Argentina y Chile fortalecieron el trabajo conjunto con Alemania
ANAHI ABELEDO
El hidrógeno verde comenzó su lento pero firme camino en la transición energética. El potencial para producir en América Latina crece y países como Argentina, Chile y Uruguay saben aprovechar la oportunidad y busca inversiones.
Para 2019, había en Argentina, Chile y Costa Rica sólo tres proyectos piloto de hidrógeno , para 2021 la región tenía una cartera de más de 25 proyectos, según la Agencia Internacional de Energía.
En 2020 se constituyó una mesa interministerial en conjunto con el Programa de América Latina en la Agencia Internacional de Energía y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), donde quedó plasmada la voluntad de avanzar en una estrategia integral en materia de hidrógeno como alternativa energética. Ese impulso derivó en la definición de un estudio regional en la materia.
ARGENTINA VA TRAS INVERSIONES
Hoy el hidrógeno vuelve a estar en el centro de la escena a nivel mundial debido a una serie de factores vinculados al reconocimiento del cambio climático como un problema global, la necesidad de avanzar en la búsqueda de energías limpias y sustentables, y el desarrollo tecnológico exponencial que caracteriza nuestra era.
Argentina dispone de una Ley de Promoción de Hidrógeno aprobada en 2006, así como de distintos planes nacionales —con resultados diversos—, plantas experimentales, empresas de capitales nacionales y una multiplicidad de investigadores e investigadoras, científicos y científicas que están trabajando en este tema.
Actualmente, hay dos proyectos de ley que procuran regular la industria del hidrógeno verde presentados en el Congreso, uno por la oposición, del diputado por la UCR, Gustavo Menna, y otro por el oficialismo, firmado por el senador del Frente de Todos, Martín Doñate
Actual y oficialmente Argentina tiene comprometida dos inversiones: US$8400 millones de Fortescue en Sierra Grande, Río Negro y US$500 millones de la estadounidense MMEX Resources , para edificar un campo eólico y su respectiva planta en Río Grande, Tierra del Fuego.
El hidrógeno bajo en emisiones representa una oportunidad de inversiones y crecimiento para la Argentina, en especial por la infinidad de sus potenciales usos, el aumento de la demanda mundial de energía limpia y el desarrollo de las energías renovables ligadas a la producción.
Al igual que Tierra del Fuego, Río Negro mostró el potencial de la provincia en el hidrógeno ante inversores alemanes con el objetivo de dar a conocer la Estrategia Nacional de Hidrógeno 2030.
Seguridad Energética, el rol de Argentina como socio confiable, el potencial de inversión en campos relacionados a la transición energética, generación de H2, infraestructura y mecanismos de exportación fueron algunos de los temas abordados durante el evento organizado por la Secretaría de Asuntos Estratégicos de Presidencia de Nación.
Para avanzar en el impulso de los negocios, Argentina debe fijar y afianzar un mercado interno y seguridad política para atraer nuevos inversores y lograr la concreción de proyectos, como el de Fortescue y MMEX Resources.
Liderado por Y-TEC, Argentina cuenta con la iniciativa de más de 40 empresas líderes, que es el consorcio H2AR. Son empresas comprometidas, de las cuales muchas ya han hecho anuncios de descarbonización en sus filiales de otros países. Nuestra meta, como líderes del consorcio, es aportar un cariz dinamizador que le dé profundidad y amplitud a la agenda: hacer los estudios pertinentes que le den cronometría a las decisiones y también empezar a abordar los temas clave como la certificación del hidrógeno, dónde vamos a almacenar el CO2 bajo tierra, cómo se recambian las locomotoras.
" Tenemos que trabajar con una hoja de ruta que establezca objetivos de largo plazo, pero también metas de corto plazo que nos permitan ir teniendo un seguimiento de ese camino. En esa hoja de ruta es fundamental que discutamos cuál es el costo del dinero necesario para poder ser competitivos a nivel internacional", afirma el informe "Hacia una estrategia nacional del hidrogeno a 2030" del gobierno argentino.
