La Sociedad Nacional de Minería (SONAMI) lanzó una nueva versión del documento “Fundamentos y Desafíos para el Desarrollo Minero”.
Este documento, que se actualiza cada cuatro años, busca aportar una mirada técnica tanto del estado actual como una proyección razonable del futuro de la minería chilena, identificando desafíos y oportunidades, según informó el sitio web oficial de la Sociedad Nacional de Minería (SONAMI).
“Este trabajo es un esfuerzo colectivo de nuestra Sociedad con la idea de aportar al debate y las posturas de los candidatos a la Presidencia de la República”, afirmó Diego Hernández, presidente del gremio minero.
El directivo recordó que, desde su fundación en 1883, SONAMI “ha contribuido al desarrollo de la minería y al perfeccionamiento de la institucionalidad y legislación minera, así como a la profesionalización de los trabajadores y trabajadoras del sector”.
Hernández agregó que la minería chilena, junto con contribuir significativamente a la economía nacional (51% de las exportaciones, 14% de los ingresos fiscales y 20% de la inversión, entre otros), “tiene características especiales que creemos necesario considerar en política pública”.
“En efecto, se enfrenta a la naturaleza cíclica de los precios, es altamente intensiva en capital, se desarrolla en zonas remotas del país, e involucra altos plazos y riesgos, entre otros”, agregó.
“En el contexto actual, cruzado por distintos desafíos políticos y sociales, nuestro sector tiene el potencial para aportar significativamente al desarrollo del país, especialmente en un escenario de post pandemia y necesaria recuperación económica. Asimismo, de cara al desafío mundial de combate al cambio climático, puede contribuir en la generación de la materia prima para el avance de la electromovilidad y fuentes limpias de energía. También puede atraer recursos vía inversión, pero además, impulsar el desarrollo tecnológico, junto con aumentar la generación de valor social, a través de una mirada más integral de la actividad”, precisó Diego Hernández.
Al referirse a las distintas candidaturas a la presencia, el titular de SONAMI manifestó su esperanza de poder reunirse con ellos para hacer entrega de este documento, especialmente de ellos que pasen a la segunda vuelta.
“Entendemos que la tarea de conducir al país reviste un gran desafío personal y colectivo. Por ello, nuestro sector estará siempre disponible para contribuir al éxito de la próxima administración, porque su éxito es también el del país”, concluyó.
SONAMI: Fundamentos y desafíos para el desarrollo minero
La historia política, económica, social y cultural de Chile está profundamente unida a la minería. La actividad ligada al salitre, al carbón, al cobre y recientemente al litio, han tenido su espacio en el escenario de la historia nacional, determinando migraciones, desarrollos legales, de ciudades e infraestructura, revoluciones, guerras, periodos de bonanza y de escasez, literatura y movimientos políticos, entre otros impactos. La minería es, sin duda, parte de nuestra identidad nacional y probablemente nuestro emblema más visible a nivel global.
Hoy, después de 30 años de crecimiento e inversión sostenida, tanto pública como privada, contamos en Chile con un parque productivo potente, que es un patrimonio nacional, especialmente en cobre, que es el 90% de nuestra producción minera.
A su vez, estamos hoy en una doble encrucijada que debemos sortear. La primera es de competitividad y productividad, que hemos ido perdiendo en forma importante en la última década. Estamos avanzando para revertir este negativo escenario, y bien encaminados para que Chile y su minería sean parte de la Cuarta Revolución Industrial y de la Revolución Sustentable que necesita el mundo.
La segunda encrucijada está relacionada con los cambios políticos que nuestro país ha decidido abordar en un complejo escenario mundial, afectando el desarrollo del pilar más importante de nuestra economía y, por lo tanto, del desarrollo económico futuro de Chile.
En este actual panorama de cambios, debemos visualizar a la minería como una actividad inserta virtuosamente en el sistema económico como un todo, asociada a proveedores, innovación, empleo de calidad, desarrollo humano, infraestructura, altos estándares, operatoria sustentable, regionalización y otros conceptos similares, generando valor social, más allá del económico.
Para ello, es fundamental mantener este ecosistema que ha permitido construir lo que tenemos. La seguridad jurídica y la estabilidad en las normativas son factores que han sustentado la inversión, el crecimiento y desarrollo de la minería chilena en estas últimas tres décadas. Ello se hace aún más importante al considerar la naturaleza cíclica de la industria, esto es, tiene que enfrentar ciclos de precios altos y bajos e invertir elevados montos de capital con largos plazos de retorno y alto riesgo.
Chile se enfrenta a un proceso inédito de discusión sobre una nueva Constitución, mediante una Convención Constituyente elegida por votación ciudadana. La minería, como la principal actividad económica de Chile y su distintivo a nivel global, tiene el deber y la urgencia de presentar sus credenciales en el proceso constituyente de manera que los participantes cuenten con la mejor información para apreciar sus características esenciales, su real impacto y las perspectivas de futuro que ella ofrece, y de esta manera puedan abordar adecuadamente los temas y dilemas que atañen a esta actividad.
No hay que olvidar que el mundo empresarial es un actor clave en el desarrollo y bienestar de cualquier país. Como ha señalado con anterioridad, cuando se hace empresa, se hace país. En particular, en el caso de Chile, entre los años 1990 y 2020, el mundo empresarial minero generó el 10% del PIB nacional y un 51% de las exportaciones. En los últimos dieciséis años, generó el 14% de los ingresos fiscales y el 20% de la inversión. El sector y los encadenamientos productivos que genera permiten el desarrollo de ciudades y comunidades que, de no existir la minería, no serían viables.
En una coyuntura post pandemia y de reactivación económica del país, la industria minera puede jugar un rol clave, especialmente, considerando su aporte al PIB, al empleo, a la generación de exportaciones, a su contribución al financiamiento fiscal y al desarrollo de una industria de proveedores de bienes y servicios, lo que naturalmente facilitará la tarea de seguir construyendo una sociedad más próspera y justa para Chile. Esta no es una idea nueva.
La minería avanza en su propia evolución y liderazgo hacia fórmulas de innovación más complejas que incluyen a otros actores, por ejemplo, en programas como los “proveedores de clase mundial” y la Corporación Alta Ley, asociación público-privada que articula y promueve la innovación del sector.
La minería está disponible para hacer su aporte no solo en términos de continuidad productiva sino, más importante aún, por medio de ideas y propuestas para incrementar el bienestar de nuestros compatriotas, que combinen su escala mundial con los beneficios locales y nacionales. Ello debe incluir la infraestructura, los empleos, el desarrollo humano, la cultura operacional, así como las capacidades tecnológicas, humanas y de innovación.
De esta manera, nuestro país podría transitar desde la minería -y de la mano de ella- a una economía del conocimiento que contribuya decisivamente a la diversificación y sofisticación productiva, a la sustentabilidad y al progreso de nuestro país y sus distintos territorios.