Cinco años de construcción y ahora parón burocrático. La puesta en marcha del gaseoducto de Nord Stream 2 se  eterniza a pesar de las bondades que podría conllevar su activación en plena escalada de precios de la energía.

El mastodóntico proyecto, liderado por Gazprom, que bombeará gas desde Rusia a Europa logró sortear el primer gran escollo, el de la oposición de EE.UU. y Ucrania, pero está atascado en el segundo, la autorización del regulador de energía de Alemania, país donde termina la gran tubería.

La construcción del gasoducto terminó en septiembre (cuando se colocó la última ramificación de Alemania a Dinamarca) y está listo para transportar gas. Lo hará por el fondo del mar Báltico, eludiendo el paso por Ucrania, pero previsiblemente habrá que esperar al año que viene para que por los 1.200 kilómetros que lo conforman circule el fluido.

Las reglas de competencia, último escollo

Los requisitos técnicos ya los cumple. El problema es otro. El visto bueno del regulador alemán dependerá de que el operador del Nord Stream 2 cumpla con la garantía de no romper las reglas europeas de competencia. Estas requieren que los propietarios de los gasoductos sean diferentes de los proveedores de gas que fluyen por ellos para garantizar una competencia leal.

Aquí está el problema. Para Nord Stream 2 las reglas europeas buscan torpedear el oleoducto y su argumento ha encontrado cierto apoyo. La semana pasada, un asesor del Tribunal Superior de la Unión Europea recomendó que Gazprom pudiera desafiar las reglas de la UE. 

Hay un precedente directo que apoya la postura del gigante ruso. El oleoducto hermano, el Nord Stream 1, de idéntico tamaño, ha estado exento de las reglas de separación desde que abriera en 2011 al ser considerado como un interconector en lugar de como un proveedor directo.

El lío podría tardar meses en resolverse, a pesar de que un visto bueno antes de que llegue el invierno podría ayudar a restar tensión a los precios del gas en Europa en plena crisis energética. La Agencia Federal de Redes de Alemania, que regula los sectores de electricidad, gas, telecomunicaciones, correos y ferrocarriles del país, tiene hasta principios de enero para formular una recomendación sobre si certificar o no el gasoducto.

Podría retrasarse hasta primavera

Cuando los tres miembros del comité independiente de la agencia haya concluido su recomendación, esta deberá pasar a la Comisión Europea, que cuenta con un plazo de dos meses para responder.

Si ambos organismos están de acuerdo en que la tubería cumple con todos los requisitos reglamentarios, la certificación se puede emitir con relativa rapidez, pero si no lo están, el proceso podría retrasarse más, recoge Reuters. La certificación solo se puede otorgar si ambos organismos han resuelto las diferencias, por lo que el gaseoducto podría no estar operativo hasta la primavera de 2022.

Este paso podría complicarse aún más si el Ministerio de Economía y Energía de Alemania, del que depende la Agencia Federal de Redes de Alemania, no valida el visto bueno del regulador. Un portavoz de la agencia aclaró a Reuters que "la certificación solo se puede otorgar si el Ministerio determina que no pondrá en peligro la seguridad del suministro de gas de la República Federal de Alemania y la Unión Europea".

La política tiene la última palabra

El Ministerio de Economía ha dicho que actualmente está trabajando en esta evaluación, pero no ha dado un cronograma de cuándo se completará. Si determina que operar Nord Stream 2 pondrá en riesgo el suministro de gas, la agencia no puede certificarlo.

En los últimos meses, la canciller alemana, Angela Merkel, ha ido poniendo blanco sobre negro la postura del país al presidente ruso, Vladimir Putin. Para Alemania, respetar las reglas es vital para garantizar el apoyo político al oleoducto y poder operar Nord Stream 2 pasa por el compromiso de Rusia de no usar Ucrania como "arma geopolítica" ni ahora ni en el futuro.

De momento, Alemania sigue adelante con la intención de que el gaseoducto eche a andar y ha logrado un acuerdo con Washington para permitir su funcionamiento. Tanto el Ministerio de Economía de Peter Altmaier como Olaf Scholz, quien llevó a los socialdemócratas a la victoria en las elecciones del mes pasado y podría suceder a Merkel como canciller, se han mostrado a favor del gaseoducto.

Gazprom puede 'saltarse' los plazos

El poder del regulador, sin embargo, es limitado. Aunque la certificación es un requisito, no puede impedir que Gazprom, si lo llega a considerar, comience a bombear gasolina de inmediato. El castigo máximo sería una multa de un millón de euros por operar sin certificación.

Los planes de Gazprom en agosto pasaban por transportar 5.600 millones de metros cúbicos, aproximadamente una décima parte de la capacidad anual del gasoducto, en 2021 si los suministros comienzan en octubre.