El Banco Nación realizó una investigación, a través de su Consejo Consultivo Pyme, que determinó que 10 de las principales empresas del país que reciben financiamiento de la entidad financiera podrían protagonizar un proceso de sustitución de importaciones con proveedores locales.
Quizás uno de los pocos puntos de acuerdo en el diagnóstico macroeconómico que hacen en los distintos sectores del gobierno es la cuestión de la escasez de dólares y una de sus principales causas.
Según el trabajo realizado junto a los economistas Martín Schorr, Lorenzo Cassini y Javier Rameri, si estas empresas reemplazaran sus insumos que provienen del exterior por producción nacional ya existente –lo que denominan “masa crítica”–, la Argentina podría ahorrarse alrededor de U$S 11.000 millones, es decir el 20,57% de las importaciones manufactureras.
En la relación entre exportaciones e importaciones del sector industrial, el país posee productos históricamente superavitarios, como los alimenticios, bebidas y tabaco; metales preciosos; pieles y cueros.
Aunque también otros muchos más deficitarios, como: armas, municiones, sus partes y accesorios; madera y corcho; manufacturas de piedra, cemento y otros; calzado y sombreros; pasta de madera, papel o cartón; mercancías y productos diversos; materias textiles; instrumentos ópticos y médicos; metales comunes; plástico y caucho; productos de industrias químicas; y, sobre todo: material de transporte; y maquinas, aparatos y material eléctrico.
POTENCIAL
El trabajo advierte “amplias oportunidades” en la provisión de insumos y bienes de capital al sector generador de energía eléctrica. “En Argentina hay capacidades productivas para producir represas hidroeléctricas con casi la totalidad de integración de componentes locales, excepto algunos insumos, como aceros especiales que no se producen en el país”, asegura el documento.
También para la producción de hidrocarburos, de calderas y biodigestores.
En el área de defensa, “INVAP tiene la capacidad de producir radares terrestres y radares móviles, para blancos o marítimos”. En el área naval, menciona la "reparación de buques y la producción de remolcadores”.
Mientras que en el ámbito de la salud, existe una masa crítica de producción local de “respiradores, incubadores, desfibriladores, mamógrafos, tomógrafos, algunos equipos de diagnóstico por imágenes, instrumentos quirúrgicos”.
CASOS ESPECÍFICOS
En la investigación se ejemplifica con los números de 11 empresas que reciben financiamiento del BNA, cuya identidad se resguarda.
La mayor empresa importadora, una de las principales productoras de hidrocarburos del país, trae del exterior insumos por U$S 370 millones, más del 1% de las importaciones manufactureras del país. Según el estudio, la firma podría reemplazar el 35% de ese monto anual.
La segunda empresa, una de las principales productoras agroindustriales cuyos principales productos son harinas, aceite y biodiésel, podría sustituir en un 52,2% sus importaciones por proveedores locales.
Mientras que otra importante productora agroindustrial, cuyos principales negocios son la exportación de granos, la producción de alimentos balanceados y biodiésel, podría hacerlo en un 88,3% de sus insumos.
Otra firma líder de la industria láctea, en un 77,4%. Y, en menor medida –aunque no por eso menos importantes– aparecen empresas productoras cementeras, laboratorios, productoras de metales básicos, agroindustriales, de energía, y de fabricación de electrónica.
PROPUESTA
A partir de lo recabado, la investigación promueve el diseño de políticas públicas que fomenten “la colaboración de estas grandes empresas en el desarrollo de proveedores locales”. Por ejemplo, con el diseño de una línea de financiamiento específico del BNA para estos procesos.
El trabajo advierte antecedentes de experiencias internacionales de “políticas de promoción industrial exitosas” que “incluyeron exigencias para las empresas promocionadas como contraprestación al beneficio recibido”.