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PROYECTOS
NA-SA: Argentina nuclear y Net Zero. Reportaje: El corazón de Atucha III
DIARIOS/ENERNEWS

Estará financiada por China y se construirá en el Complejo Nuclear Atucha, a unos 100 km de la Ciudad de Buenos Aires. Tiene máximos controles de seguridad

25/04/2022

Días atrás, el Directorio de Nucleoeléctrica Argentina y sus pares de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) dieron a conocer el estado actual del Plan Nuclear Argentino y el desarrollo del CAREM, el primer reactor nuclear de potencia íntegramente diseñado y construido en la Argentina.

El Plan Nuclear contempla la construcción de la cuarta central con un reactor Hualong de tecnología que utiliza uranio enriquecido y agua liviana para la cual ya hay financiamiento chino comprometido, y la quinta central siguiendo la tradición del desarrollo Candu que ya se empleo en Atucha I y II y en Embalse.

Según las estimaciones oficiales durante el evento de presentación, Atucha II va a tener una vida útil de 90 años. El proyecto Atucha III va a traer 700 empleos fijos a la región, con un pico de 7.000 durante la construcción de la planta, y va a dejar alrededor de US$ 3.500 millones  ingresados al PBI, incluyendo insumos, mano de obra y tecnología de origen nacional

 


ANTÚNEZ (NA-SA): “La energía nuclear es parte de la solución para la descarbonización”

FERMIN KOOP/DIÁLOGO CHINO

José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera las centrales nucleares de Argentina, repasa los próximos pasos para la construcción de una nueva central con tecnología y financiamiento de China

El gobierno de Alberto Fernández espera comenzar este año con la construcción de una nueva central nuclear en Argentina. La nueva planta en la provincia de Buenos Aires generará 1.200 MW y costará US$8 mil millones.  Se espera que el Banco Industrial y Comercial de China (ICBC) financie la mayor parte del proyecto, y la China National Nuclear Corporation proporcionará la tecnología del reactor. 

José Luis Antunez energía nuclear

El proyecto, originalmente presentado en 2015, fue relanzado luego del reciente viaje del presidente Fernández a China, donde Argentina confirmó su adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). El contrato ya fue firmado por ambos gobiernos pero ahora se deberá avanzar sobre los detalles de la construcción y del financiamiento.

En una entrevista con Diálogo Chino, José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica, la empresa estatal que opera las centrales nucleares en Argentina, se refirió a los próximos pasos de la central nuclear y a su construcción. Además, resaltó el rol de la energía nuclear en el marco de la transición energética de Argentina.

¿En qué estado se encuentra el proyecto y cuáles son los próximos pasos?
José Luis Antúnez: El contrato ya está firmado y ahora estamos trabajando en los pasos necesarios para que entre en vigencia. Tenemos un plazo máximo de nueve meses pero esperamos lograrlo en menos tiempo. Tenemos que cerrar el acuerdo financiero, es decir el detalle del crédito y el cronograma de desembolsos. Esperamos obtener las mejores condiciones posibles de parte de China, especialmente ahora que Argentina se sumó a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. 

Otro punto importante a acordar es la transferencia de tecnología. China va a proveer el uranio enriquecido necesario para que fabriquemos en Argentina el combustible para la central, supervisado por ellos. Además, al ser un acuerdo de adjudicación directa y sin licitación, hay que demostrar que el precio y el financiamiento son razonables. A ello se suma la realización de un estudio de impacto ambiental. 

Una vez cumplidos todos esos pasos, ¿cómo será y cuánto demorará la construcción de la central nuclear?
Ya con las condiciones cumplidas se produce el primer desembolso de China y trabajamos por ocho años para tener la central en servicio. La obra estará dividida en edificios, 19 en total, uno para el reactor, otro para la turbina y otro para la sala de control, entre otros, en un predio de 35 hectáreas. Se adjudicarán compras de suministros por US$500 millones a la industria argentina y capacitaremos a futuros operadores para la central. En el momento pico de la construcción contrataremos a 5 mil personas y en la operación permanente a más de 600. Con la nueva central, Atucha (donde ya se encuentran las centrales Atucha I y II) va a ser el polo nuclear de Argentina. 

La central nuclear contará con un reactor Hualong, desarrollado y ya implementado en varias centrales en China. ¿Qué características tiene y qué significa para Argentina, con una larga historia nuclear pero con otras tecnologías?

