Aunque Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) destacó la perforación de 12 pozos exploratorios en la gestión 2021, la ejecución del presupuesto para exploración solamente llegó al 55 por ciento. Dos analistas afirman que esta actividad fracasó durante la pasada gestión, ya que no se incrementaron reservas de hidrocarburos.
El presidente de YPFB, Armin Dorgathen, durante la rendición pública de cuentas del Ministerio de Hidrocarburos, destacó como hito los 12 pozos perforados en 2021, los cuales irán en aumento con el objetivo de incrementar la producción de gas en el país, en la medida que se desarrolle el Plan de Exploración, informó Los Tiempos.
“En siete pozos se ha finalizado la perforación y cinco están en ejecución. Continuaremos con estos y nuevos para ir aumentando la producción de gas y la producción de crudo con el proyecto para sustituir la importación de combustibles”, indicó el ejecutivo.
Sin embargo, los datos expuestos en el evento reflejan que de los 259,60 millones de dólares presupuestados para exploración, se ejecutó sólo el 55 por ciento, es decir, 142,09 millones.
Al respecto, el analista en hidrocarburos José Padilla calificó como “fracaso” la labor de exploración realizada en la gestión pasada. Considera que la geofísica que se implementó fue “pésima”, ya que estuvo a cargo de compañías chinas, consideradas “baratas” en el rubro.
“Todo está en función a la geofísica, porque determina el perfil y la profundidad donde se va a encontrar el producto”, señaló.
“El fracaso de YPFB es producto de muchos imponderables que han ido acumulándose en los últimos años, y uno de ellos es la falta de seguridad jurídica a las empresas para que puedan explorar, puesto que en los últimos 14 años sólo se han dedicado a producir y no a explorar”, comentó Padilla y dijo que el único pozo productivo que logró aumentar reservas es Incahuasi.
También aseguró que no existen datos oficiales de las reservas que tiene Bolivia en materia de gas, razón por la que Argentina hasta ahora no rubricó el nuevo documento para la compra del producto.
Otro de los elementos que, según Padilla, afecta al sector es la Ley de Hidrocarburos. Considera a esta norma como el principal obstáculo para que las compañías foráneas y nacionales se animen a invertir en el aumento de las reservas de gas en Bolivia.
“La ley tiene dos trabas: la supuesta nacionalización y el referendo que se llevó a cabo durante el mandato de Carlos Mesa; hay que ver ese aspecto porque existe una llave para la implementación de una nueva Ley de Hidrocarburos y, por otra parte, el decreto de la seudonacionalización”, indicó.
“El fracaso está tanto en perforación, como en la geofísica”, puntualizó.
Es insuficiente
El analista en hidrocarburos Álvaro Ríos afirmó que en la gestión 2021 se perforaron seis pozos exploratorios, aunque indicó que lo más importante es saber a ciencia cierta cuánto éxito tuvo el país en más de una década dedicándose a la exploración.
“El único éxito que conozco es el pozo Boicobo, entonces quiere decir que nuestra actividad exploratoria es insuficiente, no está teniendo los resultados deseados para reponer las reservas y la producción”, dijo.
Ríos agregó que si el plan exploratorio fuera exitoso como asevera el titular de YPFB, la producción de gas no estuviera declinando, puesto que en 2014 Bolivia producía 61 millones de metros cúbicos día (MMm3d) y a fines de 2021 se produjo sólo 41 MMm3d.
“Es una caída de 20 MMm3d; esto quiere decir que la cantidad de exploración no es suficiente, y lo que se ha perforado no ha repuesto reservas, tampoco capacidad de producción”, explicó.
El analista recordó que la producción de gas en Bolivia está en picada desde la gestión de 2015, razón por la que se importa el 70 por ciento del diésel y casi el 40 por ciento de la gasolina. Además, alertó que en 2023 Bolivia podría empezar a importar GLP.
“Eso es muy complicado en un país que necesita exportar en lugar de importar hidrocarburos, que están bajo la tierra y que hay que perforar para descubrirlos en mayor intensidad”, apuntó.
Ríos coincidió con Padilla al señalar que un marco jurídico renovado, con nuevo sistema impositivo, permitirá al país explorar nuevos terrenos para extraer materia prima en mayor cantidad.
“Si queremos reponer reservas necesitamos un nuevo marco jurídico fiscal y contractual”, puntualizó.
IMPORTACIÓN
Ante la caída en la producción de líquidos y la creciente importación de combustibles, el Gobierno decidió importar petróleo crudo subvencionado para alimentar las refinerías del país y que puedan procesar gasolina y diésel.
Mediante Decreto Supremo 4661 del 19 de enero el Gobierno establece las condiciones para la importación de petróleo crudo por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), así como el tratamiento tributario y arancelario para este propósito, deatacó Página Siete.
La norma justifica que la compra del exterior de este producto reforzará la producción nacional, lo que permitirá disminuir la subvención asociada a la importación directa de insumos y aditivos y diésel oíl, y beneficiará adicionalmente al Estado con la comercialización de otros derivados que se obtengan del procesamiento de dichos hidrocarburos, permitiendo además el uso a plena capacidad de las refinerías en territorio nacional.
El decreto autoriza al Ministerio de Economía a emitir notas de crédito fiscal (Nocres) a favor de YPFB con cargo a su presupuesto vigente, por concepto de subvención al petróleo crudo importado.
El exministro de Hidrocarburos Álvaro Ríos opinó que la disposición busca darles oxígeno a las refinerías, que se están quedando sin materia prima debido a la caída en la producción de petróleo y de condensado asociado al gas natural. “Si no se importa petróleo, yo estimo que en 2023 se tendría que cerrar una de las refinerías porque no queda materia prima”, precisó.
Sin embargo, adelantó que se tendrá que importar el petróleo a precio internacional de 87 dólares el barril y a eso se debe sumar el costo de transporte desde los puertos a territorio nacional.
De acuerdo con Ríos, una alternativa sería importar el petróleo por oleoducto desde Argentina que permitiría generar un ahorro, porque el transporte en camión costará unos 30 dólares adicionales si se lo trae por barco hasta puerto.
Sin embargo, insistió que la solución estructural es una mayor exploración para encontrar nuevas reservas de gas, ya que el país está importando un 70% de gasolina y un 40% de diésel.