Expectativa sindical para convertir un encuentro en Tucumán de funcionarios, gobernadores y sindicalistas en una señal en favor de Alberto Fernández y en contra de una ofensiva kirchnerista
Euforia” fue la palabra que se repitió a lo largo de toda la jornada para referirse a la reacción de los mercados tras la derrota electoral del Frente de Todos en las PASO del domingo. A esa reacción se le sumó otra menos ruidosa pero igual de significativa, que fue la del mundo empresarial de la Argentina, que salió a marcar la cancha al gobierno por errores como el cepo a la exportación de carne.
“Desde el campo le veníamos diciendo al gobierno que iba por el camino equivocado interviniendo los mercados y generando cambios continuos que alteraban el normal funcionamiento y nos sacaba previsibilidad en nuestra actividad”, dijo esta tarde el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino , al ser consultado por Perfil.
Para el dirigente de la cúpula agropecuaria, la preocupación de la población está centrada " no en el precio de la carne vacuna " sino por las subas "de más del 50%" en promedio que sufren anualmente los bienes y servicios de la economía. En esa línea, cuestionó el cepo a la exportación de carne impuesto por el gobierno nacional y lo dijo como uno de los motivos del fracaso electoral y el tildó como “una medida basada en la ideología y no en la razón”.
“El gobierno nacional no solo tiene que escuchar los resultados de las elecciones sino también actuar en consecuencia y por eso, una media acertada sería que liberen inmediatamente la cuotificación para exportar carne que está impidiendo generar 8 millones de dólares diarios”, consideró.
Alejandro Ginevra, titular de la desarrolladora inmobiliaria GNV Group, entiende que los resultados dan un mensaje claro sobre la necesidad de un cambio de rumbo, sobre todo, en el plano económico. "Venimos de una situación difícil, agravada por la pandemia, que necesita que el Gobierno profundice la agenda de la realidad, que tiene que ver con alentar la producción, la inversión, la construcción y reconstruir la confianza económica para controlar la inflación, la devaluación de la moneda y en definitiva, la caída del consumo en todos los niveles de bienes y servicios", sostuvo con iProfesional.
Silencio en la Unión Industrial
Algo que resultó llamativo fue que Daniel Funes de Rioja , presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) prefirió no opinar directamente sobre el desempeño electoral del gobierno. El dirigente viene de varias semanas de enfrentamiento con el oficialismo, algo que se expresó durante el Día de la Industria, cuando no hubo acto compartido.
En sintonía con lo que ocurrió ese día, cuando Funes de Rioja decidió bajarle el tono a la discusión con la Casa Rosada, el dirigente industrial destacó esta tarde la “transparencia” de los comicios . “Debo señalar la transparencia, tanto en los procedimientos como en la comunicación de los resultados de las PASO llevadas a cabo en nuestro país, constituyendo un paso más en la consolidación del principio republicano y democrático iniciado en 1983”, manifestó.
Lejos de las opiniones sobre el desempeño del oficialismo, Funes de Rioja consideró que el desarrollo de las elecciones dijo que la participación ciudadana fue “una ratificación de esos postulados republicanos y democráticos”.
La exigencia por un cambio de rumbo
Tras las elecciones de este domingo, la idea del “cambio de rumbo” une a varios sectores internos del propio gobierno que lo exigen principalmente en relación con la economía. Sin embargo, un empresario titular de una firma alimenticia exigió que “rectifiquen lo que han hecho con la economía hasta el momento para que lleguen inversiones”.
Por otra parte, Jorge Urizar , un empresario cordobés de la madera, dijo en La Voz que es "difícil saber cómo continuará la economía, pero seguramente se enfriará el consumo y las decisiones . empresa y la necesidad de cambios institucionales ".
Marcelo Uribarren, titular de la UIA de Córdoba (UIA), consideró que los resultados tanto en su provincia como a nivel nacional reflejan reclamos al Poder Ejecutivo sobre cambios en el rumbo.
En declaraciones a medios cordobeses, espera que el Gobierno "se modere y busque un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que aplique una mayor cordura fiscal y que se hable de propuestas de mediano y largo plazo".
En el sector automotriz, en tanto, esperan mayor emisión monetaria también. En una de las mayores terminales locales sostuvieron que se están preparando para que el Gobierno "emita, y no deje de emitir", sin tener confianza en que habrá un cambio de actitud por vía de medidas "amigables" ni con el sector ni con el resto de la economía.
En tanto, el empresario Martín Cabrales dijo a Iprofesional que tras las PASO " no habrá posibilidades de que se pongan en marcha medidas como las que reclame el sector privado ". Hace algunas semanas, el empresario había cuestionado la decisión de mantener, por ejemplo, la doble indemnización por despido laboral, algo que en el cierre de la campaña también compartió el jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta.
CGT teme el avance de Cristina
RICARDO CARPENA/LA NACIÓN
La paliza que sufrió el Frente de Todos en las PASO impactó en la Confederación General del Trabajo (CGT). Motivada por el temor de que la debacle electoral ocasione el avance de Cristina Kirchner en el Gobierno, la cúpula cegetista imagina convertir un encuentro con gobernadores y funcionarios previsto para la semana próxima en un debate para resistir al kirchnerismo.
