El presidente del Directorio de Y-TEC habló sobre la industrialización del litio, los distintos proyectos de ley, la legislación y una modificación del Código Minero
El portal especializado en ciencia y tecnología Ideas al Pie, dialogó con Roberto Salvarezza, bioquímico, investigador superior del CONICET, y Presidente del Directorio de YPF - TEC.
- ¿Cómo se está trabajando para pasar de la minería de litio a su industrialización, siempre buscando el mayor beneficio para el país?
- En primer lugar, tenemos que ponernos en el contexto institucional: el litio es un recurso de las provincias y las provincias lo administran mediante concesiones que hacen a diferentes empresas de acuerdo a los proyectos que se van presentando. Ese es el contexto que hoy tiene el litio de acuerdo a la Constitución.
Nosotros hemos encarado desde Y-TEC y desde YPF una estrategia, yo diría, integrada, debido a que YPF ve una oportunidad de participar en un recurso que hace a la transición energética. Diría que YPF se ve como un jugador de la transición energética, como una compañía que hoy en día no solo produce gas y petróleo, sino que apuesta a energías renovables, y también en esta idea de presentarse como una empresa de energía total.
Total en el sentido de que la energía es todo, es litio, es hidrógeno, es gas y es petróleo. YPF está trabajando con todas las provincias -con Catamarca, con Jujuy, con Salta, y también con alguna otra-, con la idea de poder obtener concesiones para explorar esos salares y, en caso de que técnicamente sea factible la explotación, avanzar con acuerdos con las provincias como una empresa más. YPF está avanzando en todos sus aspectos de exploración y explotación de los recursos.
Todos ellos tienen hoy en día una mirada de sostenibilidad. Es decir, tienen que tener un sustento en cuanto a esta mirada de reducir las emisiones de dióxido de carbono. En el caso del litio tiene que tener el cuidado del agua, el manejo racional de los salares y demás. Por otro lado, también hay que tener en cuenta la historia que tiene YPF. No es una empresa que se despreocupa del medio social, sino que siempre ha tenido -y por eso tiene una aceptación social- su actuación como un articulador social.
Entonces creo que YPF tiene una mirada que puede permitir una mayor aceptación por parte de las comunidades en las cuales YPF esté involucrada. Eso es un pantallazo rápido de lo que es la iniciativa de YPF: a través de YPF Litio exploración y explotación, e Y-TEC la parte de industrialización.
- Justo que mencionabas a YPF Litio, quería consultarte porque ha habido proyectos de ley para crear una empresa estatal específica para el litio. ¿Cuál es la importancia de tener una empresa estatal, y qué hace que el litio merezca esta atención tan puntual?
- El tema de la creación de una empresa estatal, hubo varios proyectos presentados en su momento. En realidad la estrategia que se ha seguido ha sido a través de YPF. YPF es la empresa mayoritariamente del Estado y es la que hoy en día, más allá de cómo evolucionen los proyectos presentados en el legislativo, es la empresa que nos va a permitir encarar el 2023 con la posibilidad de empezar a concretar la explotación del litio con una empresa mayoritariamente del Estado. Después hay todo un trabajo legislativo, de trabajo con las provincias, en donde hay que tener acuerdos si se quiere avanzar en esa dirección.
Pero en lo inmediato, en un momento donde avanzan diez proyectos, donde va a haber una presencia de muchas empresas que no son nacionales, el hecho de tener una empresa como YPF, con todo lo que venía comentándoles previamente, que tiene de bagaje histórico, social y de garantizar la presencia de Argentina desde el punto de vista de la soberanía, creo que es la herramienta que hoy permite salir a trabajar sobre el terreno.
Aparece la posibilidad de hacer más minería de litio con una garantía de integración social, con una mirada de cuidado del ambiente porque somos una empresa que responde al Estado argentino. Y, por otro lado, también la posibilidad de que parte del carbonato de litio, o del hidróxido de litio, o del cloruro de litio, sea industrializado en el país.
Yo diría que el presente del litio, inmediato, pasa más claramente por la estrategia de YPF mientras se buscan otros acuerdos políticos que permitan otra mirada sobre la explotación del litio. De ninguna manera estoy negando otras posibilidades.
- En cuanto al tema de legislación, según tu análisis, ¿por qué la legislación argentina parece aún estar en una instancia inicial de discusión sobre todo en comparación con Chile y Bolivia, que tienen declarado al litio como recurso estratégico?
- Hay un tema, que lo trataba de responder antes, constitucional, que emana de cómo está planteada la Constitución Nacional y de cómo los recursos hoy en día están en manos de las provincias. Es una discusión a nivel federal y que debe darse en acuerdos legislativos y políticos. Yo creo que es importante la discusión del litio.
