La inversión en exploración minera crecería marginalmente en el 2021 según S&P Global y el IIMP. Para el 2022 el panorama sería más sombrío
JUAN SALDARRIAGA
“La exploración minera es la madre de la minería”, reza una frase muy utilizada en el sector minero para ilustrar la importancia de explorar y descubrir nuevos yacimientos, semillas de futuras minas.
Según el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), la inversión en exploración minera anotó US$ 283 millones en enero-noviembre de 2021, una saludable recuperación de 44,7% respecto a igual periodo del 2020 (US$ 223 millones).
Las estadísticas de S&P Global son, sin embargo, menos halagadoras. De acuerdo a la firma consultora, la industria de exploración a nivel global crecerá 35% en el 2021, debido a “los robustos precios de los metales y el acceso más fácil al financiamiento”.
Sin embargo, sugiere un crecimiento mucho menor para el Perú, el cual sería, “en el mejor de los casos de 5%”, apunta Miguel Cardozo, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
DIFERENTES METODOLOGIAS
La diferencia de criterios entre el MINEM y S&P se explica, según el geólogo minero, por las metodologías que ambos emplean.
“El problema con el MINEM es que solo reporta las inversiones realizadas a partir de la etapa de perforación, pero no las actividades previas (como geofísica, geoquímica, trincheras y muestreos). La diferencia sería, por ello, de 35% arriba para S&P”, señala.
La consultora registra, en efecto, cifras mayores para la inversión minera en el Perú: de US$372 millones para el 2020 y, muy posiblemente, de US$390 millones para el 2021.
Esto es, apenas el 3,5% del presupuesto mundial para exploración minera, comparado con el 4,5% que obtuvimos en el 2020, lo cual significa que “nos seguimos retrasando en el Perú”, agrega Cardozo. ¿A qué se debe este retraso?
TRABAS A LA EXPLORACIÓN
De acuerdo al geólogo minero, la principal causa es la estricta regulación ambiental, particularmente, la relacionada con el nuevo ‘reglamento de protección ambiental para exploraciones mineras ‘(DS-042-2017), que “ha ahondado las dificultades para obtener los permisos exploratorios”.
A ello se añade las complicaciones derivadas de la duplicidad en la aplicación del proceso de consulta previa, un problema reconocido, incluso, por la Comisión para el Desarrollo Minero Sostenible, convocada por el gobierno de Martín Vizcarra.
Hasta el 2021, la industria de exploración minera reconocía estas dos trabas como los mayores desafíos para el desarrollo de los proyectos mineros.
Pero el nuevo año ha visto surgir dos más: uno es la creciente dificultad de las mineras junior para “recabar financiamiento debido al empeoramiento del riesgo en la región”, apunta Ricardo Carrión, gerente de mercado de capitales de Kallpa SAB.
Y otro es el desafío que representa la zonificación de las ‘cabeceras de cuenca’, programado para empezar a ser aplicado en el primer trimestre del 2022, debido “a su potencial para erradicar los proyectos de exploración”, agrega Carrión.
PROBLEMÁTICA
De hecho, antes que el Ejecutivo haya podido poner en practica esta metodología, el gobierno regional de Ayacucho ha dado el golpe emitiendo una ordenanza que excluye la minería de 25 cabeceras de cuenca identificadas en Ayacucho.
Se trata, en gran medida, de zonas relacionadas con los proyectos y minas del sur de Ayacucho que “Mirtha Vásquez, presidenta del consejo de ministros, pretendió cerrar unilateralmente el 19 de noviembre, en su discurso en Coracora”, anota Iván Arenas.
La tragedia del país, advierte Carrion, es que el gobierno ni el MINEM entienden la importancia de la actividad exploratoria como generador de proyectos, que no son otra cosa que las minas del mañana.
El problema es tanto más grave por cuanto hay muchas regiones que dependen de una sola mina para obtener rentas, como sucede en Apurímac con Las Bambas.
“Esas regiones no tienen una cartera de proyectos de reemplazo que depare producción e ingresos (canon y regalías) para el futuro, y eso ocurre porque la exploración no está avanzando”, anota Cardozo.