Entrado el 2021, Bolivia se está quedando sin gas y es posible que en diez años más necesite importar este recurso para abastecer su demanda interna
JUAN SALDARRIAGA
Cada vez que la palabra ‘nacionalización’ emerge en la campaña electoral, la imagen de Bolivia sale a relucir. Y es que el país altiplánico se ha erigido en el imaginario popular como un modelo de gestión de los recursos naturales, particularmente, del gas y el petróleo, gracias a las iniciativas nacionalistas adoptadas por Evo Morales (2006-2019).
Por eso, no causa sorpresa que varios candidatos a la presidencia del Perú hayan manifestado su intención de imitar la experiencia boliviana. Pero, ¿qué tan realista es esta imagen y qué opinan los especialistas del país altiplánico sobre esta apreciación?
El Comercio conversó con dos exministros de hidrocarburos y un economista boliviano para que nos ilustren al respecto.
A lo largo de su historia, Bolivia ha experimentado dos procesos de nacionalización: el de 1937, que condujo a la expropiación y expulsión de la Standard Oil, y el de 1969, que hizo otro tanto con la Gulf Oil Company.
En ambos casos, explica Mauricio Medinaceli, exministro de hidrocarburos de Bolivia, se tuvo que indemnizar a las empresas expropiadas (US$ 27,9 millones para Standard Oil y US$ 242 millones para Gulf).
La ‘nacionalización’ del 2006, sin embargo, no conllevó el desembolso de un solo dólar de indemnización, porque “no hubo una nacionalización en el sentido ortodoxo del término”, apunta Medinaceli.
En otras palabras, ninguna de las empresas petroleras que operaban en Bolivia fue expropiada o expulsada.
“Lo que hubo fue una firma obligada de contratos de exploración y explotación, que cambió las condiciones que tenía Bolivia con las empresas petroleras”, explica Medinacelli.
Amenazadas por Morales, las empresas de hidrocarburos (Petrobras, y Repsol entre ellas) se sentaron a negociar un nuevo contrato que convirtió al Estado boliviano en el dueño nominal de los recursos de gas y petróleo, a cambio de un aumento en los impuestos.
Precisamente, el esquema que pretende aplicar Perú Libre en un eventual gobierno suyo.
En su plan de hidrocarburos publicado esta semana, Perú Libre propone sentar a las empresas petroleras en una mesa de negociación para discutir “el establecimiento de nuevas condiciones contractuales” durante el lapso de un año.
Para ello, la agrupación política advierte que trabajará en la promulgación de un marco normativo que las obligará a renegociar “desde una posición de fuerza”.
El objetivo es imponer nuevos impuestos y regalías “para aumentar sustancialmente la inversión en educación y salud”, como explica en su programa de gobierno ‘Perú al Bicentenario sin Corrupción’.
Ni más ni menos que la misma estrategia aplicada por Evo Morales en Bolivia en el 2006. ¿Pero, cuál fue el impacto de este proceso en ese país?
De acuerdo a Medinaccelli, el impacto fue muy limitado, pues solo produjo un leve incremento de los impuestos, el cual hizo subir la renta petrolera “de manera muy ligera”.
Gonzalo Chávez, economista de la Universidad Católica Boliviana, es tajante al respecto: “La nacionalización de los recursos de hidrocarburos no tiene nada que ver con el auge del gas que experimentó Bolivia en 2008-2014”.
Desde su perspectiva, este boom se debió a dos factores principales: al alza del precio del petróleo (ligado al del gas) que anotó récords históricos durante la primera mitad del gobierno de Evo Morales (2006-2014), y al efecto recaudador del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH), que fue creado un año antes que Morales accediera al poder.
Dicho impuesto, según todos los especialistas consultados para este informe, fue el que capturó la mayor parte de la renta petrolera y ayudó a Bolivia a tener los ingresos que impulsaron su crecimiento durante la era dorada del gas. ¿Cuál fue, entonces, el impacto de la nacionalización?
Para Chávez, el efecto fue, más que todo, propagandístico, pues permitió a Evo Morales vender a Latinoamérica la idea de que nacionalizar es el maná para todos los males de la economía.
