KATHERIN VIERA
Con el impulso de la Política Energética aprobada en el año 2008 por el Poder Ejecutivo, en los últimos años Uruguay ha logrado posicionarse como uno de los países que mejor ha transitado la evolución energética hacia el uso de fuentes renovables, tanto a nivel regional como internacional.
Dicha política de largo plazo (periodo 2005-2030) apostó a la incorporación de fuentes autóctonas de energía, en particular las renovables, procurando así la disminución de la dependencia del petróleo.
En especial, han ganado notorio terreno la energía eólica y la solar fotovoltaica. De acuerdo con el Balance Energético Nacional 2020 elaborado por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), la generación de electricidad de tipo eólico representa un 40% de la matriz energética, mientras que la solar un 4%, cuando en el año 2005 ninguna de ellas aportaba a la producción nacional.
En la última década, la generación de electricidad de fuente eólica ha aumentado notablemente de un 1% a un 40%. La fuente solar de más reciente aplicación, si bien tiene una participación menor en el total generado, también ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años, a partir del Decreto Nº 133/13 que convocó a empresas interesadas en generar energía mediante plantas solares fotovoltaicas de gran escala.
Tal es la capacidad de generar energía, que el país la exporta a sus vecinos Brasil y Argentina, previéndose un récord para este año debido en gran parte a la histórica sequía que ha sufrido Brasil.
Acompañando los notorios logros relacionados a las energías limpias, cabe mencionar el altísimo porcentaje de electrificación que posee el país, siendo de los mejores de América Latina con un 99,8%.
Con el objetivo de eliminar la brecha aún existente, se ha elaborado el plan Uruguay 100% Electrificado que busca llegar a todos los hogares del país, con la extensión de 400km de la red eléctrica, así como la distribución de kit solares fotovoltaicos para aquellos hogares rurales más alejados de la red.
Mirada internacional
Varios han sido los organismos que destacan a nuestro país como impulsor de las energías limpias.
El Renewables Global Status Report de REN21 publicado en junio de este año, ubica a Uruguay en el segundo puesto a nivel mundial en la generación de electricidad a través de fuentes renovables variables, en contraposición con el estancamiento de las metas a nivel mundial relacionadas con dicha temática para el año 2020, en el que hace énfasis en los países del G20 según el comunicado de prensa emitido por dicha organización.
En la misma línea, el Global Electricity Review realizado recientemente por EMBER, una organización centrada en la transición de la electricidad global a las energías limpias, posiciona a Uruguay dentro del top 15 a nivel mundial, encontrándose en el segundo lugar en generación de energía eólica y solar (44%), siendo únicamente superado por Dinamarca (61%). Dentro de dicho ranking solamente acompaña a Uruguay como país latinoamericano, Chile con el 13º puesto (17%).
Según la última edición del informe Fostering Effective Energy Transition 2021 (Promoción de una transición energética efectiva) del Foro Económico Mundial, publicada en abril de 2021, Uruguay fue el país latinoamericano mejor posicionado en el índice de transición energética (ETI), en el 13º lugar de un total de 115 países relevados.
Apuesta al futuro
En el VII Congreso LATAM Renovables y 1er Congreso WEC Capítulo Uruguay llevado a cabo en setiembre en el LATU, se plantearon las líneas estratégicas para la puesta en marcha de la segunda transición energética del país, dado el reconocido logro de la primera transformación, previamente abordada.
El foco de la segunda transición estaría orientado a la descarbonización, utilizando en mayor medida la electrificación ya lograda, particularmente en el transporte. Algunos desafíos que se presentan en este sentido refieren a la instalación de una mayor red de carga a lo largo del territorio, así como el elevado costo que aún representan los vehículos eléctricos.
Paralelamente, se apuesta al desarrollo del hidrógeno verde que tiene múltiples aplicaciones para la industria y la movilidad. Éste se produce mediante la electrólisis del agua utilizando energía renovable, requiriendo grandes cantidades de electricidad para la ruptura de la molécula de agua.
Es así que se visualiza una oportunidad en los excedentes de energía que se generan en Uruguay y en su amplia disponibilidad de energías renovables, que se utilizarían para producir hidrógeno a costos inferiores a los de otros países cuya generación eléctrica es más costosa.
Actualmente se avanza en un plan piloto para generar hidrógeno a pequeña escala para el sector transporte, que permitirá obtener experiencia y aprendizaje en la materia, y en una futura instancia se evaluaría la viabilidad de satisfacer la inminente demanda de hidrógeno de los países desarrollados.
Uruguay sigue apostando a nuevas oportunidades de uso eficiente de las energías renovables en pos de la descarbonización, con desafíos de diseñar atractivas políticas para captar inversión y planes que resulten sostenibles en el largo plazo.