Datos del Instituto de Finanzas Internacionales muestran que inversionistas globales salieron de China, Rusia y países de Europa del este y ajustaron sus apuestas hacia la región
ISABELLA COTA
Unos 10.800 millones de dólares en inversiones financieras entraron a los países de Latinoamérica en el mes de marzo, un flujo mensual considerable no visto en casi un año, detonado por la invasión rusa en Ucrania que generó incertidumbre e incrementó el riesgo en economías de Europa del este, de acuerdo con la patronal bancaria Instituto de Finanzas Internacionales (IIF, por sus siglas en inglés).
A diferencia de la inversión directa, la cual se destina a inmuebles, negocios y activos, la inversión financiera es aquella en valores que cotizan en bolsa, mayoritariamente acciones y bonos de deuda.
Los flujos de capital son, por lo tanto, las apuestas que hacen inversionistas globales a través de inversión financiera, buscando los instrumentos que ofrezcan mejores rendimientos a un precio atractivo y ofreciendo un nivel de riesgo que están dispuestos a absorber. “Son un espejo de cómo los inversionistas están evaluando una región o un país”, explica Jonathan Fortun, economista del IIF.
“Todo es relativo y a partir de la guerra, la percepción de riesgo en mercados afectados ha empeorado, lo que hace a Latinoamérica más atractiva en comparación”, dice el especialista, cuyos datos recopilados durante el mes de marzo demuestran una desinversión considerable de países como China y Polonia, mientras que grandes flujos entraron a países de Latinoamérica en proporción a su tamaño.
Los países que más se beneficiaron fueron Brasil y México, por ser los más grandes, seguidos por Chile, Colombia y Perú. Argentina es la gran excepción, ya que, por haber caído en incumplimiento de su deuda soberana, no tiene acceso a los mercados.
Estos flujos explican, por lo menos parcialmente, las apreciaciones de las monedas en la región. En Brasil, de acuerdo con datos del banco de inversión Natixis, el real se apreció 7,4% durante marzo, mientras en Colombia el peso se apreció 4,2% y en México, un 2,8%.
La decisión por parte de los bancos centrales en Latinoamérica de subir sus tasas de interés durante los últimos meses para contener la inflación también ha sido un factor, asegura Fortun. “Han vuelto marginalmente más atractivos, especialmente los bonos, en comparación con otros países que no han subido tanta su tasa de interés”, asegura el economista.
Los flujos hacia Latinoamérica resultan particularmente significativos cuando se toma en cuenta que, durante el mismo periodo de tiempo, hubo una salida de mercados emergentes de US$ 9.800 millones netos. Es decir, todos los mercados emergentes, en su conjunto, perdieron capital, mientras que Latinoamérica, un grupo de emergentes en sí mismo, vio el incremento más alto en los últimos diez meses.
“Vemos inversores con una mayor sensibilidad al riesgo a medida que aumenta la ansiedad por los eventos geopolíticos, las condiciones monetarias más estrictas, el aumento de la inflación y los temores de que muchas economías no se recuperen lo suficientemente rápido de la pandemia. En general, el primer trimestre del año ha visto a los inversores ser más selectivos”, dice un reporte del IIF.
Por su parte, estrategas de mercado del banco de inversión Mizuho coinciden con este análisis. “Las esperanzas desvanecidas de un acuerdo de alto el fuego entre Rusia y Ucrania ayudaron a mantener el flujo de capital hacia América Latina,” escribieron esta semana, “ya que la región está menos expuesta directamente a las consecuencias económicas de la guerra en comparación con las economías de Europa del Este”.
Los datos del IIF no solo confirman esta tendencia, sino que además muestran una fuerte salida de capitales de China.
“Las razones específicas por las que están saliendo de China son debatibles”, apunta Fortun. Durante febrero y marzo, el país asiático también sufrió confinamientos intermitentes por contagios de covid, algo que ya no se ha visto en economías avanzadas. Esto limitó la producción y generó disrupciones en cadenas de suministro a nivel mundial. Lo que todavía no se sabe es si es una sola ocasión o si será más sostenido.
Moody’s: Efectos del conflicto Rusia-Ucrania en América Latina
AGENCIAS
América Latina posee poca relación económica y financiera directa con Rusia y Ucrania; sin embargo, el conflicto entre ambas naciones tiene impacto en la región Latinoamericana, señala un reciente reporte de Moody's Investors Service.
El documento refiere que el aumento de los precios de la energía y la nueva ola de choques de abastecimiento que restringen el acceso a commodities agrícolas e industriales, generan mayor inflación y probabilidad de prolongación del endurecimiento de la política monetaria.
"El incremento de precios del crudo, alimentos y metales atiza la inflación, lo que lleva a un aumento de la tasa anual media en América Latina a 7.3% en febrero, de 2.8% un año antes," señala Gersan Zurita, Senior Vice President de Moody's.
Moody's espera que las presiones inflacionarias en la región se moderen en el segundo semestre del año, aunque los indicadores de alzas de precios seguirán manteniéndose bastante por encima de los objetivos de los bancos centrales.
"Esperamos que las presiones inflacionarias se moderen en la segunda mitad del año, pero la inflación se mantendrá muy por arriba de los objetivos de los bancos centrales", agrega Zurita.
La agencia sostuvo que las instituciones financieras latinoamericanas están relativamente aisladas de las sanciones económicas que lanzaron las potencias occidentales contra Rusia, debido a que los vínculos comerciales con los dos países en conflicto sin limitados.
El documento de Moody’s indica que el incremento de los precios de los commodities beneficiará a los productores de energía en países donde los precios se mantienen a la paridad internacional, como en Brasil, Chile, Colombia y Perú.
Sin embargo, el reporte señala que se incrementarán los costos de los insumos para el transporte, el aumento en los precios de los combustibles afectará a las aerolíneas si no logran incrementar las tarifas lo suficiente para compensarlo, y para la agricultura debido a que las exportaciones de fertilizantes de Rusia son importantes para América Latina, especialmente para Brasil.
El restringido acceso a la materia prima tendrá efectos limitados para los sectores de manufactura e infraestructura.
Los proveedores de partes de automóviles, por ejemplo, podrán orientar su producción hacia vehículos con menor uso de semiconductores en caso de continuar o empeorar la escasez de chips.
A pesar de las interrupciones en la cadena de abastecimiento, las compañías de infraestructura que están incrementando su capacidad instalada no deberían enfrentar costos adicionales debido a los términos de contratos de construcción de precio fijo.
Las instituciones financieras de América Latina se encuentran relativamente aisladas de las sanciones financieras que afectan a Rusia, debido a que tienen una relación comercial limitada con los países involucrados en el conflicto armado.
La mayoría de los efectos serán indirectos y se materializarán como riesgos macroeconómicos.
La inflación genera riesgo para las bursatilizaciones de consumo y de recuperación de costos de las compañías públicas.
Finalmente, el documento de Moody’s, señala que el riesgo de desempeño será mayor para aquellos bonos respaldados por hipotecas residenciales y por créditos al consumo, debido a que la inflación restringe la capacidad de pago de los deudores.