El reactor Hualong abre un nuevo horizonte para Argentina. Toda central nuclear es un disparador tecnológico y científico. Vamos a adquirir una nueva tecnología y aprovechar lo ya aprendido en otros proyectos. En 2012, el gobierno argentino aprobó la tecnología pero se criticó que en ese momento todavía no había sido probada. Nosotros estábamos seguros que China iba a tener éxito y afortunadamente no tuvimos que arrepentirnos. China ya tiene cuatro Hualong en funcionamiento y seis en ejecución. 

El proyecto original de 2015 firmado con China contemplaba también el desarrollo de otra central nuclear pero con reactores Candu, tecnología canadiense en la que Argentina tiene mucha más experiencia. ¿Está en sus planes reactivarlo con financiamiento de China?
Queremos poner en marcha el Hualong antes de hablar de otro proyecto con China. Más allá de eso, la idea es reactivar el reactor Candu. Por ahora, Nucleoeléctrica, con sus modestos recursos financieros, está trabajando en la ingeniería del proyecto. Las compras las vamos a hacer desde la central nuclear de Embalse, que funciona con un reactor Candu. No quiere decir que el reactor se vaya a instalar ahí sino que se va a diseñar ahí. 

Además de la nueva central Hualong, Argentina viene cooperando con China en energía nuclear en varios proyectos. ¿Cuáles son los próximos pasos?
China nos contrató recientemente para hacer la ingeniería de extensión de vida de la central Candu de la ciudad de Qinshan. Es la manera de ganar confianza recíproca. Hay dos Candu más en proyecto en China, así que puede haber cosas muy interesantes en los próximos años. 

¿Qué rol tiene la energía nuclear para Argentina en su transición energética?
Más del 60% de la energía del mundo se produce quemando dióxido de carbono. El desafío es que para 2050 la energía sea producida con cero emisiones. Es una tarea enorme. La energía nuclear es una tecnología limpia y permite instalar centrales de gran tamaño. Es parte de la solución de la descarbonización. Todas las naciones se están dando cuenta de esto. China fue la primera, con un programa para hacer 150 reactores en 30 años. Argentina va a seguir aumentando no sólo su capacidad nuclear sino también hidroeléctrica, solar y eólica. 

A pesar de ello, todavía existe cierto rechazo a la energía nuclear en el país. ¿Qué imagen cree que tiene en Argentina?
Veo mejorando la imagen pero estamos algo desfasados con respecto a otros países. Tenemos grupos ambientalistas que condenan el uso de la energía nuclear y tenemos legislación en provincias que prohíbe su uso. La energía nuclear también tiene sus defectos, es una industria de mucha inversión. Tenemos que seguir mejorando la imagen, trabajando bien y demostrar que ante el cambio climático lo nuclear es parte de la solución.


VIAJE AL CORAZÓN DE ATUCHA III

GONZALO BAÑEZ/TN

El terreno está vacío a la espera de las últimas aprobaciones técnicas y de la llegada de las máquinas. La construcción todavía no empezó, pero todos en la zona empiezan a prepararse para lo que serán 7 años de vertiginoso e intenso movimiento en Zárate. Allí está, en la localidad de Lima, y a tan solo una hora y media del centro de la Ciudad de Buenos Aires, el Complejo Nuclear Atucha.

Es una mañana de sol pleno que decora el paisaje. El tránsito es el habitual para un día de semana en la autopista Panamericana y la ruta 9, los caminos que llevan al lugar donde a comienzos del próximo año se empezará a construir Atucha III, la cuarta central nuclear del país y que estará financiada por China.

Un metro después del cartel de bienvenida y al ingresar al complejo se ve sobre la derecha un enorme terreno baldío: “Este es el lugar destinado para la nueva central”, señalan. No hay nada, solo pasto y alambrado. Ni siquiera se empezó con la nivelación, pero resta la aprobación de algunos estudios -como el de impacto ambiental- para poder hacerlo.

Lo único que se ve es un viejo obrador que se utilizó para Atucha II, y volverá a entrar en uso en los próximos meses. “La gente de la zona está muy entusiasmada, en el pico de la construcción trabajarán unas 7000 personas, de los cuales muchos serán de Zárate”, le cuenta a TN con una sonrisa Alejandro Sandá, gerente del complejo que trabaja hace más de 20 años en el lugar.


FUERTES CONTROLES PARA EVITAR FUGAS RADIOACTIVAS
Llegar al lugar es sencillo, pero el ingreso requiere de un fuerte control. El predio alberga las centrales nucleares Atucha I y II y está manejado por la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA). En el complejo, además, se desarrolla el reactor modular CAREM, una apuesta energética argentina a cargo de la CNEA. En este contexto, la seguridad aumenta y los cuidados se extreman al máximo.