CHILE EXPORTARÁ HIDRÓGENO A ALEMANIA
El Puerto de Hamburgo será la puerta de ingreso del hidrógeno verde de Chile en Alemania. El Ministerio de Energía, el Ministerio de Economía e Innovación de la Ciudad-Estado de Hamburgo firmaron un Memorándum de Entendimiento (MdE) para materializar el ingreso de GH2.
Según indicó el Ministerio de Energía, el hidrógeno producido en Chile en los próximos años se utilizará en primer lugar para satisfacer la demanda interna y, en una segunda etapa, generar condiciones para exportar este energético a otras partes del mundo, lo que convierte al Puerto de Hamburgo en uno de los centros para el suministro de hidrógeno verde en Europa central y occidental.
El potencial renovable de Chile ayuda cumplir con las metas del hidrógeno. Los sectores solares y eólicos están madurando aceleradamente. En 6 años, Chile ha quintuplicado su capacidad de generación de esas fuentes y se proyecta que, al 2030, hasta el 70% de su matriz eléctrica sea renovable. La creciente inversión en estas energías, así como en almacenamiento y en infraestructura de transmisión, es una señal inequívoca de una transición decidida a un sistema eléctrico más sostenible.
En el norte de Chile se encuentra la radiación solar más alta del planeta. Se alcanzan factores de planta de 35% en plantas fotovoltaicas monofaciales de seguimiento en 1 eje. La generación solar en la zona central es más competitiva que la generación eléctrica con energía fósil. Este potencial es cercano a grandes centros de consumo, a redes de gas y a centros logísticos portuarios y viales. Los vientos del extremo austral soplan con la misma energía en tierra que mar adentro. Turbinas eólicas de 120 metros de altura pueden alcanzar factores de planta sobre 60% en tierra, equivalente a turbinas off-shore en otros países.
El hidrógeno verde producido en el Desierto de Atacama y en la Región de Magallanes tendría el costo nivelado de producción más bajo del mundo al 2030. La calidad de los recursos renovables de esas zonas habilitarán una producción competitiva a gran escala.
La oportunidad que ofrece a Chile se materializará en tres etapas.La primera oleada serán consumos domésticos de gran escala con demanda establecida. Las oportunidades de más corto plazo son el reemplazo de amoniaco importado por producción local y el reemplazo del hidrógeno gris utilizado en las refinerías del país. Luego, el uso en transporte de pasajeros y carga pesada de larga distancia se volverá atractivo.
En la segunda mitad de la década veremos más usos de transporte y el inicio de la exportación. Una producción de hidrógeno más competitiva desplazará a combustibles líquidos en el transporte terrestre en nuevas aplicaciones, como en la minería, y a combustibles gaseosos en redes de distribución. En paralelo, se abre una clara oportunidad de exportación de hidrógeno y sus derivados a mercados internacionales.
En el largo plazo, se abrirán nuevos mercados de exportación para escalar. Los sectores del transporte marítimo y aéreo podrán ser descarbonizados mediante combustibles derivados del hidrógeno, tanto en rutas locales como internacionales. Además a medida que otros países se descarbonicen, crecerán los mercados de exportación.
URUGUAY, OBJETIVO DE SEGUNDO ORDEN
A mediados de julio Uruguay lanzó el Fondo Sectorial de Hidrógeno Verde. El MIEM recibió 12 propuestas para llevar adelante proyectos piloto; mientras tanto, el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología está en busca de establecer las líneas de recursos humanos, académicos y el marco normativo para esta producción.
La iniciativa se denomina Tambor y está a cargo de la empresa alemana Enertrag, asociada a SEG Ingeniería SA de Uruguay. De aprobarse, implicaría la instalación de una planta de producción de hidrógeno verde que produciría 150 megas, lo que significa 15.000 toneladas de hidrógeno al año y utiliza cinco litros de agua por segundo.
En la hoja de ruta se estima que para el año 2040 la economía del hidrógeno emplearía en el país a alrededor de 34.000 trabajadores, de los cuales entre 10% y 20% deberán tener formación equivalente a un grado de ingeniería o superior.