Otro ecodrama que la anti minería no ve
PATRICIO ELEISEGUI
El último tramo del año será, otra vez, temporada de saqueo ilegal frente a las costas de la Argentina. Ocurre que, ya a partir de este mes, la flota de pesca en aguas distantes de China comenzará a trasladarse hacia el Atlántico Sur para iniciar la depredación frente a las costas de la Patagonia.
La armada en cuestión se concentrará nuevamente en la milla 201, límite de la zona económica exclusiva, pero se da por descontado que, como ocurre a partir de cada noviembre, cruzará una y otra vez esa línea para arrasar con las especies ya en aguas bajo potestad argentina.
La flota de la potencia asiática hoy se encuentra estacionada frente a las costas de Lima, Perú, pero en estos días iniciará la travesía hacia esta parte del mundo previo paso por el Estrecho de Magallanes. Si bien su objetivo comercial es el calamar, la armada también arrasará con otras especies: desde merluzas hasta tiburones, pasando por rayas, abadejos e, incluso, elefantes marinos. Así lo ha llevado a cabo en las últimas dos décadas.
Una particularidad de este año reside en su tamaño: serán más de 350 navíos en lugar de los 305 constatados en 2020. A esa cifra hay que añadirles buques de apoyo y unidades para el traslado de las especies capturadas hacia el puerto de Montevideo, Uruguay, auténtica base de operaciones de la flota de pesca ilegal siempre en el Atlántico Sur.
El marco jurídico vigente en la Argentina favorece en más de un sentido el accionar de estos buques cuando deciden ingresar en la zona económica exclusiva. La legislación local apenas establece multas para los barcos con un tope de apenas 150.000 dólares. No existe la condena penal para capitanes u oficiales, algo que sí rige en otros países de América latina.
En diálogo con iProfesional, Milko Schvartzman, especialista en conservación marina, derechos humanos en la pesca, colaborador del Círculo de Políticas Ambientales y asesor en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entre 2011 y 2015, confirmó que el movimiento de los navíos chinos comenzará en esta etapa de noviembre. Y agregó que, en simultáneo al arribo de los barcos anclados ahora frente a Lima, China moverá hacia la Patagonia unidades que en la actualidad pescan en África y el Índico.
"Gran parte de estos barcos que buscan el calamar llegará de forma invisible. Sucede que la mayoría de los equipos de rastreo suele navegar con sus sistemas satelitales apagados –AIS–. Sólo se los puede detectar mediante imágenes infrarrojas. Los que vienen desde Perú se vuelven visibles al atravesar aguas chilenas porque ahí les exigen encender los sistemas. Pero luego vuelven a desactivar todo. Estos barcos, a los que se los llama ‘poteros’, vienen de depredar en torno a Galápagos", expresó.
"El calamar es el alimento principal de especies como la merluza común. Pero también es importante en la alimentación del cachalote, los pingüinos y muchas otras variedades de la fauna marina. Esta presión terrible que ejecuta la flota viene generando una catástrofe. Junto con el plancton, el calamar es la base de toda la cadena alimentaria del Atlántico Sur", añadió.
Pico del desastre
Schvartzman fijó para el período que va de febrero a abril de 2022 el pico de saqueo frente a la Patagonia. "Los calamares que se capturan son descargados en Montevideo. Ahí mismo pasan otros barcos de carga, contenedores, que luego tienen como destino la Unión Europea y los Estados Unidos. En esos mercados muchas veces se comercializa como ‘Made in China’ el calamar que se pescó de forma ilegal en la Argentina", dijo.
El experto estimó en 500.000 las toneladas anuales que pesca esta flota foránea en esta zona del mundo. Vale aclarar que esa cifra comprende sólo las capturas estimadas de calamar. No hay datos respecto del resto de las variedades marinas que atrapan los barcos en cuestión.
El número correspondiente al calamar representa casi el triple de lo que extraen los buques argentinos en la misma zona del Atlántico Sur. Convertido en divisas, el impacto económico es superior a los 1.500 millones de dólares anuales.
Si bien este año el Gobierno activó un patrullaje permanente en la zona económica exclusiva, lo cierto es que la capacidad de intervención ante la eventual intromisión ilegal de los barcos chinos es por demás de acotada.
Argentina mantiene desplegados dos patrulleros oceánicos que acaba de adquirir en Francia, pero se quedó sin capacidad submarina tras el hundimiento del ARA San Juan y carece de vigilancia aérea de largo alcance. Respecto de esto último, la Armada ya no cuenta con unidades P-3B Orión operativas para llevar a cabo esa tarea.
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