Creo que Bolivia y Chile tienen una mirada diferente en cuanto al recurso. Nosotros tenemos posibilidades de trabajar en conjunto con las provincias de manera tal que, aun en el marco de esta legislación, Argentina pueda disponer de un recurso que es estratégico en este momento. Es un mundo muy complejo donde Argentina tiene que ser capaz de poner su impronta en cuanto a la soberanía energética. Nosotros tenemos que garantizar la soberanía energética. Y hacerlo mejorando la parte legislativa.
Pero el presente nos demanda tener soluciones hoy. Y hoy estamos jugando esa estrategia que nos parece que nos lleva a tener la posibilidad de un recurso donde el Estado tenga una participación en cuanto a las políticas.
- ¿Te parecería útil avanzar en una modificación del Código Minero, que es de los noventa y que incluso le deja muy pocas regalías a las provincias?
- Sí, desde ya creo que esto hay que revisarlo. Me parece muy bien que esto se haga en el marco del Congreso Nacional. Esto también tiene que ser política de Estado y requiere acuerdos y consenso. Esos consensos se hacen en un ámbito, y ese ámbito para nosotros es el ámbito legislativo. Hay muchísimo trabajo para hacer y requiere, a mi juicio, todo un contexto legislativo donde cada uno ahí puede ir a opinar en forma abierta y clara cuál es la mirada que uno tiene.
Sin entrar en una discusión sobre la propiedad del recurso que hoy en día sería discutir la Constitución. Efectivamente tenemos una Constitución y es la que regula este tema. Modificaciones al Código Minero, el tema de las regalías, todos esos temas tienen que ser discutidos pero en el ámbito legislativo. Hoy encontramos una estrategia para que el Estado pueda entrar con una empresa en la cual tiene participación mayoritaria: entrar en la explotación de ese recurso, la transformación de ese recurso y la industrialización de ese recurso.
Y me parece que eso es a lo que nosotros, por lo menos, estamos abocados. Muchas veces en ciencia tenemos ideas, tenemos papers, y la verdad que en esta etapa necesitamos, claramente, hechos concretos. Pasar de los convenios, las firmas, a los actos, a cosas concretas. Eso es lo que nos demandan. Tenemos que producir carbonato de litio, tenemos que transformar el carbonato de litio, tenemos que mostrar que somos capaces de hacerlo, de hacerlo bien. Ese es el gran desafío que tiene gran parte de la comunidad científica.
- ¿Cuál creés que es el rol del desarrollo de las tecnologías relacionadas a combustibles fósiles en un período de transición energética?
- Nosotros tenemos que mirar el recurso desde el Sur, no desde el Norte. Porque ser ambientalista en el Norte, tiene una mirada que yo la valoro, que me parece muy importante, pero nosotros tenemos una realidad muy compleja. Nosotros tenemos más del 40% de nuestra población y más del 50% de nuestros pibes en la pobreza. Entonces, si bien tenemos que conservar el ambiente, también tenemos que darle de comer a nuestra gente y tener seguridad energética.
Hay que tener un norte, que es bajar las emisiones, pero dentro de ese camino va a haber muchas situaciones que vamos a tener que movernos con practicidad y con mucha agilidad, sin perder el horizonte que es ir hacia una energía menos contaminante. Yo creo que ese es el camino. Pero aceptemos que cuando hay dificultades todos los países recurren a lo que tienen, porque las crisis económicas terminan en pobreza, terminan en situaciones que son, yo diría, muy traumáticas para todas las sociedades.
Entonces cómo manejamos este conflicto o esas prioridades es lo que requiere nuestra inteligencia. La transición energética se está hablando de veinte, treinta años. Estamos hablando al 2050 para llegar a una reducción importante de las emisiones, ¿qué va a pasar en esos años? ¿Qué va a pasar en el mundo? Puede haber miles de circunstancias, entonces los países lo que tenemos que hacer, sobre todo los países que tenemos recursos de energía, es ser soberanos y poder disponer de ellos.
Después vemos cómo jugamos inteligentemente en esa disponibilidad. Y cómo presentamos al mundo, porque aparte tenemos que tener en cuenta que nosotros somos acreedores ambientales históricamente. Miremos la evolución económica desde la revolución industrial. Nosotros somos acreedores ambientales. No somos deudores ambientales. Los países que más contaminan han sido aquellos países que hoy impulsan más rápidamente la transición energética.
