de producir hasta que se repongan las instalaciones, que es un trabajo que puede durar un par de meses.
Integrantes del gremio señalan que, en el caso de robo del cableado, se suele desmontar el material y vender el cobre que contienen por su peso, que es lo que se hace en el típico hurto de cables. En cambio, en el caso de los paneles, no hay mucha certeza sobre qué ocurre con ellos. Algunos piensan que se desmantelan y venden por partes y otros dicen que se revende cada panel para el uso particular y domiciliario.
Los proyectos industriales Net Billing son de entre 100 y 300 KW. “Este es en el mundo en el que nosotros hemos tenido problemas”, dice un ingeniero y empresario del área solar, que detalla que la zona más conflictiva para ellos ha sido la Región de Coquimbo.
“Son sectores rurales que tienen plantas a la vista, al pie de la carretera, donde van y se roban los paneles, cables e inversores con todo el tiempo del mundo”, explica.
Cuenta que el mecanismo es el mismo que en los PMGD: actúan de noche y en camionetas. “Llevamos años en la industria de la energía solar y desde hace unos cinco que nos roban los paneles. Hemos aprendido a no hacer plantas que queden expuestas y hemos reforzado la seguridad poniendo cámaras, pero no hay negocio que aguante que te estén robando todo el rato”, sentencia.
Por su parte, desde Enel Chile también han reportado un aumento de robos de paneles y cables en lo que va de este año: “La situación se ha intensificado. En el caso de los proyectos solares, en 2021 se registraron 25 eventos y en lo que va de este año, hasta ahora, ya suman 42, lo que representa un aumento de un 68%”, explica Mary Rinchi, gerenta de Servicios y Seguridad de Enel.
La directiva agrega que los proyectos Campos del Sol, Azabache, Domeyko y Sierra Gorda Solar, entre otros, han sufrido robos de paneles, cables y equipos relevantes para las operaciones, y hace un llamado a “reforzar a los organismos competentes para que tengan los recursos necesarios para prevenir o hacer frente a estas situaciones”.