Los autores del estudio prevén 8 millones de puestos de trabajo en el sector eólico hasta 2025
El abandono de los combustibles fósiles y la energía nuclear traerá consigo un dividendo en términos de empleo gracias a la mayor intensidad de mano de obra de las plantas de energías renovables, según un documento publicado por el LUT de Finlandia.
Sin embargo, es poco probable que el dividendo del empleo se distribuya uniformemente por todo el mundo, siendo Europa la gran beneficiada.
El último intento de concretar los beneficios en materia de empleo de una transición energética mundial ha sugerido que los 57 millones de puestos de trabajo estimados en el sistema energético el año pasado podrían duplicarse con creces, hasta los 134 millones, a mediados de siglo, si se alcanza un mundo con cero emisiones de carbono.
Académicos de la Universidad Tecnológica de Lappeenranta-Lahti (LUT), en Finlandia, y de la Universidad Austral de Chile, han publicado un estudio en el que se estima que la industria solar apoyará 60 millones de puestos de trabajo directos para 2050, frente a los 7 millones del año pasado.
El documento Job creation during a climate compliant global energy transition across the power, heat, transport, and desalination sectors by 2050, publicado en la revista Energy de este mes, estima que la energía solar representará el 45% de los puestos de trabajo netos generados en todo el mundo a medida que se vayan eliminando los combustibles fósiles y la energía nuclear en favor de las energías renovables.
De esos puestos de trabajo en el sector fotovoltaico, según el estudio, 44 millones corresponderán al segmento de la generación de electricidad a gran escala y 16 millones a las instalaciones de los consumidores.
Los autores del estudio prevén 8 millones de puestos de trabajo en el sector eólico hasta 2025, antes de que la cifra descienda a 5-6 millones hasta mediados de siglo. El cambio se producirá cuando la tecnología fotovoltaica sea más rentable que los aerogeneradores a mediados de la década, según el documento.
Los autores del estudio afirman que sus cifras son más precisas que los intentos anteriores de cuantificar los beneficios en materia de empleo del cambio a las energías renovables porque incluyen los beneficios directos de la creación de empleo en los sectores de la calefacción, el transporte y la desalinización, así como el número de puestos que se generarán en la transmisión y distribución de electricidad.
Las cifras también incluyen los puestos de trabajo que generará la generación con combustibles fósiles y la nuclear, principalmente en el ámbito del desmantelamiento de dichas instalaciones.
Vehículos eléctricos
Los autores señalan, sin embargo, que si bien sus estimaciones incluyen las tecnologías de almacenamiento de calor y energía y de conversión de energía en X, como la producción de hidrógeno ecológico, las cifras no incluyen los puestos de trabajo que podrían generar los vehículos eléctricos de propiedad privada (VE).
Profundizando en las cifras, el documento de LUT estima que la generación de energía apoyará 69 millones de puestos de trabajo a mediados de siglo, frente a los 20 millones del año pasado, mientras que la calefacción suministrará 28 millones de puestos para ese momento, las redes eléctricas unos 22 millones, las tecnologías de almacenamiento unos 10 millones y los combustibles 5 millones.
Los puestos de trabajo de operación y mantenimiento supondrán unos 42 millones de empleos en 2050, según el documento, junto con más de 40 millones de puestos de trabajo de construcción e instalación, y más de 23 millones de puestos de trabajo de fabricación, frente a los 6 millones del año pasado.
El factor clave de la abundancia de empleo prevista es la estimación de que los 563 puestos de trabajo específicos de la demanda final de energía generada el año pasado aumentarán a 1.000 puestos a mediados de siglo, lo que refleja la estimación repetida de que las energías renovables son más intensivas en mano de obra que las instalaciones de combustibles fósiles y nucleares.
Los autores del estudio afirman haber incluido en sus cálculos el efecto de la automatización, al reducir la intensidad de la mano de obra a medida que disminuyen los gastos de capital y operativos de las energías renovables: "Cabe esperar que la creación de empleo se reduzca a medida que las tecnologías, y la producción de las mismas, maduren".
La probabilidad de que los puestos de trabajo posteriores a la transición energética estén, por término medio, mejor cualificados que los que se ocupaban en la energía el año pasado se postuló como algo positivo, y los autores del documento afirmaron que la mayor demanda de formación puede satisfacerse con buenas políticas.
Inevitablemente, el estudio de LUT sugiere que el dividendo del empleo no será universalmente uniforme en las nueve regiones en las que el informe divide el mundo. Por ejemplo, Eurasia, Oriente Medio y Norte de África, América del Sur y el África subsahariana pueden esperar tener menos puestos de trabajo directos relacionados con la energía en 2050 que los que tenían el año pasado, y los académicos indican que esta última sufrirá la caída más pronunciada sin ofrecer una cifra en el resumen del documento completo.
En cambio, el noreste de Asia puede esperar tener 600.000 puestos más de este tipo a mediados de siglo, mientras que el sur de Asia experimentará un aumento de 400.000 puestos, Europa ganará 270.000 puestos y el sureste asiático y América del Norte avanzarán en 210.000 y 73.000 puestos, respectivamente.