El mismo podría ser administrado por el Estado, financiado con aportes de empleadores y cálculo sobre la masa salarial que abonan. De esta forma aseguran que se garantiza un ingreso para los despedidos hasta que el trabajador encuentre un nuevo empleo o se agote un lapso que estaría determinado por su antigüedad en la compañía donde se desempeñaba.

Las pymes ya adhieren a esta posibilidad como sostén para emerger de la crisis actual.

Mientras tanto uno de los primeros rechazos se planteó desde la Asociación de Abogados Laboralistas (AAL), donde consideran que la única finalidad de esa alternativa, bautizada como "mochila austríaca", es la "reducción de costos empresariales", según reseñaron a BAE Negocios.

La entidad de letrados considera que ante el no pago de indemnizaciones se favorecen las cesantías "profundizando el desequilibrio ya existente en favor del empleador". La compulsa ya está abierta.

Aggiornar

En cuanto a la vigencia de convenios de labor, algunos gremios encendieron sus luces de alerta cuando semanas atrás el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, descartó una reforma laboral pero consideró que dentro de la normativa laboral existen convenios "que quedaron viejos".

La reacción en superficie que marcó nivel de preocupación gremial fue en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) que lidera Juan Schmid.

Ese núcleo sindical le aclaró al funcionario que no aceptaría cambios "en contexto de la pandemia". Moroni les explicó que se tratará de adecuar convenios sin modificar la Ley de Contratos de Trabajo.

Por dicho eje el titular del Sindicato de Petroleros Privados de Neuquén, Río Negro y la Pampa, Guillermo Pereyra consideró que los convenios deben adaptarse a las nuevas tecnologías, sin necesidad de una reforma laboral. Esa organización gremial ya modificó su normativa de trabajo en pos de la mejora productiva de Vaca Muerta durante el gobierno de Mauricio Macri.

Remitiéndose a 1989, cuando se modificaron los convenios de su sector, el secretario general de Alimentación, Rodolfo Daer, sumó su predisposición para esa discusión y como ejemplo se remitió a la antesala de los 90 "donde no existían Internet, las nuevas tecnologías o celulares".

Sobre la mesa

Afín a las mesas de diálogo entre el Gobierno, empresarios y sindicatos el jefe de Smata, Ricardo Pignanelli, consideró que esa vía tripartita evitará una reforma laboral de raíz y habilita a las realidades de cada sector.

Otra voz gremial con experiencia en el movimiento obrero e integrante de la mesa chica de la CGT, José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) consideraba ante la consulta de Crónica HD, que "estaría dispuesto a discutir mi convenio colectivo, pero no un ajuste, o una baja de personal o salarios".

En las últimas horas el titular del Suterh, Víctor Santa María, sumó su análisis sobre la vigencia de convenios al reseñar que algunos no tienen modificaciones desde 1975.

Dato adicional pero a considerar en el escenario de discusión es que semanas atrás la Corte Suprema ratificó que sólo los sindicatos con personería gremial pueden negociar convenios colectivos de trabajo.