Ocupan el segundo y el tercer puesto entre las petroleras más capitalizadas del mundo y se han apuntado a la reducción de emisiones, pero centrándose en combustibles renovables
CRISTINA MARTÍN
Las petroleras estadounidenses se han movido al alza en el primer trimestre, como otras compañías de su sector, debido sobre todo a la subida del precio del crudo, pero sin tanta obsesión ‘verde’. ExxonMobil y Chevron han disparado sus ganancias e ingresos hasta marzo, olvidando las pérdidas millonarias que tuvieron por la crisis del Covid-19.
Ocupan el segundo y el tercer puesto entre las petroleras más capitalizadas del mundo, tras la saudí Aramco, y se han apuntado a la reducción de emisiones de CO2, pero centrándose en combustibles renovables principalmente, y de hecho, el pasado verano anunciaron que reutilizarán sus instalaciones para fabricarlos.
Al otro lado del océano Atlántico no hay tanta histeria ‘verde’ y la regulación ha sido menos estricta que en Europa, empeñada en liderar la lucha contra el cambio climático y esto sí ha afectado a otras petroleras, como: la anglo-neerlandesa Shell, condenada por la justicia como responsable del cambio climático a reducir sus emisiones un 45%, o la francesa Total, que cambió su nombre -ahora se llama TotalEnergies- para iniciar su transición apostando por diversas energías (entre ellas, las renovables).
ExxonMobil ha logrado un beneficio neto de unos 5.211 millones de euros en el primer trimestre, lo que supone el doble que hace un año. Eso sí, habría ganado aún más, sin el impacto negativo contable de 3.233 millones que ha registrado al retirarse del proyecto Sakhalin-1, un consorcio para producir petróleo y gas en la isla rusa de Shakhalin.
Una retirada que decidió a principios de marzo, cuando había pasado algo más de un mes desde el comienzo de la invasión rusa de Ucrania y la guerra.
La segunda petrolera más capitalizada del mundo con sede en Texas, que tiene como CEO a Darren Woods, ha elevado su cifra de negocios un 52,4%, hasta 83.437 millones.
Todo ello, a pesar de que la producción de hidrocarburos fue algo menor (-3%) y de que el coste de comprar petróleo crudo y otros productos para el refino se ha disparado casi un 61%, a 49.822 millones, y de los mayores gastos de producción y manufactura (+27%).
Y respecto a su papel en la transición, se ha fijado el objetivo de cero emisiones para 2050 y entre otras cosas, ha aumentado su acuerdo sobre diésel renovable de una biorrefinería de Global Clean Energy, apostando por reducir sus emisiones durante todo el ciclo de vida un 40-80% respecto al diésel a base de petróleo.
Por su parte, Chevron ha ganado 5.952 millones en el primer trimestre, lo que supone 4,5 veces más que hace un año, y ha disparado un 69,8% sus ingresos, hasta 51.710 millones, pese a la menor producción de hidrocarburos (-1,9%).
Claro que el alza del crudo, también ha provocado que asuma un mayor gasto para comprar petróleo crudo y otros productos para el refino (+86%, a 31.050 millones) y mayores gastos operativos (+6%), unos aspectos que no le han impedido lograr su mayor flujo de caja libre desde 2004.
El presidente y CEO de la tercera petrolera más capitalizada del mundo, con sede en California, Mike Wirth, ha destacado que han aumentado la producción de gas y petróleo en EE.UU. un 10% este año, por lo que ya están “haciendo su parte” ante el llamado de Joe Biden a las petroleras del país para responder al shock ante la guerra en Ucrania.
Asimismo, tiene planes para elevar la producción en la Cuenca Pérmica (EE.UU.) y ha logrado una nueva concesión para explotar hidrocarburos mediante la técnica del fracking -fractura hidráulica- en Vaca Muerta (Argentina), mientras su exposición a Rusia es muy limitada: participa en el consorcio que opera el oleoducto del Caspio, que transporta petróleo desde el campo de Tengiz (Kazajistán) hasta el mar negro, cerca de la localidad rusa de Yúshnaya Ozeréyevka, y en el que también es accionista ExxonMobil y varias compañías rusas (las estatales Rosneft y Transneft, y Lukoil, cuyo presidente, Vaguit Alekpérov, ha renunciado hace unas semanas tras pedir el fin de la guerra en Ucrania).
Respecto a su transición energética, el pasado septiembre, Chevron anunció que triplicará las inversiones destinadas a reducir emisiones y a desarrollar energías menos contaminantes.
De hecho, a finales de febrero, anunció la compra del mayor productor de biocombustibles de América del Norte, Renewable Energy Group, por unos 3.000 millones.