“La nacionalización es un show que es muy difícil de revertir, porque se encuentra en los tuétanos de muchos latinoamericanos. ¿Pero, que ha pasado ahora en Bolivia? Pues, que todo se fue al diablo porque el precio del petróleo cayó, y eso confirma que el boom se debió a los precios. Nunca a la nacionalización”, anota Chávez.
El derrumbe del precio del petróleo a partir del 2014 desvaneció, efectivamente, el sueño del gas de Bolivia. Eso y la nacionalización de los hidrocarburos, que traía en su concepción un germen nocivo.
Y es que la renegociación de los nuevos contratos de hidrocarburos indujo a las empresas privadas a acotar sus inversiones y poner su atención en lo más simple: “exprimir las naranjas”, es decir, explotar sus campos petroleros, dejando la labor de explorar (más riesgosa) a la dueña nominal de los recursos: Bolivia, que lo ha hecho con pobres resultados.
Álvaro Ríos, exministro de Hidrocarburos de Bolivia, es claro al respecto: “El boom se termina porque se caen los precios y porque la exploración comienza a escasear y no hay reposición de reservas por parte de las empresas privadas, lo que obliga a que YPFB – la estatal boliviana – invierta en pozos sin el menor resultado”.
Reflejo de ello es que desde el 2006, año de la nacionalización de los hidrocarburos, no se ha producido ningún nuevo descubrimiento de gas en Bolivia.
Como resultado, su producción de gas natural comienza a declinar lentamente, lo mismo que los volúmenes de exportación a Brasil y Argentina, sus dos principales mercados. Esto conlleva a que en 2019 y 2020, el gobierno boliviano tenga que re-negociar con ambos países una reducción en sus exportaciones.
“En conclusión, si usted me pregunta cuál es el resultado de la nacionalización en Bolivia, yo le diré que en el largo plazo el sector hidrocarburos está en franca declinación”, apunta Medinaccelli.
Para Ríos el diagnóstico es dramático: “Si no hay un cambio de modelo, en 10 años más Bolivia va a necesitar importar gas natural para abastecer su mercado interno, porque YPFB se ha quedado sin recursos y no tiene capacidad financiera ni técnica para reponer reservas”, explica.
Un epílogo angustioso para una nacionalización iniciada con bombos y platillos.
Tamayo: El fracaso del modelo boliviano de oil & gas
GESTIÓN
Gonzalo Tamayo, economista y exministro de Energía y Minas asegura que la carga tributaria del Estado altiplánico al sector hidrocarburos funcionó a corto plazo, pero impidió que privados sigan explorando más recursos y sus pocas reservas se están agotando, sumado a la caída de los precios de los mercados internacionales. No puede replicarse en el Perú, afirma.
- El candidato presidencial de Perú Libre, Pedro Castillo, y sus voceros insisten en aplicar el modelo boliviano al sector energético y de hidrocarburos. ¿Qué consecuencias traerían estas medidas al sector?
- El primer efecto del modelo boliviano es que el sector hidrocarburos sería agotado, ya que se va a explotar las reservas que ya existen como en minería e hidrocarburos, pero no se va a explorar para tener nuevas reservas. Es como ordeñar la vaca y no preocuparse en tener más ganado. Los recursos de hidrocarburos son recursos que se agotan y la única manera de tener más reservas es que las empresas hagan exploración. Bolivia es un ejemplo de ello, y la caída de reservas que está teniendo es sostenida.
- Sin embargo, Perú Libre y los partidos aliados de izquierda califican este modelo como un ejemplo de éxito y soberanía
- Si lo vemos en términos de éxito, Bolivia tuvo grandes exportaciones de hidrocarburos y sobre todo de gas al mercado brasileño en un tipo de contratos que se habían negociado mucho antes y que además las condiciones del mercado de hidrocarburos hicieron que los precios sean altos. Pero, ese contexto que era favorable para Bolivia no se va a volver a repetir.
- ¿En qué falló el modelo boliviano?
- Se concentraron en el corto plazo. Exportaron hidrocarburos a precio altos que el mercado permitía al Brasil, pero las empresas no invirtieron más en investigar nuevas reservas y ahora estas reservas se están agotando.