Los sindicalistas que manejan la CGT sienten que no quedaron dañados por la derrota del oficialismo porque la Vicepresidenta los excluyó de las listas de candidatos y creen que ahora hay espacio para que “vuelva el Alberto Fernández de los primeros tiempos”, cuando, menos condicionado por su jefa política, buscaba un pacto social y aliarse con gobernadores, intendentes y dirigentes gremiales.
“Sería un error que se pagará en las elecciones de noviembre si el Gobierno cambia hacia políticas más fundamentalistas como quiere Cristina”, afirmó a Infobae un referente de la CGT, que consideró “injusto” atribuirle al Presidente toda la responsabilidad por el mal resultado electoral.
Para otro encumbrado dirigente sindical, “lo que tendría que hacer Alberto es llamar a una concertación socioeconómica y apostar al diálogo tripartito para bajar la inflación, como paso previo a un acuerdo con el FMI”.
Ambos coincidieron en que luego del domingo negro del Frente de Todos en las urnas también entró en revisión el acto de la CGT por el Día de la Lealtad Peronista que está previsto para el lunes 18 de octubre, con la participación de los movimientos sociales. En la central obrera ahora dudan de que muchos sindicatos hagan esfuerzos por movilizar a sus afiliados en medio de una nueva realidad política en donde el oficialismo se encamina a perder poder dentro de dos meses.
Lo que quedó en pie, hasta ahora, es un encuentro que se realizará la semana próxima en San Miguel de Tucumán para lanzar una plataforma de formación profesional que permita capacitar en distintos oficios a trabajadores del sector informal. Es una iniciativa del Gobierno, con financiamiento del Banco Mundial, pero ante la debilidad en que quedó el Presidente por la derrota electoral está tomando otro cariz: en la CGT imaginan convertirlo en un enclave peronista para resistir una ofensiva de Cristina Kirchner dirigida a intervenir el Gobierno y quitarle más poder a Alberto Fernández.
Allí confluirán ministros cercanos al Presidente como Claudio Moroni (Trabajo), Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Gabriel Katopodis (Obras Públicas) y Juan Zavaleta (Desarrollo Social) y gobernadores del PJ como Juan Manzur, el anfitrión; Sergio Uñac (San Juan), Oscar Ahuad (Misiones) y Ricardo Quintela (La Rioja), entre otros. Por la CGT estarán su cotitular Héctor Daer (Sanidad), Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias).
La idea es aprovechar el encuentro para “hablar de política”, aseguran en la central obrera, pero el telón de fondo será la necesidad de respaldar al primer mandatario y de frenar un avance de Cristina Kirchner en el Gobierno. Sobrevolará en ese encuentro el mismo espíritu del primer viaje de Alberto Fernández como presidente electo, que se hizo a fines de octubre de 2019, a Tucumán.
Allí estuvieron, en una muestra de que se aproximaba un pacto social que nunca se concretó, dirigentes de la CGT y referentes empresariales como Miguel Acevedo, presidente de la UIA; Adelmo Gabbi, de la Bolsa de Comercio; Julio Crivelli, de la Cámara de la Construcción; Daniel Funes de Rioja, de la COPAL y Marcelo Fernández, de la CGERA, además de Sergio Massa y gobernadores.
En ese momento, a partir del triunfo en las elecciones de 2019, parecía que Alberto Fernández iba a constituir un sector propio en el peronismo para equilibrar el poder de Cristina Kirchner, aliado a los gobernadores y a la CGT. Sin embargo, con el correr de los meses, el Presidente dio señales de que no estaba dispuesto a fundar “el albertismo” y se resignó a la fuerte influencia de la Vicepresidenta.
Ahora, sin la presencia del jefe del Estado, algunas de esa figuras volverán a coincidir en Tucumán con un objetivo muy similar. ¿Los avalará Alberto Fernández o los dejará desacomodados con más muestras de disciplinamiento hacia la Vicepresidenta? Todos saben la respuesta, pero están dispuestos a unirse como una forma de protección ante un posible giro oficial que los perjudicaría.
Hace diez días, cuatro dirigentes de la cúpula de la CGT almorzaron en secreto con Máximo Kirchner y Eduardo “Wado” de Pedro y llegaron a una tregua que pareció dar por superados largos meses de fuertes tensiones entre el sindicalismo tradicional y el kirchnerismo duro.
Hoy, el temor a una eventual radicalización del Gobierno impulsada por Cristina Kirchner para intentar frenar una nueva derrota en las elecciones del 14 de noviembre volvió a poner en alerta a la central obrera. El dato se torna más inquietante porque la CGT realizará su congreso para elegir nuevas autoridades tres días antes de los comicios generales: si la Vicepresidenta interviene la gestión gubernamental, muchos imaginan que allí nacerá una central obrera menos dócil que la actual.