En la actualidad, el Complejo Nuclear Atucha tiene unos 1200 empleados -se espera que esa cifra aumente a los 2000 cuando entre en funcionamiento la nueva central nuclear-. Todos ellos tienen que tener su identificación y vestuario particular que incluye botas, casco y lentes. Lo mismo las visitas: acreditaciones, declaración de equipos tecnológicos y una lista de recaudos que informan al llegar.

Todos los trabajadores, autoridades y cualquier persona que vaya al predio tiene que pasar por un scanner similar al de los aeropuertos para detectar metales y posibles elementos peligrosos, al que se le suma otro sistema especial que evalúa el nivel de radiación del cuerpo.

“Frénese ahí”, ordenan al pasar por una especie de caja abierta que cualquier persona ingresa parada. Luz verde, la máquina no detectó nada, el cuerpo está limpio. “Esto se hace todos los días al entrar y salir, es una de las tantas formas de controlar los niveles de radiación”, explica Sandá.


UNA SALA DE CONTROL CON LOS MÁXIMOS CUIDADOS
El complejo tiene más de 100 hectáreas y está constantemente monitoreado. El primer filtro empieza en la sala de control principal, que se ubica a metros del núcleo del reactor nuclear y es la pieza vital para evitar cualquier inconveniente. Es un ambiente amplio, gris claro, de unos 50 metros por otros 50, lleno de computadoras, números, niveles de actividad eléctrica, de gas, presión y otros tantos elementos. Como en una película.

Quienes están al frente de la sala de control pasan primero por un entrenamiento de al menos dos años en un simulador que es completamente igual al real, donde tienen que responder ante situaciones de riesgo y posibles fallas que se pueden originar en cualquier eslabón del sofisticado proceso nuclear que tienen las centrales.

No hay descanso en estos lugares. El trabajo es de 24 horas los 7 días de la semana. En la sala siempre hay un jefe de turno, un ayudante y 3 técnicos altamente especializados. Fuera de ella, otras 15 personas, entre las que siempre hay un enfermero. Tan importante es el control del reactor nuclear que las licencias para operar esos equipos tienen que ser renovadas cada dos años por la autoridad nuclear nacional.

El monitoreo no termina allí, ni mucho menos. Al ya mencionado sistema de detección radioactivo al ingreso -o salida- del complejo se le suma unos pequeños sensores ubicados en las periferias del predio que van recolectando información de la tierra y el aire. Con esos datos, los especialistas realizan informes periódicos para asegurarse que no hubo ninguna pérdida radioactiva que pueda llegar al exterior. Nunca hubo un problema grave.


ATUCHA III, LA NUEVA CENTRAL FINANCIADA POR CHINA
El Complejo Nuclear Atucha está instalado desde la década del 60 en esta zona estratégica de Buenos Aires. “Se ubica a orillas del río Paraná, en una zona donde no hay riesgo de bajante y no es un área sísmica”, explicó el ingeniero Sandá durante una recorrida de TN por el lugar. Allí se empezó a construir en 1968 Atucha I, la primera central nuclear de América Latina. 54 años después empiezan a preparar todo para construir la cuarta.

Atucha III se ubicará sobre un terreno de unas 70 hectáreas que quedarán liberadas para la construcción de una hipotética nueva central. Será de similares dimensiones a las ya existentes, aunque con mayor potencia. La nueva central tendrá una potencia de 1200 MW, mientras que las anteriores son de 362 MV -la primera- y 745 MW -la segunda-.

La Argentina firmó un contrato comercial con China en febrero para empezar a construirla a comienzos de 2023 y durante 7 años. Es un contrato del tipo llave en mano, presupuestado en US$8300 millones a pagar en 20 años, contado desde el momento en que la central se ponga en funcionamiento y empiece a generar energía. Durante la construcción vendrán directivos y profesionales chinos a participar de la obra.

El Gobierno negocia para llegar a un 100% del financiamiento de la obra por parte de China. En un comienzo se había estipulado que sería de un 85%, pero ahora avanzan las conversaciones para que un consorcio de bancos chinos liderados por el ICBC se haga cargo de la financiación total, le confirmó a TN el vicepresidente de Nucleoeléctrica Argentina, Jorge Sidelnik.

Restan resolverse algunos puntos para que comience la construcción de la cuarta central nuclear en la Argentina. Entre los más importantes se ubica la presentación del estudio de impacto ambiental, una definición sobre la transferencia de tecnología y el financiamiento. Quien sí ya está listo es el Complejo Nuclear Atucha, un lugar que se verá convulsionado durante 7 años hasta que Atucha III esté de pie.

 

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