¿Recorrerá el último tramo de US$ 100? ¿O habrá pocos progresos importantes a partir de ahora? O lo que es peor, ¿podría caer en picado de nuevo hasta los mínimos de US$ 1.800 o incluso más bajo?
Puede que la potencial trayectoria del oro tras su primera a US$ 1.900 en 20 semanas no sea el mayor rompecabezas en cuestión de materias primas. Pero casi.
Cualquiera que haya estado siguiendo el oro diligentemente sabe que el metal precioso está viviendo su mejor mes desde enero —ha subido casi un 8% en mayo— debido a que el rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense y el dólar han perdido impulso.
Tras subir como la espuma durante meses, particularmente desde mediados de marzo hasta mediados de abril, el rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a 10 años se ha enfriado, cayendo hasta el 1,55% esta semana desde los máximos de 2021 de casi el 1,78%, ya que el sobrecargado entorno inflacionario se desinfló repentinamente a causa de una serie de datos recientes de Estados Unidos.
El índice dólar, la mayor némesis del oro la mayoría de días, también se está marchitando. El índice, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas principales, se ha situado por debajo de 89,62 frente a los máximos de marzo de casi 93,5.
Según Bob Haberkorn, estratega senior de mercado de RJO Futures, "el oro está actuando como un refugio seguro hoy", papel que le arrebató hace meses a los bonos del Tesoro a 10 años cuando el rendimiento de los mismos se convirtió en la mejor apuesta para cualquiera que apueste contra la determinación de la Reserva Federal de no subir los tipos de interés.
A excepción de los adeptos del oro —que han jurado lealtad al metal precioso, pase lo que pase—, la convicción ha flaqueado entre los inversores promedio en largo que tratan de mantenerse fiel al oro a través de las tribulaciones de los últimos seis meses.
Desde enero, el oro ha atravesado un momento difícil que en realidad comenzó en agosto del año pasado, cuando se apartó de máximos históricos de más US$ 2.000 y osciló durante unos meses antes de toparse con una decadencia sistémica desde noviembre, cuando se anunciaron los primeros avances en la eficiencia de las vacunas contra el COVID-19.
Para muchos, la vuelta del oro a más de US$ 1.900 es lógica, tardía e incluso notable —teniendo en cuenta el tortuoso viaje de este año.
Pero después de tantos falsos comienzos durante minirrepuntes en los niveles de US$ 1.700 y 1.800, el escepticismo persiste comprensiblemente en cuanto a alcanzar precios de US$ 1.900 y más aún por supuesto si hablamos de US$ 2.000.
La referencia al oro como cobertura de inflación es dolorosa para aquéllos que hicieron cola para hacerse con el metal precioso en los últimos meses, bajo la premisa de que se promocionaba como el mejor almacén de valor y un instrumento de seguridad con el que contar en momentos de problemas financieros y políticos.
Para algunos, el oro llegó increíblemente tarde a la fiesta de inflación de este año, incluso cuando los precios de otras materias primas como el petróleo, la madera e incluso el café despegaron gracias a las presiones de la oferta y el aumento de la demanda a causa de la reactivación de la economía tras meses de confinamientos provocados por el COVID.
Otros señalarán el repunte hasta US$ 2.000 y más allá registrado durante el punto álgido de la pandemia como prueba de que la inflación fue precursora del oro y, por lo tanto, " las cosas se equilibrarán ahora”.
Dhwani Mehta, un analista de oro que escribe en FXStreet, dijo que a pesar de la sobrecompra del metal reflejada en el RSI o Índice de Fuerza Relativa, los compradores todavía estaban tratando de desafiar las poco halagüeñas posibilidades de volver a alcanzar los máximos registrados el 8 de enero en US$ 1.917.
Mehta añade: "No parece que vaya a haber más subida, ya que es probable que los alcistas del oro se tomen un respiro antes de reanudar la tendencia alcista hacia US$ 2.000".
"El próximo repunte probablemente podría verse alimentado por las perspectivas de cruces bajistas en dicho plazo. Mientras tanto, cualquier retroceso correctivo podría satisfacer la demanda inicial en US$ 1.890, la resistencia estática que ahora es apoyo".
Pero también advirtió que más hacia abajo, "un fuerte nivel de apoyo cerca de la región de US$ 1.872/70 podría proteger el descenso".
Las Previsiones Técnicas Diarias de Investing.com asignan una calificación de "Compra Fuerte" sobre el contrato de junio de futuros de oro del Comex de Nueva York.
A partir de la mañana de este miércoles en Asia, la previsión de subida del oro de junio en esa plataforma era de US$ 1.909,45, ligeramente por encima de los máximos intradía de US$ 1.907,95 en el Comex, una indicación del pequeño margen proyectado en las horas inmediatamente posteriores a la llegada del metal a territorio de US$ 1.900.
Sunil Kumar Dixit, de S.K. Dixit Charting, en Calcuta, India, dijo que cree que el precio al contado del oro se moverá primero hacia US$ 1.922 y luego hacia US$ 1.958, haciendo lo que se definiría como "una formación triple superior", antes de desplomarse a unos US$ 1.848-1.828.
Dixit dice: "El oro se ha mantenido muy por encima del nivel de retroceso de Fibonacci del 50% de US$ 1.875, medido desde los máximos de US$ 2.075 hasta los mínimos de US$ 1.676 y está todo listo para la siguiente etapa al alza de US$ 1.922, que es el nivel de Fibonacci del 61,8%."
Dice que la lectura del RSI Estocástico del gráfico diario del oro es 100/100 mientras que en el gráfico semanal se lee 97/94.
"Esto significa que es probable que el repunte impulse más el oro, posiblemente hasta US$ 1.958 y haga una formación triple antes de la caída hasta US$ 1.848-1.828, que es una zona de confluencia de la Banda media de Bollinger® de la media móvil exponencial de 50 años en el gráfico semanal”.
"Para mí, las probabilidades de una caída antes de alcanzar los US$ 1.960 son mucho mayores que las de un prometedor repunte más allá de US$ 2.000".