Así lo marca un informe del Banco Mundial sobre la deuda de emergentes y países de bajos ingresos. Cuánto cayó la inversión extranjera directa y las empresas que se fueron
La Argentina figura, pese a no haber tomado deuda en los mercados internacionales desde 2019, entre los 10 principales deudores del mundo emergente. Así lo sostiene un análisis del Banco Mundial sobre los países con el mayor stock de deuda externa a fines de 2020.
El en el top ten la acompañan además Brasil, China, India, Indonesia, México, Rusia, Sudáfrica, Tailandia y Turquía, sostiene el informe sobre deuda que presentó el Banco Mundial en el marco de la reunión anual del organismo con el FMI.
La acumulación de deuda se mantuvo más baja para países de América Latina y el Caribe, pero promedió 8,4% para Argentina, Brasil y México.
"El desafiante entorno económico y el cierre prolongado de la industria sector tuvo un impacto adverso en la IED, con nueva inversión cayendo 45%, mientras que las ganancias reinvertidas bajaron 22%", recapituló el Banco Mundial. En el diagnóstico inversor sumó la salida de varias empresas internacionales como Walmart USA, Schlumberger USA y Danone France que vendieron sus activos a los inversores nacionales.
El informe sobre deuda internacional 2022 remarca que Argentina y Ecuador completaron con éxito canjes de bonos en 2020. "Después de una larga negociación, Argentina canjeó alrededor de u$s 65 mil millones con una participación cercana al 99%", recordó el Banco Mundial. En el caso local, sin embargo, pesan el programa Stand-By con el Fondo, que en 2020 llegó con los intereses a u$s 48.000 millones según las cifras del BM.
Reestructuraciones de deuda
"Las economías de todo el mundo se enfrentan a un desafío de enormes proporciones debido a los niveles de deuda elevados y en rápido aumento", dijo Carmen Reinhart, vicepresidenta senior y economista en jefe del Grupo del Banco Mundial. "Los hacedores de políticas deben prepararse para la posibilidad de sobreendeudamiento cuando las condiciones del mercado financiero se vuelvan menos benignas, particularmente en los mercados emergentes y las economías en desarrollo".
"Los gobiernos de todo el mundo respondieron a la pandemia de COVID-19 con paquetes de estímulo fiscal, monetario y financiero masivos. Si bien estas medidas estaban destinadas a abordar la emergencia sanitaria, amortiguar el impacto de la pandemia en los pobres y vulnerables y poner a los países en el camino de la recuperación, la carga de la deuda resultante de los países de bajos ingresos del mundo aumentó un 12% a un récord de $ 860 mil millones", reconoce el Banco Mundial.
En medio de la pelea por la conducción del FMI, que para el Gobierno está vinculada a la necesidad de reestructurar deudas que se avecina y el rechazo del establishment financiero a la intervención del Fondo en esas negociaciones, el Banco Mundial que dirige David Malpass, a quien se apunta como más alineado con Wall Street, reconoce que incluso antes de la pandemia, muchos países de ingresos bajos y medianos se encontraban en una posición vulnerable.
El saldo de la deuda externa de los países de ingresos bajos y medianos combinados aumentó un 5,3% en 2020 a u$s 8,7 billones. Según el nuevo informe International Debt Statistics 2022, "se requiere un enfoque integral para la gestión de la deuda para ayudar a los países de ingresos bajos y medianos a evaluar y reducir los riesgos y alcanzar niveles de deuda sostenibles".
"Necesitamos un enfoque integral del problema de la deuda, incluida la reducción de la deuda, una reestructuración más rápida y una mayor transparencia", dijo Malpass. "Los niveles de deuda sostenibles son vitales para la recuperación económica y la reducción de la pobreza".