- El expresidente de Bolivia, Evo Morales, renegoció los contratos en el sector hidrocarburos. ¿Qué provocaron estas nuevas reglas de juego entre el privado y el Estado boliviano?
- Algunos inversionistas se fueron y otros se quedaron, pero no invirtieron más en investigar nuevas reservas. Difícilmente van a invertir, si desde el Estado se ponen tan drásticos con las reglas de juego. Puede ser, también, que el perfil de algunos inversionistas apostaba por contratos de servicios para exploración con el Estado. Pero no nos olvidemos que lo más importante no es consumir las reservas que tenemos sino la inversión para descubrir más reservas.
- No obstante, mientras los hidrocarburos tenían un precio alto en el mercado, la carga tributaria a las empresas del sector les permitió financiar programas sociales y reducir sus niveles de pobreza. ¿Qué políticas económicas se aplicaron para una mayor recaudación fiscal?
- Fundamentalmente lo que hizo fue poner impuestos adicionales a las utilidades de los sectores de hidrocarburos y minería. Es subir la carga tributaria a esas industrias, de otro modo hacer que paguen tasas impositivas más altas que otras actividades como la manufactura, el comercio, etc. No nos olvidemos que había un mayor volumen que se exportaba a Brasil con un precio alto y eso permitió que el Estado tuviera más recursos. Las reservas de hidrocarburos son equivalentes a tener ahorros porque yo se que las puedo vender y tener bienestar, pero no necesariamente una decisión política correcta cuando hay que apostar por mayor exploración de reservas
- ¿Podría detallarnos como fue ese nuevo régimen tributario boliviano sobre las empresas del sector hidrocarburos?
- En el gobierno de Evo Morales se cambió la estructura tributaria penalizando la recaudación de los inversionistas porque efectivamente un aumento de impuesto a la renta por supuesto tiene un efecto en la inversión y sobre la estabilidad de los precios y su relación con la inversión privada. Eso cambia las perspectivas de un país frente a la inversión extranjera. Pero ahora las reservas de gas están cayendo a consecuencia de las políticas que se aplicaron en su momento. A esto sumémosle, algunas nacionalizaciones que en la práctica son violaciones a los contratos.
- ¿Y cómo va los niveles de inflación de Bolivia comparado con otros países de la región?
- Bolivia tiene un bajo crecimiento económico comparado con otros países de la región. Bolivia ha sido estable en indicadores de crecimiento bajo. Han explotado las reservas que tienen descuidando el futuro. El crecimiento para países como Perú y Bolivia que exportan recursos depende del contexto internacional. Además, depende de las reformas económicas de cada país y si se van a generar desajustes macroeconómicos.
- ¿Sería un error intentar replicar el modelo boliviano en el Perú?
- Totalmente. A mediano plazo, demuestra que no ha funcionado por eso no puede aplicarse en el Perú. El modelo boliviano sería un fracaso rápidamente en el país. El Estado no tiene capacidad de financiar la investigación de nuevas reservas que es una actividad de alto riesgo.
- Un gran número de simpatizantes de Pedro Castillo considera que el modelo boliviano es necesario para lograr la masificación del servicio de gas doméstico. ¿Qué está fallando en el proceso de masificación del gas?
- Si uno mira que ha pasado en cinco años, a mí me toco ser ministro de Energía y Minas en el año 2016, habían 500 mil en ese año y ahora llegan a un millón y eso es bastante bueno. El BonoGas ha sido un elemento muy eficaz, pero nos falta Ica, donde hay gas y nos falta la zona norte y sur que son terrenos más complicados al haber poca industria y consumidores.
- ¿La masificación del servicio de gas debe estar en la agenda de esta segunda vuelta?
- Si. Sin importar la tienda política, ambos candidatos deben tener en cuenta que la masificación del gas a los hogares es importante. Pero esta masificación del gas va a requerir un papel muy importante del Estado para que llegue el servicio.
- ¿Se pueden utilizar otros mecanismos para la masificación además de los ductos?
- Llevar gas en camiones sería una alternativa. Cualquier alternativa va a depender de ayuda del Estado con subsidios. Eso tendrá que ser evaluado con el ministro de Economía y Energía y Minas del nuevo gobierno.