La Secretaría de Minería de Argentina analizó el presente del cobre en el país y el mundo. América del Sur posee un 40% de las reservas mundiales del insumo clave para la transición energética y Argentina cuenta con ocho proyectos de cobre que totalizan reservas por 61.399.225 tm.
En Argentina, la producción de cobre a gran escala comenzó en 1997, con la puesta en marcha de la operación Bajo de la Alumbrera, al noroeste de Catamarca, entre los departamentos de Belén y Andalgalá, a una altura de 2.600 metros sobre el nivel del mar. La producción de la mina se basó principalmente en el concentrado de cobre y oro, además de molibdeno y de oro doré, como subproductos.
Al momento de su puesta en marcha y en sus primeros años de vida, fue considerada dentro de los 10 emprendimientos de cobre más grandes del mundo y, por su alta ley, también estuvo dentro de los primeros 15 yacimientos de oro. En su punto máximo, en el año 1999, llegó a producir 210.126 toneladas de cobre, lo que representó el 1,6% de la producción mundial de cobre de mina de ese año, para luego estabilizarse, en la década de 2000, en un promedio de 176.000 toneladas por año. Posteriormente, y tal como se muestra en el gráfico 23, desde el año 2008 la mina mantuvo un nivel de producción variable, lo que se relaciona con una ley de cobre menos uniforme en las extracciones marginales al acercarse al fin de su ciclo de vida.
No obstante ello, debe destacarse la importancia de este proyecto para la minería argentina, y en especial para la provincia de Catamarca. Si bien en el siglo XIX existieron algunas pequeñas operaciones de cobre, la única mina de gran escala en el país fue Bajo de la Alumbrera, y, luego de su cierre, Argentina dejó de producir este metal. Es por este motivo que, estudiar la producción de cobre en Argentina, es hablar de Bajo de la Alumbrera. Se trata de un proyecto que aportó, a la economía argentina, ingresos fiscales que alcanzaron un valor total de US$ 5.037 millones⁹ y que generó exportaciones por US$ 17.300 millones, a lo largo de toda su vida útil.
En efecto, al analizar las exportaciones de todo el sector minero argentino a lo largo del ciclo de vida completo del proyecto, se observa que, en sus primeros años, entre 1998 y 2005, las ventas al exterior de concentrado de cobre representaron, en promedio, el 65% de las exportaciones mineras del país, alcanzando incluso en sus puntos máximos, al 70% del total. Dicho de otra forma, Bajo de la Alumbrera exportaba, en ese período, un promedio de US$ 517 millones al año, sobre un promedio total del sector minero de US$ 792 millones.
A partir del año 2006, este porcentaje comenzó a reducirse debido a la maduración de la operación, pero también a la puesta en marcha de otros proyectos orientados principalmente a los metales preciosos. Se trata de yacimientos cuyo principal commodity es el oro, como Veladero, Gualcamayo y Casposo, o la plata, como San José, Chinchillas y Manantial Espejo. Estos proyectos generaron un impulso adicional a las exportaciones, duplicando los valores de años anteriores, por lo que la participación de Bajo de la Alumbrera en el total se redujo. Adicionalmente, entre 2010 y 2012, el alza en el precio de los commodities profundizó aún más la brecha.
En el caso del cobre, este tipo de depósitos tienen una gran importancia económica, dado que contribuyen con el 98% de las reservas totales del país. A pesar de ello, Argentina no cuenta con ningún proyecto de cobre en operación desde que Bajo de la Alumbrera cesó sus operaciones en el año 2018. De igual manera, tampoco tiene una participación importante en la distribución de reservas mundiales de cobre.
Esta ubicación relativamente baja, no se debe a falta de potencial, sino al bajo nivel de exploración del territorio. Ello puede apreciarse en los gráficos 25 y 26. En el primero, donde se muestran las reservas mundiales de cobre para el año 2020, se ve el claro liderazgo de Chile, con 740 millones de toneladas, que representan el 30% de las reservas, seguido por EE.UU. y Perú, con el 9% y 8% respectivamente. Muy a lo lejos se encuentra Argentina, en el puesto N° 12, con apenas 65 millones de toneladas y un 3% de participación en el total.
Evolución del presupuesto exploratorio, es decir, el valor, en millones de dólares, que las empresas planean invertir en exploración de proyectos cuyo principal commodity es el cobre. Así, puede observarse que, en ese mismo año, 2020, el valor presupuestado para Argentina alcanzó apenas los US$ 32 millones, lo que representó el 2% del presupuesto total, y el 11% de los US$ 293 millones previstos en Chile.
Si se analiza el período completo, 2010 – 2020, los datos muestran un comportamiento similar. El valor presupuestado acumulado para la Argentina alcanzó US$ 324 millones, lo que representó apenas el 8% de los casi US$ 4.800 millones presupuestados en Chile para ese mismo período y solo el 1% del total. Perú y EE.UU., por su parte, tienen valores similares, al igual que en el caso de las reservas medidas en toneladas, y también dejan atrás a la Argentina, con presupuestos que rondaron los US$ 2.000 y 2.700 millones respectivamente.
La Faja Cuprífera de El Pachón se localiza al este del yacimiento Pelambres, ubicado en territorio chileno, estando ambos vinculados tanto desde el punto de vista espacial, como también desde su génesis. A escasos kilómetros al norte, en territorio argentino, se localizan los principales yacimientos de cobre del país.
