ARIEL MANITO*
Mientras los títulos públicos soberanos no encuentran drivers positivos que los empujen al alza y permanecen en valores de liquidación, las acciones han ido despertando y fueron reflejando importantes rendimientos, claro que no todas al mismo ritmo.
Concluida la incertidumbre electoral, aunque persistan las dudas sobre la interna en el gobierno, podemos permitirnos volver a posar la mirada sobre el desempeño de las principales empresas en plena temporada de balances, que abunda en noticias positivas.
Uno de los sectores que sorprendió y superó las expectativas de mercado en términos de resultados, fue el de Petróleo y Gas, que actualmente cuenta con un potencial de crecimiento considerable asociado al desarrollo de Vaca Muerta.
La producción viene creciendo a ritmo sostenido en petróleo y gas no convencional, que cada vez gana mayor participación en el total producido.
El crudo argentino cuenta con buena recepción en los mercados de exportación con bajos descuentos respecto al Brent (entre 1 y 2 dólares para el crudo medanito de Vaca Muerta y 0 a primas positivas para el crudo Escalante de Chubut).
En cuanto al gas, la producción en Neuquén está en máximos históricos (+11% A/A) y, de cara al futuro, para mostrar un salto significativo se necesitan a priori grandes inversiones, como la construcción del Gasoducto de Vaca Muerta que implicaría un desembolso de aproximadamente US$1.200 millones y demoraría hasta 2 años en estar productivo.
El próximo paso natural es exportar este gas, instalando plantas de licuación para este fin, lo que implicaría aún más CAPEX en el mediano-largo plazo.
Todo indica que aprovechar los actuales precios internacionales de gas se dificulta en el corto plazo, siendo el principal obstáculo la inversión en infraestructura, para que el aumento de la producción impacte positivamente en los márgenes.
Si bien Vista sigue siendo preferida a nivel local y a nuestros ojos como el mejor vehículo para capitalizar el resurgimiento de Vaca Muerta, hoy pondremos el foco en YPF, que ha logrado retomar el sendero de crecimiento, consolidando 3 trimestres consecutivos de subas en la producción de petróleo y gas, encontrándose la acción en precios históricamente bajos.
Favorecida por el impacto del Plan Gas.Ar y la escalada del precio del crudo, pudo diluir costos y apuntalar la generación de Free Cash Flow. Ganó así US$ 237 millones en el tercer trimestre, comparado con una pérdida de US$ -492 millones del trimestre anterior y US$ -482 del mismo trimestre del año pasado (en plena pandemia). Acumula seis meses de FCFF positivo enfocado a reducir la deuda y un segundo trimestre con EBITDA ajustado superior a los US$ 1.000 millones (+6% T/T y +195% A/A).
Las ventas crecieron 8% con respecto al trimestre anterior y 56% con respecto al mismo trimestre de 2020, con lo cual las previsiones para el cierre del año se muestran alentadoras. La empresa revisó el guidance de EBITDA 2021 desde US$ 3.500 millones a US$ 3.800 / 3.900 millones sin alterar los niveles de producción y el CAPEX de US$ 2.700 millones.
Dentro de los riesgos es válido destacar la creciente brecha entre el precio del petróleo local (US$ 55) versus los precios internacionales (Brent arriba de US$ 82).
Mirando hacia adelante, la fragilidad macro sigue siendo el principal riesgo y el calendario de vencimientos de deuda por venir, desafiante. Existe también riesgo en términos de la presión política sobre YPF por mantener el congelamiento tácito del precio de las naftas y, por ende, afectar márgenes en 2022.
Resultaría contradictorio que el gobierno congele los precios de los alimentos de empresas privadas y al mismo tiempo aumente los precios de las naftas de una empresa cuyo capital accionario controla con el 51%.
En cuanto a su Valor de Mercado, con una suba cercana al 31% en pesos en lo que va del año, $YPFD se encuentra performando muy por debajo del índice Merval (+81%), de su peer local Vista (+240%) y es superada muy de cerca por el gigante latinoamericano, Petrobras (+36%).
Si se considera su cotización en NYSE como ADR, cotizando a menos de US$ 4,5 por acción y con un Market Cap menor a los UUS$ 1700 millones, se encuentra aproximadamente -95% de sus máximos históricos y -84% de su último máximo en 2017.
En cuanto a los aspectos positivos, de aprobarse la ley de hidrocarburos hay un potencial upside en esta acción, implicando un guiño a un sector clave en la generación de divisas para el país.
Objetivamente, resulta a simple vista más probable que ayude a las compañías locales a mejorar sus balances que a ser un game changer traccionando Inversión Extranjera Directa de compañías internacionales, que mayormente se han ido desprendiendo de activos.
Por último, YPF como toda inversión en acciones locales, viene acompañada de mucho riesgo y volatilidad, siendo un mejor fit para perfiles agresivos y en la proporción adecuada dentro de su portafolio.
Perfiles más moderados pueden acceder también a la curva de Obligaciones Negociables que ofrece la compañía y que presenta rendimientos muy atractivos. Las bases están sentadas para su recuperación, resta ver si son correctamente explotadas.
*Gerente Comercial de PPI