Esperen un minuto: ustedes industrializaron, contaminaron, ¿y ahora nosotros nos vemos obligados a cambiar toda la matriz energética con una inversión fenomenal? Porque es una inversión brutal de millones de dólares que nosotros no disponemos y que ellos tampoco están dispuestos a cedernos y a permitirnos. Momento, nosotros tenemos toda la buena voluntad, Argentina ha firmado todos los acuerdos y me parece muy bien que lo haya hecho, pero tenemos que ser flexibles en cuanto a las oportunidades.
- ¿De qué manera pensás que se puede incluir a las grandes mayorías, a las comunidades locales, a los trabajadores de la energía, en esta discusión? En la toma de decisiones, en cómo proyectar nuestra matriz energética de acá en adelante…
- Mirá, no tengo la bola de cristal, no soy un experto en comunicación pero siempre sostuve y sigo sosteniendo que la única manera de llevar adelante este tipo de proyectos en el siglo XXI es con licencia social, y eso implica lo que vos decís, la inclusión, la discusión, la participación. Ustedes han visto que hay proyectos que han fracasado porque no se han llevado correctamente, no se han discutido correctamente.
Yo creo que todo esto tenemos que profundizarlo mejor todavía, necesitamos discutir esto, si no, no va a haber aceptación social. Si hoy en día nuestros proyectos de litio excluyen de los beneficios a las comunidades, van a ser un fracaso. Hoy uno mira por ahí, se pone a buscar y dice, “bueno pero había gente que se había comprometido a que iban a explotar el litio, iban a hacer compras en las comunidades, iban a comprar a los proveedores locales y eso no pasa”. Garanticemos esas situaciones.
Yo creo que hay, al tener una empresa estatal mayoritaria, esos compromisos se pueden cumplir, y a su vez exigir que se cumplan a aquellos que hoy en día presentan proyectos en diferentes lugares. Si es que se habla, se dialoga, que debería hacerse con las comunidades.
- Quería consultarte acerca de las posibilidades de escalar en la cadena de valor del litio acá en el país, produciendo eventualmente baterías o derivados del producto.
- Las demandas se crean. Hay que crear y hay que mostrar que somos capaces, tenemos que crear las condiciones, si no, uno dice “nunca vamos a hacer una batería de litio porque no somos capaces”, entonces nunca vamos a participar de esos desarrollos tecnológicos. Y a veces no solo la política descree de la capacidad que tienen nuestros científicos y tecnólogos sino los propios científicos descreemos de nuestra propia capacidad.
Más de uno cuando dijimos hacer vacunas nos dijeron “imposible” -y científicos, no estamos hablando de alguien que está fuera del conocimiento. A pesar de que hay grupos que estaban capacitados para hacerlo, el desánimo, la idea de que no van a tener apoyo, que van a empezar un recorrido y luego los van a dejar de lado… bueno, todo eso hace que muchas veces no tengamos confianza en nosotros mismos como científicos.
Nosotros hemos decidido avanzar en toda la etapa de industrialización del litio y el hecho de fabricar una batería despliega toda la tecnología que hay desde el salar a la batería. ¿En qué etapa estamos? La planta de las baterías junto con la Universidad Nacional de La Plata va a estar operativa para fines de este año. Vamos a fabricar nuestras primeras baterías y chequear su rendimiento contra baterías que hoy en día son importadas. También queremos que parte de nuestro carbonato de litio se industrialice en nuestro país. Creemos que YPF nos da esa posibilidad.
Esa es la apuesta, esperemos que esto se pueda ir multiplicando. Ya para arrancar tenemos suficiente demanda. Vamos a producir aproximadamente unos 13 MW de capacidad en celdas de baterías. Pero esto hay que mantenerlo e incrementarlo en el tiempo. Nuestra idea no es tener una megafábrica de baterías de litio en provincia de Buenos Aires, sino transferir la tecnología a PyMEs, a empresas provinciales. Acá en tecnología hay algo con los países que tenemos recursos y a los cuales siempre se nos dice que no podemos. Creo que la tecnología en nuestros países se hace haciéndola.
Los caminos hay que transitarlos, no es que está la ruta. Hay que contruirlo, y ese es el gran desafío. Como se hizo en el desarrollo nuclear de Argentina. Como se hizo con los satélites. Como se hace en biotecnología. Hay que hacerlo, hay que empezar, hay que mostrar que podemos. No somos países a los cuales Dios no dio los cereales, nos dio gas, petróleo para que los exportemos y le demos trabajo afuera, y acá sea una Argentina para 20 millones y dejemos 27 millones en la pobreza. Es el gran desafío.