La escasez hídrica que afecta a la zona central en Chile se torna cada vez más preocupante. Hace más de una década que las cifras son negativas y tras doce años de escasez de lluvias en Santiago, las autoridades anunciaron un plan de emergencia que afectará a unos 8,5 millones de personas en la capital del país.
El Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA) entregó su Boletín Climático, correspondiente al monitoreo de la Región de Coquimbo durante el mes de marzo de 2022. En él se detalla el estado de las variables hidrológicas, atmosféricas, la proyección de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) junto a un completo análisis agronómico.
El estado actual del sistema hidrológico de la Región de Coquimbo se encuentra en una situación muy delicada debido a las precipitaciones bajo lo normal que se han registrado desde el año 2018 (sequía meteorológica), el déficit de precipitaciones durante el 2020 fue de un 43% y luego 2021 fue de un 83%, esto ha provocado que los caudales se presenten bajos por cuarto año consecutivo (sequía hidrológica), estos, terminan la temporada (abril 2021 – marzo 2022) con valores muy bajos, con un promedio del 17% de los históricos, esta situación finalmente ha llevado también a una constante disminución de los niveles de agua embalsados en el mismo periodo.
Mientras que Santiago anunció la posible implementación de un plan de racionamiento "Llevamos 12 años de sequía, por lo tanto existen hartas posibilidades de que tengamos este tipo de situaciones (de racionamiento)", dijo el gobernador de Santiago, al presentar el plan que establece cuatro etapas en función de la emergencia.
La "Alerta Verde", la primera, enfatiza el cuidado del agua, la difusión para el ahorro y prioriza el uso de aguas subterráneas. Luego vienen los estados de "Alerta Temprana Preventiva" y "Amarilla", que estipulan la reducción de la presión de agua, mientras que el racionamiento de agua se aplica cuando se declara la "Alerta Roja".
En el caso se aplicarse los cortes de agua, éstos serán "rotativos", es decir, un sector a la vez, y con un máximo 24 horas, según explicaron las autoridades.
El programa abarca a 142.613 hogares que se abastecen por el Río Mapocho, que cruza la cuidad, de este a oeste, y otros 1.545.000 que se abastecen por el Río Maipo, que alimentan las comunas del sur de la cuidad, en la que viven 7,1 millones de habitantes.
En este momento el agua embalsada en la Región de Coquimbo es de un 14% de la capacidad total, sin embargo, existen diferencias provinciales presentando Elqui un 32% de su capacidad, Limarí un 11% y Choapa solo un 5%.
Para el trimestre abril/mayo/junio’22 se pronostican precipitaciones por debajo del rango normal para la época del año en toda la región, así como en gran parte de Chile. Tal pronóstico, sumado a los actuales niveles de caudal, sugiere que el sistema hidrológico continuaría mostrando un comportamiento bajo lo normal en las 3 provincias de la Región, situación que persistiría al menos hasta el invierno de 2022.
LA IMPORTANCIA DE UNA BUENA GESTIÓN HÍDRICA
LA TERCERA/GONZALO SÁNCHEZ*
La sequía extrema que atraviesa nuestro país no es un fenómeno normal. La comunidad de expertas y expertos ha comenzado a llamarle “mega sequía” por tres razones: su amplitud geográfica, desde Coquimbo hasta la región de Los Ríos; su permanencia en el tiempo, pues se ha extendido por más de 13 años; y el déficit de precipitaciones de 20 a 40% en comparación al registro promedio nacional. Y, contrario a lo que se tiende a pensar, la escasez de lluvia (en forma de agua y nieve) y el derretimiento de glaciares representan apenas 12% de las causas de la sequía; según cifras de Escenarios Hídricos 2030, el factor más relevante son las fallas en la gestión y su gobernanza, con un 44%.
Ejemplos de la mala gestión hídrica hay en todo el país. En San Pedro de Atacama, han ocurrido situaciones en que la gente no tiene agua, pero la industria minera sigue funcionando sin parar. En Valparaíso, múltiples sectores son abastecidos con agua potable proveniente de camiones aljibe, e incluso en la región de los Ríos, la más lluviosa de nuestro país, 11 de sus comunas son abastecidas por este medio.
El panorama no es alentador: informes de la Dirección General de Aguas indican que para el periodo 2030-2060, la disponibilidad hídrica en la zona centro-norte del país podría disminuir más de un 50%. Pero no todo está perdido.
La modificación y nuevo enfoque del Código de Aguas, que garantiza el consumo humano por sobre los usos productivos; la aprobación por parte de los constituyentes para crear una Agencia Nacional de Aguas que asegure el uso sostenible del recurso, el acceso al derecho humano y al saneamiento y conservación de los ecosistemas asociados; y la gran cobertura de los medios de comunicación a este problema índica que finalmente el fenómeno de megasequía empieza a ser tomado en serio por las autoridades, encaminando hacia un Chile más comprometido con el cuidado del agua.
Combatir la problemática de la megasequía requiere conocer las cuencas del país, cuanto se consume, y aumentar la cantidad de datos hidrológicos y de calidad de agua. ¿Cómo podemos solucionar un problema, si no tenemos la información ni el conocimiento suficiente sobre él? Aumentar el monitoreo de caudales y variables de calidad de aguas de los cauces y priorizar el estudio científico es una necesidad: resulta imposible tomar decisiones realistas contra la escasez hídrica sin los datos o un panorama completo del problema en una zona.
Pese a que la buena gestión hídrica es primordial, cuidar el agua no sólo es un problema del Estado. Todos consumimos agua y podemos aportar nuestro granito de arena: es fundamental educar con el ejemplo, respetando las nuevas tendencias de conservación y protección. Los parques de la región metropolitana consumen cerca de cinco piscinas olímpicas llenas al día, es por esta razón, que medidas como reemplazar el pasto ornamental con plantas endémicas de bajo consumo hídrico son fundamentales. Este tipo de medidas pueden ser replicadas fácilmente en cada uno de nuestros hogares.
*Ingeniero en Obras Civiles UDP. Académico Diplomado en Gestión de calidad de aguas superficiales a escala de cuenca, Facultad de Ingeniería y Ciencias UDP