Es una de las fajas con mayor potencialidad de la Argentina, particularmente con respecto a depósitos de tipo pórfido. En la tabla 1 se muestran los proyectos más importantes, que se encuentran en estado avanzado, algunos de ellos incluso en etapa de decisión de construcción, con el estudio de factibilidad terminado, o construcción a punto de comenzar
PRECIOS, PROYECCIONES Y NUEVOS USOS
A partir del 2020, el precio mundial del cobre experimentó un fuerte aumento, como consecuencia de la reactivación post-pandemia de la industria de China y finalizó 2021 por encima de los US$ 9.300 por tonelada. No obstante, según estimaciones del Banco Mundial, la cotización disminuiría en el corto plazo, para luego recuperar su tendencia al alza a partir del año 2025.
Los pronósticos en ningún caso vaticinan fuertes variaciones en el precio del cobre, sino más bien vaivenes moderados, que podrían posicionarlo en torno a los US$ 8.000 por tonelada en 2035. Este hito presenta una posibilidad de generar las divisas que Argentina necesita para el desarrollo de su economía, siendo que, además, se trata de un insumo fundamental en el proceso de cambio hacia las nuevas tecnologías limpias, la electromovilidad y al cuidado del ambiente.
La fuente principal de cobre en Argentina se encuentra en la provincia metalogenética de los Andes Centrales que abarca las provincias de Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Actualmente, en dicha área se localizan 8 proyectos avanzados, algunos de ellos próximos a iniciar la etapa de construcción. Actualmente Argentina no produce cobre desde que Bajo de la Alumbrera cerró sus operaciones en diciembre del 2018. Mientras que Chile y Perú han consolidado su desarrollo económico aprovechando la explotación de este recurso y posicionándose como los principales productores de cobre del mundo.
No obstante, Argentina cuenta con un enorme potencial geológico para posicionarse entre los primeros productores del metal, lo que tendría un fuerte impacto en las exportaciones totales del complejo minero, en el nivel de empleo regional formal y bien remunerado y en el desarrollo de las zonas alejadas de las grandes urbes del país. En efecto, con la puesta en marcha de los 4 proyectos más avanzados, y suponiendo que se mantengan las condiciones de mercado de 2020, Argentina podría ubicarse entre los primeros 10 productores de cobre del mundo.
La industria del cobre industria mueve aproximadamente US$ 150 mil millones al año, esto es, un tercio del PBI de la Argentina. Según la International Copper Association (ICA), una tonelada de cobre alimenta 60.000 teléfonos móviles, permite operaciones en 400 computadoras y distribuye electricidad a 30 hogares. Es decir, se utiliza como insumo en numerosas industrias, debido, no sólo a sus propiedades físicas, químicas y mecánicas, sino también a que se trata de un elemento relativamente abundante en la naturaleza.
Los vehículos también emplean gran cantidad de cobre y, debido al desarrollo de nuevas tecnologías en el mundo, con el correr de los años, han aumentado sus aplicaciones en el sistema de transporte y las proyecciones apuntan a que aumentará aún más. Según datos brindados por Cochilco, un automóvil convencional utiliza aproximadamente 23 kg de cobre, uno híbrido (PHEV), entre 40 y 60 kg, mientras que uno eléctrico (BEV), 83 kg.
El mercado de las energías renovables, ya que es, además, un material 100% reciclable, donde dicho proceso de reciclado, no sólo es rentable, sino que no altera las propiedades del metal. Dando cuenta de esto se destaca que aproximadamente el 41,5% del cobre usado en Europa procede del reciclaje. Este ejemplo pone en manifiesto lo que sucede a nivel mundial, donde parte de la creciente demanda se satisface por este medio y al mismo tiempo se contribuye a disminuir el impacto ambiental de su producción.
La producción de cobre de mina considera el contenido de cobre fino obtenido en las faenas que puede comercializarse, dependiendo de su nivel de refinación, en forma de concentrados, blíster, ánodos o cátodos. Es importante destacar en este punto, que esta variable no incluye el cobre reciclado, cuyas propiedades, como fue mencionado anteriormente, son casi idénticas a las del cobre recién extraído.
La extracción y producción de cobre de mina se localiza principalmente en regiones metalogenéticas a lo largo de distintos puntos del mundo. Específicamente, América Latina es considerada como una región de alto potencial productivo, por lo que no sorprende que Chile lidere el ranking de los principales productores. En efecto, la producción de cobre de mina en Chile alcanzó, en 2020, un volumen de 5,73 millones de toneladas, con una participación cercana al 30% del total.
De esta manera se posicionó muy lejos del segundo lugar que ocupa Perú, que produjo menos de la mitad de su volumen, 2,15 millones de toneladas. No obstante ello, debe destacarse que la producción en Perú ha crecido sustancialmente desde el año 2010, lo que generó también un aumento en su participación, que pasó de 7,7% a 10,4% del total, en 2020.
Ambos países concentran, en conjunto, casi el 40% de la producción mundial de cobre de mina. En este sentido, deben mencionarse casos como el de China, República Democrática del Congo y México, que también se destacan por su crecimiento en los últimos años.
En el primer caso, los volúmenes aumentaron 57% entre 2010 y 2020. En los otros dos países, sin embargo, el crecimiento fue exponencial: el Congo aumentó su producción un 270% y México, 178%. Debe destacarse, igualmente, que los volúmenes de producción de México parecen no ser relevantes si se lo compara con Chile o sus seguidores inmediatos: Perú, China y Congo.
